CONTRA EL CELIBATO Y
EL ESCÁNDALO
Una nueva peregrinación
a Canosa. El Papa viaja a Alemania y en Erfurt patria de Lutero se
reúne con el gran imán y el gran rabino, abraza al obispo
protestante. Ah Lutero un fraile genial que en su crítica al papado
en sus 99 tesis hincadas a las puertas nieladas de la catedral de
Wittemberg la “clavó” pero estaba poseído del diablo. Su
rebelión hizo correr la sangre por los campos de batallas de Europa
en absurdas guerras de religión. Era verdad: la primacía del obispo
de Roma era un convencionalismo y como tal no está en los Santos
Evangelios. Obedeció a las exigencias políticas de Carlomagno
fundador del Sacro Imperio. San Juan de Letrán era una corte pagana
donde pululaban cardenales simoníacos y de donde venían los
bulderos a predicar las Indulgencias. Con dinero podía comprarse
vida eterna. Roma nido de efebos y de meretrices. Este agustino
imbuido de esa soberbia típica de los eclesiástico, ese corazón de
piedra ante las miserias humanas, llevaba razón en el fondo. Erró
en las formas. Desnudó los altares y obnubilado por las epístolas
de San Pablo quiso reformar la Iglesia a palo seco. Nuda Escritura.
No sabía que el depósito de la fe es obra de la tradición, de los
cantos, de la belleza, de la arquitectura, de los misales, de las
epactas y de los ornamentos.
CATALINA BORA
Sin misterio no
hay religión. Creía que Dios era alemán y al introducir la lengua
vernácula en el ritual el protestantismo ganó eficiencia pero
perdió universalidad. Hoy arde en el infierno en compañía de
Catalina Bora la monja a la que amó y otros heresiarcas: Calvino,
Zwinglio, Enrique VIII. Alemania otra vez. Los españoles mandamos
nuestros tercios a Flandes y con nuestra sangre bajo el cetro y la
espada de Cesar efundimos con generosidad nuestra sangre para
defender al papa de las rapacidades del elector de Sajonia y aquellos
malditos frailes. Pero Lutero puso el dedo en la llaga. Su orgullo le
obnubiló, desconocía que había otra Iglesia legitima heredera de
los apóstoles que cantaba los kyries en Constantinopla y el turco la
degolló. El heresiarca de Erfurt fue demasiado lejos. Hoy esa
Iglesia que está viva en Rusia, en el Este y en todo oriente medio
puede ser la salvación de una Roma que acusa el pavor de la
deserción, de los seminarios vacíos, las feligresías que menguan y
de los jóvenes alejados de la Iglesia, aparte de los escándalos
sexuales que vamos a tratar aquí y que abordo en mi libro “Seminario
vacío: los pecados mortales de la Iglesia”.
Creo que la primera autoridad del catolicismo me está dando la
razón.
La solución no está
en la infalibilidad papal, el dogmatismo, sino la vuelta al
episcopado, la dirección colegiada, la renovación litúrgica y un
acto de contrición. Volver a la sencillez y grandeza del Credo
Niceo. Nuestro símbolo de la fe. Suprimir las conferencias
episcopales y resucitar el concilio o los sinodales magistral fórmula
de administración jurídico que los ortodoxos conservan al igual que
la liturgia en todo su esplendor y de símbolos sacramentales. Un
regreso al protestantismo o la vuelta a la sinagoga que han
preconizado los dos últimos obispos de Roma puede ser un germen de
destrucción ocasionada por la macrocefalia (una cabeza muy grande y
un cuerpo pequeñito y menguante) y es que la Iglesia romana se ha
politizado en demasía. Ama demasiado el poder desde el culto a la
personalidad, del rebozo mediático y el afán de dineros.
CORRUPTELAS
Nunca habla de
Jesucristo este pontífice, aunque en sus discursos de vez en cuando
suelta caer la palabra dios. ¿Es el bueno de Benedicto 16 un
panteísta? Tampoco ni una mera alusión ni de pasada a los
escándalos- en Alemania fueron una plaga ocasiónate de la gran
desbandada precisamente cuando Ratzinger era arzobispo de Colonia- de
los delitos sexuales:Corrupción de menores, homofilia ni al celibato
eclesial que es la asignatura pendiente del clero romano. Que
estigmatizaron a mucha gente, dejaron tarados de por vida a no pocos
seminaristas y monaguillos, sembraron el dolor y la tristeza en
infinidad de familias y fueron circunstancia desencadenante de
adulterios y de gestaciones interrumpidas por parte de los clérigos
y sus coimas. La jerarquía a este respecto barrió debajo de la
alfombra y utilizó la táctica del ocultamiento y del “hush up”.
Cuando el cura tenía un lío con una feligresa, sodomizaba al
sacristán o le bajaba las bragas en la sacristía a una monja el
obispo sencillamente se limitaba a mandar al interfecto a otra
parroquia. La soberbia, la hipocresía y la carencia de sentimientos
y de escrúpulos, la poca delicadeza, han sido los pecados mortales
de esta poderosa Iglesia tan poco acorde con las normas evangélicas.
Por eso su fundador alternaba con publicanos y pecadores y detestaba
a los piadosos a los que decían Señor, Señor y habló claro y
tajante: “es más difícil que un rico entre en el Reino que un
camello con dos jorobas pase por el ojo de una aguja”.
JERARCAS
De espaldas al Calvario
los jerarcas siempre estuvieron de parte del Gran Poder. Al menos, en
la edad media en muchas diócesis del Sacro Imperio se reclamaba a
los curas un “impuesto de putas”. Todos los curas tenían moza y
la famosa ama de llaves cumplía las funciones de mujer del párroco
sin tener necesidad de pasar por la vicaria. Juan Ruiz arcipreste de
Hita estuvo once años a la sombra en el penal eclesiástico de San
Torcaz por alzarse contra la imposición celibataria que incoara un
pontífice de Aviñon. “Monseñor, nos quita las buenas para que
nos vayamos con las malas” le escribió a su obispo.
“Ay de vosotros,
escribas y fariseos, que miráis la paja en el ojo ajeno y no veis la
viga en el vuestro”. Todos recordamos aquel chiste que se contaba
en las fiestas de los pueblos. Llegó un obispo en visita pastoral e
inspeccionando la casa rectoral donde vivía el arcipreste de aquel
lugar no vio más que una cama grande de matrimonio. ¿ Cómo es eso,
Dionisio que aquí hay únicamente un lecho para dos? Inquirió el
prelado y don Dionisio con todo su candor le dijo: “No se preocupe
su Ilustrísima. Ponemos una tabla entre medias de separación”.
“¿Y qué hacen cuando viene la tentación?”. “Pues quitamos la
tabla. No hay problema”.
Hubertus Mynarek
un cura alemán secularizado cuenta en su libro “eros y clero” la
gran desbandada que se produjo en toda Europa después del concilio.
Unos 400000 sacerdotes colgaron los hábitos. La causa principal, que
la mayor parte no pudo atenerse a las leyes de la continencia. El
celibato-declara Mynarek- contradice la ley natural. Engendrar,
procrear obedece al código genético de las hormonas del hombre
pecador. Pero la continencia impuesta a los sacerdotes-funcionarios
es artificial. Una estipulación disciplinaria convencional.
Concretamente el canon 2368 del Iuris
Canonici.
Jesucristo nunca habló
del sexo. Sólo condenó el pecado de escándalo y dijo que el que
abandona al padre, a la madre o a la esposa para seguirle ganaría un
puesto en el reino de los cielos.
Castrarse por
amor a Cristo y en busca de la perfección es una virtud heroica
asequible a muy pocos. El premio de los que abrazando la utopía
andan a la procura del ideal. Sin embargo, la naturaleza humana
siempre lastrará el peso de la carne. Únicamente suele llegar en la
edad provecta. De ahí la sabia disposición de la primitiva de
ordenar presbíteros a hombres de alguna edad. Es lo que significa
“presbíteros” (ancianos) alguien que está más allá del
circulo de las pasiones. Sólo se puede servir al altar con un
corazón puro cuando haya pasado el ardor genésico. Por eso propongo
en mi libro que aquellos seminaristas de entonces pero imbuidos de la
juventud del salmo “Ad Deum qui
laetificat juventutem meam” pudieran
disfrutar de una alegre “vejentud”. Sería una manera de
devolverles la dignidad y la honra que les arrebataron.
NO LO HAN QUERIDO
RECONOCER
La iglesia
católica moderna no ha querido reconocerlo. Por lo que un voto de
continencia a los 22 años en un varón normal representa muchos
peligros. En el caso de los invertidos el sacerdocio siempre
constituyó un paraguas bajo el que se esconden homofílicos,
paidófilos, escribe Mynarek. Según este sacerdote alemán
secularizado, el confesionario por desgracia no es el tribunal de la
penitencia sino un rincón morboso donde se cuchichean asquerosidades
y una garita desde la cual ciertos confesores han caído en el
abominable pecado de la solicitación de sus confesadas. Conocí al
penitenciario de una antigua colegiata española cuyas inquisiciones
a sus penitentes sobre todo mujeres bordeaban la delectación
morbosa. Porque decía que no se peca en el mismo grado contra el
sexto mandamiento si tu novio te besa a rosca. La gravedad de materia
depende de los centímetros de lengua que el ardoroso amante
introduzca en la boca de su prójima y no es lo mismo un coito que se
realiza quitándose el sostén y el camisón o el acto se realiza a
pelo. Aquel confesor se sabía al dedillo el derecho canónigo pero
sus procacidades asustaban a muchas de sus pupilas. Para evitar el
asqueroso morbo que ofenden a la dignidad de una mujer no sería mala
cosa que el sacramento de la confesión fuese administrado por
diaconisas que sólo podrían absolver a mujeres. De la misma manera
que un policía masculino no cachea a una presunta delincuente, tarea
que suele realizarse por policías del genero femenino así grandes
males ocasionados en el confesionario podrían evitarse si los
varones “descargan el saco” con sacerdotes y las mujeres con
diaconizas. Ese cajón ha servido no pocas veces en lugar de
solicitación y del reclinatorio a la cama. Los curas polacos para
los que el celibato nunca representó gran problema ya que en aquel
país muchas señoras tienen a gala acostarse con un sacerdote y
darle un hijo aunque sea bastardo había tres palabras que orientaban
la vida de un párroco koreck
(el tapón de la botella) woreck
(los dineros del cepillo) y rozporek
(mujeres y sexo).
TRAUMAS
Estas deficiencias en
la orientación sexual y psicológica desencadenarían verdaderos
traumas en el alma de los que se educaron en colegios religiosos o
seminarios: complejos de culpa, hipertrofia, inseguridades de todo
tipo, una espiritualidad ñoña a fuer de ridícula, borracheras
místicas –no pocos de aquellos ex no pudieron superarlos y se
dieron al alcohol- neurosis eclesiógenas emanadas de la formación
recibida en el que la desviación del instinto generó válvulas de
sustitución, señala Mynarek.
Las heridas dejaron una cicatriz
indeleble. Y todo por esa obsesión sexual que fue el caldo de
cultivo de la mariconería en estos institutos de formación
religiosa. Un espacio cerrado con muchos adolescentes a los que les
explotan las neuronas y sus torrentes sanguíneos son un mar de
testosterona al faltar la hembra sienten la atracción efébica. Es
un hecho natural e insoslayable. En la iglesia antigua, dice el
autor, se desconocían tales aberraciones que son endémicas en la
iglesia actual. Y es que los cánones referentes al celibato nunca se
incoaron hasta el Concilio de Trento y aún así la norma fue
trasgredida abondo por muchos cleritos. De la masturbación y el
onanismo mejor no hablar.
SINEISACTENTUM
En la iglesia
primitiva, la hispano visigótica, la merovingia y la irlandesa los
sacerdotes no eran solteros y hasta los monjes del desierto para
aplacar el ardor de los sentidos, para no volverse locos y dejar la
vida eremita practicaban una especie de amor platónico el
sineisactentum
que consistía en permitir que una mujer les visitase en la cueva
siendo su compañera espiritual. San Jerónimo por ejemplo vivía con
una amiga. San Frutos se santificó en la Pedriza segoviana en
compañía de su hijo Valentin y su esposa Engracia. Hasta la
fundación de Montecasino y la llegada de los benedictinos en toda la
cristiandad los monasterios eran mixtos. Ocurrió en los cenobios
asturianos y de las Batuecas de rito hispano mozárabe como en
Liébana, Prámaro en San Martín de Luiña, San Martín de Oscos,
Pravia y todos los del “asturianum conventum”. Y se mantienen aun
hoy en Rusia que mantiene comunidades de orantes bastante
florecientes y algunas son mixtas. Y es que el cristianismo no es o
no debe ser un asunto de enaguas o de problemas de bragueta. Ahora
bien en sus prevenciones antifeministas – a la mujer no se la
empezó a dar importancia hasta el Renacimiento, los judíos y los
griegos decían que la mujer carecía de alma- acuñado en la máxima
escolástica mulieri non est credendum,
la Iglesia egoísta
y sabiamente se curó en salud y se libró de no pocos pleitos al
alejarlas del altar.
San Pablo el
fundador de todo esto mandaba callarlas en la sinagoga, Taceat
mulier en synagoga. Hablaba entonces el
apóstol como un hebreo helenizante.
¡Ay Eva! Por ti entró
el pecado en el mundo y ahí tenemos al padre Danielou eminente
teólogo que sufrió un infarto el año 1974 cuando subía las
escaleras de una casa de cita en el barrio de Pigalle. O al papa León
IX que murió “on the job” como dicen los ingleses. Casados o
solteros la cosa no tiene enmienda. Sólo nos salvará el amor. El
amor de Cristo. Eso es lo único importante. En esta tesis que le
llevó a la justificación por la fe Lutero tampoco andaba muy
descaminado de la verdad. Ojalá hubiese sido italiano en vez de un
alemanote de genio diabólico