2020-11-29

EL OPUS ATACA DE NUEVO

 

RODRIGO ROYO Y EL BANQUERO SIN PILILA

Antonio Parra

Hace un par de semanas murió Luis Vals Taberner banquero y antagonista del Establishement la gran novela de la transición que firma Rodrigo Royo periodista y escritor el gran ninguneado e ignorado. Cosas de la vida y de la muerte. La parca gran niveladora triturará en tría y expurgo de olvido los orígenes de una gran pendencia transformada en un proyecto de futuro que quiso poner en pie aquel gran periodista valenciano y español del que me cupo el honor de ser amigo, confidente y colaborador.

A cada uno ha puesto en su lugar. Creo que del amigo Vals, miembro honorario de la Obra, el banquero sin pilila pues mucha facha, muy soltero, mucho ruido y pocas nueces que invitaba a Carrillo a comer y le regalaba cohíbas de mil duros, y de niño meón, que una noche nos llevó de putas a Rodrigo y a mí para hablar de negocios y aquello fue el mayor gatillazo que vieron los siglos para desilusión de aquellas chicas de tarifa y buen culo pues resulta que aquel punto tenía voto de castidad y lo mismo que en el convidado de piedra daba el pego hace que cena y no cena etc., creo que no hablará nadie. Aun estoy temblando de lo que ocurrió aquella noche toledana. Aun se me parten las carnes al recordarlo.

Sin embargo, mucho me temo que Rodrigo Royo aunque las fuerzas oscuras hayan intentado borrar su memoria, su vida, la de una gran periodista llena de pasión, truculencias y sobresaltos, como su obra serán hitos de referencia en las facultades de periodismo.

Le llamábamos el Rorro cariñosamente porque bien mirado era un quijote un hombre solo en pugna contra las aspas inquebrantables del sistema. Estaba más sonado o al menos así nos lo parecía entonces que las maracas de Machín pero era un genio. Uno de los mejores periodistas y escritores que dio Valencia desde Blasco Ibáñez – Alcira era su pueblo creo recordar- y entregó a las prensas la novela que les adjunto y cuya lectura recomiendo. Prosas falangistas, ilusión revolucionaria pues la verdad sea dicha y mal que les pese a algunos mendas la revolución social no la hizo aquí ni don Carlitos Marx ni don Pablito Iglesias ni los fabianos ni los curas oiga. Ni la madre que les parió. Todo – ni un hogar sin lumbre ni un español sin pan, derecho al trabajo a una educación y a una seguridad social gratuita- vino de la mano de un señor de Valladolid que se llamaba José Antonio Girón.

El Rorro se empeñaba en conseguir para los españoles algo que tampoco tuvieron estos a lo largo de siglos de su azacaneada historia: la garantía y el derecho a una información veraz e independiente cuando todavía acariciábamos el sueño venidero y factible de una grande y libre y no ésta que no la conoce ni su comadrona.

Ay, amigo, topó con los poderes fácticos contra esas cien familias de los poderes fácticos que han regentado los designios de este pobre país que le pusieron la proa y nuestra nave se fue a pique. La culpa la tuvieron aquellos banqueros sin pilila, podridos de dinero que viajaban a Suiza con maletines cargados de fajos de billetes. Fuimos los primeros en denunciar la corrupción del caso MATESA y los escándalos del gas natural que ha hecho que edificios enteros de la Ciudad Condal hayan estado saltando por los aires. Todo a resultas de un pufo.

Yo te pongo el gas y tú me das a mi comisión. El gas que te voy a instalar es de cota baja por lo que puede haber fugas y desequilibrios en el suministro, pero eso no importa aquí la pela es la pela que para eso somos catalanes. La descripción con aquel individuo del Paseo de Gracia, un usurero de Barcelona que se realiza minuciosamente entre las páginas 130 y 142 de la novela “El Establishment” son verdaderamente antológicas. Nadie ni el propio Dickens siquiera ha conseguido plasmar con tanta solercia descriptiva y vividura lo que es un Shylock. Banquetes de catalanes, meriendas de negros, conjuras judías que desde Barcelona y desde el tiempo de los Reyes Católicos puesto que lo del Descubrimiento e incluso la Expulsión de los hebreos el año 1492 no fue más que una pendencia entre diferentes capillas del pueblo electo vienen disparándose contra la línea de flotación de esta barca de Pedro a la cual denominamos España.

No diga eso, don Verumtamen a ver si lo aspan. Pues eso no está permitido. Es positivamente incorrecto.

Por eso fundó SP porque concebía la vocación periodística como un servicio público al contribuyente, al pechero, a la ciudadanía según gusta ahora de llamar ZP a los compatriotas. Ese es un hijo de la Revolución francesa.

  • ¿Ciudadano cómo quieres morir?

  • Con cuchillas Revlon.

Su visión me produce cierta hilaridad y me hace recordar un famoso anuncio de hojas de afeitar de décadas atrás. La guillotina no ha parado de segar cabezas desde entonces. ¿Te acuerdas de cuando entonces? Uy como no me voy a acordar Pero ¡qué delito has cometido hostias! Pues ser un patriota y un compatriota. Has ido de legal por la vida y así le pinta a usted, don Verumtamen.

En esta novela narra su autor el proyecto y el fracaso del lanzamiento de un periódico en cuatricomía rotaplana composición en offset (se adelantó varios lustros al tiempo que le tocó vivir) el Compás que no es otro que el aludido SP que se tiraba en Guadalajara. Con la Iglesia hemos topado, Sancho. A Rodrigo le aplicaron los 999 números un 666 al revés de “Camino”.

San José María hizo el milagro de ponernos a todos al hilo y a la puta calle joder.

Desde entonces y siendo cristiano pues aquella inmensa duda no hizo reblandecerme sino afirmarme en los principios sólidos de mi fe sigo pensando que ese libro con el Evangelio tiene muy poco que ver. Pero España sigue doliéndome en el corazón como a mi maestro Rodrigo, Ibrahim Heredia el protagonista de esta novela un corazón generoso que abrió mis sendas y en alguno de cuyos personajes me he visto reconocido… José Ángel González “un escritor disparado hacia la consecución del Nóbel por la robustez cervantina de su prosa y la solidez de sus imágenes literarias” o Ambrosio Sánchez Gijón (Félix Ortega) cuyos artículos de tema nacional e internacional nada tienen que envidiar a los ensayos de Ortega y Gasset.

Félix escribía largo también y creo que fue el mejor de todos nosotros. Los que salimos de aquel vivero y de los que Royo hace mención: Iborra, Ángel Vilches, Julio Merino, Juan Pla, Calviño, Julian Ayesta, Dámaso Catalá, Perreta o Gaciño al que describe perfectamente con aquella su perilla de revolucionario ruso salido de alguna covachuiela del San Petersburgo de 1906. Porto, y hasta la Loli que era la hija de la señora de la limpieza y la telefonista que nos traía el café a aquel garaje destartalado de la calle Santiago Cordero en el barrio de los traperos del viejo Madrid cuatrocaminero donde estaba la redacción de SP.

Se me han quedado grabadas algunas escenas de la novela como aquella en el que el banquero Rueda (Vals Taberner) recibe a un colega en una habitación alfombrada de billetes de mil pesetas. Y te mandaba pisarlos para desbastarlos para que perdieran la humedad y adquiriesen pátina de antigüedad cuando estaban nuevos. “Se sabía –dice de Valls- el hombre más guapo de Europa y el mejor vestido”. Luego ni fu ni fa como quedó comprobado en la noche de alternes por los derrumbaderos de la Costa Fleming. El señor de la caja fuerte luego resulta que era un amo sin pilila. Cosas veredes.

Y algunas frases: “Le dolía ver el uso que se había hecho en el país de tanto esfuerzos tantas vidas ofrendadas a los buitres históricos de España”. También me reconozco en este pase: “Cuando estábamos en la ONU él lo pasaba a sus anchas. Tenía un despacho en el tercer piso del edificio azul, un despacho de corresponsal maravilloso con vistas al East River y al otro lado se podía ver Queens y el Bronx”. Seguí la misma senda que mi preceptor y yo también fui corresponsal en la ONU con un despacho con vistas al perfil urbano de New York. Que nos quiten lo bailado.

Lean por favor El Establishemt. Esta novela es un “must” como dicen los ingleses si quieren saber lo que está aconteciendo ahora mismo en nuestra desgraciada patria. Hay muchas maneras de destruir a un hombre y de matarle sin quitarle la vida. Se le cerca se le quitan los créditos se le retira la confianza y después el saludo. Queda acorralado y hecho un pelele hablando solo por las calles en medio del mundanal ruido.

Los conspiradores de ahora quizás tengan y no utilizan pistola como los nihilistas pero siguen matando a gente muy de guante blanco, eliminación sistemática del que incordia que va a parar a las horcas caudinas del gulag de la incorrección política. The beat goes on y las sacas del Madrid de antaño no han terminado en este Madrid de 2006 cosmopolita y brutalmente global. Va otra vez de banqueros catalanes y de asesinos que matan sin necesidad de pegarte un tiro y sin descomponer el gesto.

Pero son mucho más peligrosos que sus abuelos anarquistas. Y, además., Gastan chaquetas cruzadas y son miembros de la Obra..

Royo un valiente le quitó la máscara por una vez a la bestia sin rostro.

16/03/2006

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