DENDRICIDAS CON GORRA DE PLATO
Tiempos
sectarios homicidas suicidas
Dendricidas
hacha en mano
Arma al brazo
el corazón violento
Ignorancia en
los ojos purulentos
Odio rancio
del cainismo toral
Paseo triunfal
Sebe de mis
sueños y letargos
Rumiaba granzas
en la linde la vaca abuela
Lento pasar de
tardes en soledad
Al macelo la
llevan
Cabañas
destruidas, hórreos derribados
El hacha del
verdugo
Brillaban
iscariotes y sicarios
Los ojos
furibundos del sheriff
Con gorra de
plato
Paso a la
autoridad
Era el camino
de mi abuelo
Aquí estaba el
carvayo que plantó el general al venir de Cuba
Es monte
sagrado
El mi castañar
No escuchan,
no entienden
No se dan a
razones
Alguaciles
corchetes
Conmilitones
de mi desdicha
Era el camino
real
No se hable
más
Ni Tinin ni
Rosa verán ya más pasar al tren de quintos
Adiós, Rosa
Adiós, Tinin
Adiós, Cordera
El paraíso
convertido en solar tronzado
Me da coraje
tanta devastación inane
De los
pirómanos el monte
Tueros y ramas
desparramados
Y una risa
atroz de esos fulanos
Que liquidaron
el herrén
Este era mi
edén
Dormí por el
verano siestas
A la sombra
del laurel
Valiente
comitiva
Daca la cola
asturiano
Druidas
marchan por el camino de Santiago
Ya no pasarán
romeros
Peregrinos de
calabaza y bordón
Buscan el
chigre de los borrachos
Tronzaron el
roble que tenía quinientos años
Sentí chillar
la sierra mecánica
En el
desasosiego de la matinada de orvallo
Un matarife,
un guindilla
Alto cargo
municipal
De sangre
espesa
Dirigía la
operación devastadora
Dos corchetes,
un alguacil
Sólo faltaba
la guardia civil
Dos aldeanos
de la braña
Tres putas y
un boticario
Yo no salí calella abaixo
Temiendo mal
fario
Que si los
cojo los capo
La güestia anidaba en el bosque
En cuyas ramas
cantaba la curuxia
Pero una
tercerola que trajo Pepín de Ramona de la Guerra civil temblaba en mi mano
No salgas,
hermano
Que te buscas
ruina
Y no salí
Quieto quedé
tras el muro
Y una flecha
boca abajo
Los tres
dendricidas
Estaban
mamados
Desde mi
alcoba
Vi brillar en
sus pupilas un furor satánico.
Las comadres
de la cigüa con sus escobas
Por el cielo
de la bahía volaban alto
Eran los
mismos que el otro día pegaron fuego a los eucaliptos de la Rondiella
Hoy siento en
mi corazón el halito trágico
Del verde que
no crecerá y de las ramas que no nacerán
De los
enamorados que entonarán
Canciones del
bosque animado
Ni escribirán
sus nombres firmando un corazón
Sobre la
corteza del sauce
Donde la noche
se vestía de largo
Sea mi llanto
por el abedular arrasado en cemento
Por los nidos
destruidos
Por los
ruiseñores que volaron
Por las tardes
de folixia
Por los
cuentos
Y las consejas
de aparecidos
Los tres
leñadores borrachos
Las putas mala
cara
Enseñando las
tetas y el ratu
Tardes
soporíferas ante el televisor
Todo lo dan de
balde menos amor
Jiferos y
matachines de la arboleda
Gente procaz y
salaz
Montera picona
y mala hostia
Asesinos del
paisaje
Profanaron mi
huerto
Forajidos
bajaron del monte
Que será
pronto campo del alfarero
Donde Judas se
ahorcó
Desparramó
treinta denarios
Y reventó
Cual lagarto
de Jaén
Las vísceras
por el suelo
Déle Dios mal
galardón
Yahvé castigué
al malvado
La savia de
estos árboles eran mi sangre
Hoy sentí la
muerte un poco
Cuando el
asesino segur acabó
Con la vida
del roble y del laurel sagrado
De Villazón
Mueren las
sebes
Llora el campo
Es un plañir
vegetal
Lágrimas de lluvia.
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