2022-11-09

 

ARÉVALO Y ALMA

 

Uno vuelve siempre a Arévalo, villa castellana que nunca tuvo obispo. Pero por estas calles tranquilas correteó la Reina Niña la gran Isabel de Castilla. Arévalo y alma. Busco la huella de los versos de mi amigo Elías. En la plaza del Arrabal aura de ciudad tranquila. El cojo de Mamblas ya no está. Era mi amigo el falangista al que hirieron en la pierna en Brunete nada más llegar. Dios guarde su alma. Decía que había que quemar todos los libros pues vaya. Eso no lo hacían sólo los nazis. Almenaras de libros también ahora, dicen que hay libertad. Yesca de un brasero espiritual. Hoy la quema de libros y de ideas se está haciendo de forma solapada y sutil. Comunistas de guante blanco que han sustituido el control de los medios de producción con el de los medios de comunicación. Tanto noticia, como novela, o libro será lo que tú quieres que sea, patrón. Y todo gira en torno al monotema que no solamente es una obsesión sino una nueva religión. Por eso me llego hasta Arévalo flor de Castilla (el que Castilla ha de vencer Arévalo de su parte ha de tener) Y Olmedo y Medina. Arco de Alcocer, la vieja alcaicería, arco de los puestos, fielato de los vendedores ambulantes, hoy mucho gitano. Soledades de la calleja que va a dar a la iglesia de San Juan. No me acerqué a la iglesia mozárabe. Corren tiempos laicos pero en Santo Domingo la Virgen de las Angustias me recibe, tiene iglesia abierta y no sé si escuchará mis plegarias. De esta imagen era muy devota la Reina Niña y fueron arevalenses soldados los que colocaron en las almenas un avemaría. La Virgen de las angustias ganó Granada para la catolicidad y allí la veneran igual. La llaman la “Abuela” porque esta Virgen traspasada de dolores y de los siete cuchillos tiene cara de abuela sufrida que vio la muerte de su Hijo y de tantos hijos. Soledad de María. Soledades nuestras que tratamos de exorcizar con el buen vinillo y el tostón de la Pinilla. Arzones de los caballeros media lunas perdidas colgadas en la iglesia como exvotos, caños y fuentes de san Geroteo, el alma castellana. Quien en Castilla ha de vencer Arévalo de su parte ha de tener. El alma de Castilla como el mejor trigo siempre en las Morañas. Pero los nuevos comunistas son laicos aunque digan que van a misa no creen en nada. El dinero manda en las ideas. ¿Alma de Castilla donde te has desvanecido? Busco y no te encuentro.

 

LA RECTORAL DE SOTO Y EL SEÑOR CURA DE HARBIN

 

 El sol dora sus muros después de la lluvia del último día de junio. Puertas cerradas. Es una de aquellas casas de curato con una gran cuadra, buenas hechuras, con capacidad suficiente para albergar a un convento, pero dicen que, antes, fue hospital de peregrinos, bajo la advocación de San Roque, el que nos trajo el Mal Francés a lo largo de la ruta jacobea. Ya se sabe: pústulas, algunas llagas en la piel, que empezaban con una tumefacción rosa, y luego los miembros se descoyuntaban poco a poco, venía la artritis y la ceguera y los romeros cantaban:

 

- El perro de san Roque no tiene rabo, porque se lo ha comido Ramón Pintado.

 

 Ramón Pintado debió de ser un caballero de la corte del Rey que Rabio y bajó desde la dulce Francia cantando madrigales acompañándose de la zampoña. Luego la que pasa: los mesones, la ventera, las mozas de partido. Ser peregrino a Compostela era mucho pretexto para andar a correrla por esos caminos. Por Segovia cantan esto mismo a golpes de jota:

-Arrimate, niña, que soy san Roque, que si viene la peste que no te toque.

 

 

Son coplas de peregrino, que alaban al santo del mal gálico

  Hay una obra clave escrita por un inglés: Chaucer en sus cuentos de Cantorbery que nos cuenta lisa y llanamente lo que pasa. La mujer de Bath era una ninfómana que nunca se saturaba y caminaba escoltada por una cáfila de moscones. Juntos iban a venerar la tumba de Santo Tomás. Después otros emprendían el camino de Roma o de Jerusalén cuando se cegó la ruta hacia la Ciudad Santa cambiaron rumbo hacia el Oeste. Romeros a roma, palmeros a Jerusalén y peregrinos a Sant Yago. Compostela era el objetivo. El Calixtino nos habla de la cruda realidad del romeral. Recomendando a los caminantes que se abstuviesen de viajar por el las vascongadas porque allá los lugareños estaban en estado semisalvaje. Fornicaban con sus yeguas y con sus burras y algunos hasta le hacían el agujero a una gallina. En este lazareto situado en uno de los valles más amenos de Asturias, el de las lejanas Luiñas – buenos pueblos pero no tan buena gente- veo la sombra del señor cura de Harbin, el protagonista de aquel cuento tan hermoso que leí en mi infancia, autor Armando Palacio Valdés. Se trataba de un arcipreste bastante sencillo e ignorante. La parroquia se reía de él todo lo que les daba la gana y le tomaban el pelo a causa de un jamelgo que tenía que era muy viejo y lleno de mataduras:

 

-Señor cura, ya es hora de que vaya pensando en cambiar la montura.

 

 Y tanta tabarra le dieron con el tema, que un buen día optó el clérigo por ir a la feria del Boñar a vender su jumento. Lo dio en seis reales a unos gitanos. Volvió triste porque aquel caballo había sido el amigo de su vida, casi el único que tenía, y no se encontraba sin él. Así que al año siguiente decidió volver al Boñar por san Andrés y compró otro caballo más joven negro zaino de buena alzada y fino de cabos. Fiado de su buena apariencia pagó por él veinte duras y regresó al pueblo tan contento. Pero a veces las apariencias engañan y nada es lo que parece. Cuando iban acercándose al lugar el arcipreste notó que su rocín inició un leve trote y se encaminó sin necesidad de rienda ni espuela hacia la cuadra. El buen cura empezó a sospechar y notó como una mancha en el borrén. Con la almohaza empezó a limpiarle y a medida que calcaba el cepillo por los ijares la mancha se agrandaba y el color negro zaino se tornaba entrecano. Alarma. Había comprado el mismo caballo que fue a vender al Boñar el año antes. Enterados los de la aldea no cesaban de cachondearse y decía con sorna:

 

-Velay, al potro del señor cura.

 

 En la feria del Boñar le habían dado gato por liebre a nuestro bendito vicario que aceptó el engaño con melancolía. Amo y caballo murieron, de viejos, a los pocos meses casi al mismo tiempo. Cuando paso por la rectoral de Soto de Luiña, yo me acuerdo del pobre cura que vivió en este enorme caserón de casi treinta habitaciones para él solo. La historia de los curas fracasados, pero bondadosos y humanos, me conmueve mucho más que las de los papas poderosos, cardenales, prelados obispos y arzobispos en la cresta de la ola, o la de muchos que pasaron por santos. Ya lo dice el refrán: de dinero y santidad la metá de la metá

 

Tablares y ceguas

 

Hablen otros del gobierno el mundo y sus monarquías. Las cortes eran ayer jaula de grillos. Yo cultivo mi huerto, aliño los tablares, echo el cucho; me estoy refiriendo la máxima astur de mucho puede Dios, mucho puede el cucho, pero más puede el cucho. A dios rogando y con el mazo dándoles a algunos entre los morros. ¿Cómo abonar esta tierra negra tan española democráticamente en barbecho? Con la que está cayendo y nosotros mirándonos al ombligo Aforrémonos a la besana que no se tuerza la reja ni haga extraños la mancera. Guirigays griteríos y voceras y luego los padres de la patria se lo llevan crudo. Vino la cegua y con sus ampulosos vestidos fantasmales aburre a la parroquia. Todo ya está muy visto pero me gusta Sánchez, tiene un aire de Gary Cooper, solo ante el peligro. Rajoy es un gallego a la deriva. Parlemos de economía. Su tancredismo me enerva pero le dejo la vez a Felipillo  Colodra alias “Portales y Carrozas” (kolodiets) que se explique al respecto y lo hará mejor que yo que para eso fue del KGB y ahora escribe en un periódico de la CIA, puro transformismo. Estos cielos cinerarios de febrero traen sobre Madrid pésimos barruntos. Yo a lo mío con el almocafre el pico la pala y el gario duro que te pego. Los tablares me han salido de libro que ni con tiralíneas. Emulo de Columela la agricultura no se me dio mal. Tampoco la literatura. Soy peligroso detrás de una máquina de escribir, hago mi guerra. Es la cólera del español sentado. El pensamiento no delinque decía Joaquín Costa. Ahora por lo visto sí. En Ucrania expulsan y matan periodistas. Bonito concepto de la libertad de expresión del “Rey de Chocolate” que la va armar gorda. Ceguas y ciguas fantasmones subiendo y bajando por la carrera de San Jerónimo. Los leones de las Cortes lloran de aburrimiento. He de reformar mis hábitos edáficos, pero a mí la mala leche me da un hambre canina. Pago mi furor mi desaliento y acaso mis inseguridades con el frigorífico. Algo vale que es Cuaresma ya. Antes no ayunábamos, teníamos los hispanos bula, pescado los viernes, pero los moros se han puesto tan pesados e importantes con el Ramadán que no hemos de dejarlos los cristianos que nos enmienden la plana. Me siento como un barco recién carenado. Lo malo la barriga. Soy un joven de 70 años. Quiero un vientre plano para triunfar.  Y una cara bonita y seductora que seduzca a las señoras y contabilice votos. Todo se andará.

EL TRABUCO DE LUIS CANDELAS

 

ESPADISTAS Y ZORONGOS

 

 

La política hoy por hoy es un saladero de pícaros de los que abrevaban antaño en cabe las gradas de San Felipe muy cerca de donde ahora rugen los leones de piedra de la carrera de San Jerónimo. Son nuestra fuerza de choque parlamentaria devengando dineros. Y danos y danos hasta que no te conozcamos. ¿Vuelven los tiempos del “Deseado” (¿guerras carlistas, proclamas, vicalvaradas, logias a tope y el pueblo ignaro y cretinizado gimiendo bajo el yugo de Olozaga, Espartero, Serrano y el general bonito? ¡Ah,… cuando Fernando VII usaba paletó ¡

Lo que sí es cierto es que han vuelto los espadistas, los secuaces de Luis Candelas al pairo de una dinastía que tuvo gafe para la Patria. Cunde el bandolerismo político   

Ataron de nuevo a la palestra los cofrades de la ganzúa y el berbiquí. Muy apersonados por la mañana y por la noche se ponen el antifaz. El trabuco de Luis Candelas se esconde tras la almibarada sonrisa de la chica de la tele que da el “parte” meteorológico. Avanza el virus. Tantos contagios. Tantos fallecidos. Es la melopea de los bustos parlantes. Oclocracia a todos los azimuts. ¿Oclocracia o falocracia? Tú no eres quien para decirme a mí a quien he de votar en los próximos comicios. Tenemos a Luis Candelas para rato. Se propagan los diálogos de besugos en las tertulias. Apunta el unicornio debajo del mandil. El bandolero más popular que dio la ciudad de Madrid, un “gato” legitimo de Lavapiés, estuvo protegido por la masonería. Tenía comprados a los jueces y era difícil que, tras sus golpes espectaculares, la policía le echara el guante. El esbardo de la gran osa y del Madroño, terror de los maridos, encandilaba a las gachís casadas, viudas y solteras… lo mismo le daba.

Debajo de la capa de Luis Candelas mi corazón amante vuela que vuela. Todo Madrid te está buscando para prenderte y yo te busco para quererte”, cantaba Concha Piquer. 

La plebe quiere mentiras, se alimenta de truculencias y busca esparcimientos baratos, panem et circenses o lo que dijo san Jerónimo vulgus vult decipi (al populacho que no le digan las verdades, cuando pintan bastos en tiempos de peste y de guerra la Constitución de Cádiz dividió a los españoles en dos bandos).

Hay algunos que dirimen la magna cuestión: quien ostentará el titulo de la princesa del pueblo: ¿Belén Esteban o la ministra Irene –muévete despacito querida Irene que ya me viene −  la cual funge como “cuya” del Coletas? Interesan cuestiones sobre todo de la pospierna y de la entrepierna en el Avapiés. Cinglan amenazas los vientos de la corte. Pero ya no llega el “Deseado”. Se fugó con una rubia que no era ni maja ni chispera y había que hacerle el amor en alemán o en inglés. Su tatarabuelo tenía inclinaciones más castizas. Saltó el tálamo regio la Lola la Naranjera mientras Goya se zumbaba a doña María Teresa Álvarez de Toledo y Silva duquesa de Alba y maja desnuda cuando el Avapiés no era un aduar de norteafricanos. El Rubio nos homologó con Europa pero somos mucho menos castizos y hemos perdido españolidad.

A Fernando le llamaban el Napias y a éste el Rey Pasmado. Lo mismo da que entre bribones y borbones anda el juego. Truenos que atruenan contra los tronos. Adios mis pavos. Siguiendo la comparanza los émulos de Luis Candelas ya no asaltan diligencias. Dieron el salto a la política y se fugan al Mar de la China con los dineros del Colegio de Huérfanos, van para Andorra con sacas de billetes, o trasfieren a Suiza sus grandes emolumentos fruto del estelionato, el peculado y la coacción. El pobre Luis Candelas vuela que vuela.

Al bandolero lo colgaron en la picota de la puerta Toledo. Era un bandido generoso, un pardillo al lado de estos buitres leonados y el cervantino Ginés de Pasamonte, una hermana de la caridad, le quitaba a los ricos la saboneta (“peluco”) de bolsillo o el anillo de piedras preciosas a la marquesa para dárselo a los pobres. Pero yo no estoy hoy para paranomasias ni paralelismos. Me pongo a cantar por lo bajini la vieja copla que fue el numero uno en el hit parade de 1823

Ya viene ronda arriba

Ya viene andando

La calesa del Rey Fernando

O bien me planto en jarras los pies en escuadra y canto una copla de la guerra de la independencia

Virgen de Atocha

Dame un trabuco

Para matar franceses y mamelucos

Marqués de la Romana

Por Dios te pido que eches a los franchutes

De Ciudad Rodrigo

Marques de la Romana

Por Dios te ruego

Que eches a los franceses

A sangre y fuego

Todos aquellos regios escopeteros y bravos soldados, guerrilleros patriotas, han desaparecido del mapa. Pero han quedado los jueces para meternos en chirona. Hoy puedes ir a la cárcel por pensar distinto bajo la impugnación de conspiranoico. Entonces te ahorcaban. Algo debemos de haber mejorado, pero el símil opera parecido. Contamos con soldados de la UME, no para pegar tiros sino para poner inyecciones, tenemos unos curas solidarios a los que les interesa, como a la masonería Escocesa, sólo el hic et nunc  del bienestar material y no el más allá, y un monarca que se bajó al moro tras pendonear con una corista.

Olfato no les falta.

El apéndice nasal, en su poderosa tarea de olfacción, conhorta al periodista y al político y es el aliento del espadista antes de dar el golpe. Ponle una vela a san Dimas, amparo de ladrones, tú, que allanaste mi morada, te llevaste mis joyas y mi honra. Nada de tiquismiquis. No hay moral.

España es una selva. Su filosofía es la del bosquimano.

Ahí están los hombres y las mujeres del bosque haciendo aspavientos, sumidos en la cultura de la queja cuando aquí lo que convendría es la acción directa. Con la pandemia les vino Dios a ver a estos émulos de Luis Candelas, que nos desgobiernan. Sálvese quien pueda. La bolsa o la vida. ¡Cuidadito, españoles, que os apañan la cartera todos esos compadres matuteros del periodismo oficioso y oficiante!

Anduvimos ojerosos enfermos de literatura, y ahora adolecemos de democracia y de Coramvobis y coramvirus. Estamos cara al sol y con el culo al aire.

Ojerosos y ociosos y en cuadrilla anduvimos por la existencia, zurupetos, hampones, chisperos dando vueltas a la fuente de Mariblanca. Nuestro sino es la conspiración.

Ha resucitado don Luis Candelas; su capa barre las calles de Madrid vuela que vuela. Aquel bandido generoso al que amaban todas las manolas murió de garrote vil en la picota del Puente Toledo una mañana de primavera de 1837. Sus últimas palabras fueron un brindis al sol. Dicen que dijo:

—Sed felices

 

 

 

 

CINCO SIGLOS DEL DIOSCÓRIDES

La farmacopea y la botánica tienen en el Segoviense a uno de sus epígonos. Esta obra de un sabio griego fue publicada por primera en parís en 1516. Dos años más tarde en 1518 y casi al mismo tiempo que la biblia políglota se imprime versión latina en Alcalá bajo la dirección de Nebrija que estaba encargado de la cátedra de botánica junto con la de retórica bajo el título de lexicón de medicamentos, pero el primero que lleva a cabo una versión castellana del celebre tratado fue Andrés Laguna trasladándolo del griego y abordando materias ya contempladas por Galeno, Plinio, Lineo y Aristóteles. Y otras hierbas. Todas las hierbas. Salpicón de electuarios, fórmulas mágicas, venenos y contravenenos, polvos mágicos como el cuerno de rinoceronte que todavía buscan y cazan en partes del África para afianzar la genética. El axioma es que a todo mal físico sigue un remedio en el reino vegetal, mineral o animal. En el herbolario existe la propiedad de un antídoto. La ciencia estriba en conocer su cualidad operativa y aplicarla al enfermo.  

Se trata principio rudimentario de la medicina cuando todavía no era inventada la física ni la química y mucho menos los rayos X.

Escrito en un castellano claro y elegante con mucha chispa y ese interés que atrapa, el cual recuerda por su elocuencia al Lazarillo al Viaje Turco o al Crotalón, nada farragoso y castizo que se lee con interés a cinco siglos de haber salido a la luz el Dioscorides, consta de un prologo o epístola nuncupatoria que maravilló a los toscos prácticos en medicina de aquel entonces y que aporta observaciones interesantes como por ejemplo cuando dice que el veneno de las víboras solo mata por inoculación pero es inocuo por vía oral… un gato que come almendras amargas revienta al poco, y lo mismo le ocurre al raposo… la cicuta mata al hombre pero hace revivir al estornino y otras muchas cosas peculiares que pueden resultar algo gracioso o sonar a superchería al hombre moderno pero  reveladoras de la gran pasión de este hombre por las plantas oficinales, sus experimentos, cocciones, alambiques y recetas.

El Dioscórides de Laguna se publicó en Amberes en la imprenta de Juan Latio en septiembre de 1555, utilizando como pauta de referencia los postulados complutenses de Antonio de Nebrija y otros galenos famosos de su tiempo en su mayor parte de origen hebreo. Papas reyes y emperadores cuando enferman piden ser atendidos por facultativos judíos. Laguna, aunque de origen converso se sentía profundamente católico. Ende más, a causa de sus convicciones cristianas tuvo un enfrentamiento con su maestro, el portugués Amato, un físico que impartía lecciones de Anatomía en Salamanca. Maestre Amato desde le púlpito hizo una defensa apasionada de la Ley Vieja y decía que el Nuevo Testamento era una fábula. Llegando a calificar a Europa como “infierno en la tierra”.

 No puede decirse del Dioscorides en sus tratamientos, diagnósticos quirúrgicos bestiales (a su autor le disgustaba la cirugía y prefería ser tenido por médico de cabecera) —cuando los cirujanos cortaban piernas y brazos a lo vivo— posean más vigencia que la curiosidad y la rareza, pero las apuntaciones tomadas del natural de su autor resultan interesantes. Y son base de aportación a la Medicina y la Farmacia.

¿Quién dijo que nunca hubo ciencia española?  El fuerte de Laguna es la farmacopea. Toda su vida se la pasó, estando ya en Paris ya en Londres en Metz o en Flandes o los alrededores de las ciudades por él visitadas cosechando plantas curativas. Conocía las propiedades de cada una. De chico iba a por moras a Tejadilla, que es un barbecho a las afueras de Segovia, lo cuenta en la Epístola Nuncupatoria, o en busca del espino blanco que se sigue majando en pequeñas dosis para aliviar a los pacientes de hipertensión o cortaba flores resineras por el Pinarillo donde estaba el osario o cementerio judío extramuros de Segovia o  recogiendo marjas por los zarzales del Valle de la Lastrillaque los muchachos cogen y las zamarriegas las ensartan y haciendo gavillas dellas las venden por las calles… la Rubia es muy conocida en aquellas partes (rubia victoria) principalmente en tierra Segovia, mi ciudad, donde hay tintoreros… Quiero pasar por alto, para salir adelante en mi empresa, cuantos, y cuán altos montes subí, cuantas cuestas bajé, arriscándome por barrancos y peligrosos despeñaderos, gastándome en el empeño buena parte de mi caudal”.

Su obra la empezó en Roma en 1554 y la completó en Amberes al año siguiente dedicándosela al príncipe de Asturias, Felipe II, fecha de su publicación, nos dice su biógrafo Teofilo Hernando

Los flagelos de aquella sociedad al final de la edad media y a las puertas del Renacimiento eran el hambre, la guerra y la peste bubónica que empezaba por una hinchazón en la ingle, fiebres altas, y… al hoyo a los pocos días.

Luego vendría la sífilis que Laguna no considera mal francés sino una importación ultramarina. “La portaban unas mujeres de acarreo, indias, que trajo en su barco Colón”.

Prescribe como tratamiento antiluético el palo santo, la quinina y el mercurio y los baños de vapor. Al hospital de Antón Martín regentado por los frailes de san Juan de Dios lo llamaban el hospital de la sabana blanca.

Se arrollaba el cuerpo de los pacientes en un lienzo recalentado con vapor y se les hacía sudar. Las lues no remitían con facilidad porque “¡la buba es muy tenaz y refractaria!" Así lo expresa en un verso Cristóbal de Castillejo ex cisterciense y soldado del emperador al que le pegó las purgaciones su novia vienesa:

“Mira que estoy encerrado

En una estufa metido

De amores arrepentido

De los tuyos confiado”

El autor de la Lozana Andaluza Francisco Delicado Baeza, un clérigo andaluz de la Peña de Martos murió por lo visto de dicha aflicción. En el Viaje a Turquía, abundando en esta materia, Urdemalas certifica que al visitar la ciudad de los papas encontró curas, obispos, cardenales y hetairas, tantas como beneficiados y clérigos, pues debían de ejercer a las puertas del Vaticano el oficio más antiguo del mundo cerca de trece mil rameras, venidas desde todos los rincones del universo al husmo del dinero y del poder.

Como afrodisíacos Laguna recomienda el bedelio, la hierbabuena, los mejillones, los huevos, la hiel de diversos animales, del gallo, en todo caso; el cuerno de rinoceronte que despierta la virtud genital y es bueno para los holgazanes y desganados en punto al sexo. La eselaria o diente de león con sus propiedades oclusivas serviría para componer virginidades perdidas (esta oración la tachó la censura) en tiempo de Laguna la ciencia y la religión no podían evadirse del fantasma de la fantasía y de la superstición. Muchos autores del siglo de Oro se burlan de los galenos “compadres de la sepultura abierta” les refiere Quevedo y Góngora: “buena orina buen color y cuatro higas al doctor”. La ruda es compañera de viaje de hechiceras y alcahuetas. Pero Laguna que también fue sacerdote y filosofo de lo que se ufana es de haber llegado en la vida a ser un buen médico de orina y pulso.

Su libro causó impacto y se registran muchas ediciones en toda Europa; era el libro de cabecera de los galenos y los boticarios.

Felipe II debió de ser un gran lector del Dioscorides porque fue un rey ecológico que lleno España de parques naturales (Escorial Valsaín Aranjuez, el Pardo) también conocía las hierbas oficinales el ínclito Rey Prudente.

PUCHERAZO EN LAS ELECCIONES MID TERM?

 LA PRENSA DE MOSCÚ INFORMA QUE BIDEN NO SOLTARÁ LA PRESA LAS URNAS FUERON

MANIPULADAS EN CONTRA DE TRUMP EN WASHINGTON MANDAN LOS SATANISTAS BIDEL PELOSI HARRIS Y LA PLANA MAYOR DEL PENTAGONO DIRIGIDA POR JUDÍOS

COMO HEROE DE RUSIA EN LA CATEDRAL DE CRISTO SALVADOR SE DESPICIÓ AL CAPELLÁN CASTRENSE MUERTO CUANDO ADMINISTRABA LOS SACRAMENTOS A UN MORIBUNDO

 

El arcipreste Mikhail Vasilyev se despidió de la Catedral de Cristo Salvador

Murió en una zona de operaciones militares especiales. El día anterior, por decreto del jefe de estado, el clérigo recibió póstumamente el título de Héroe de Rusia por el coraje y el heroísmo mostrados en el cumplimiento del deber cívico. Mikhail Vasiliev era el rector del metochion patriarcal en la sede de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, lo llamaban el "sacerdote de aterrizaje".