2021-11-01

CRISTO JESUS GUSTABA DEL BUEN VINO QUISO QUEDARSE EN ÉL EUCARISTICO Y PERDONABA A LAS MUJERES CAIDAS

 

«Como demostró en Caná, Jesús amaba el buen vino»

Monjes Barroux vino
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“Como demostró en Caná, Jesús amaba el buen vino hasta el punto de convertirlo el día antes de su muerte, junto al pan, en una de las especies de la Eucaristía. Las innumerables referencias a la vid y al vino que marcan la Biblia demuestran bastante que un buen vino es como una oración de alabanza dirigida a Dios”. Son palabras del presidente de Academia del Vino de Francia, Jean-Robert Pitte, que recoge el medio católico Omnes.

En la región francesa de la Provenza-Alpes-Costa Azul, 50 kilómetros al noreste de Avignon, se encuentra la abadía de Santa María Magdalena del Barroux, conocido bastión del monacato tradicional.

Lo que sabe menos gente es que, además de ser una comunidad que celebra la liturgia a la antigua usanza, estos monjes franceses dedican parte de sus quehaceres a la elaboración del vino; una actividad, por otra parte, otrora estrechamente ligada a la vida monástica pero que, en la actualidad, ha sido abandonada en el mundo monacal francés.

En Le Barroux se han aliado con viticultores de la zona para producir los vinos Via Caritatis. “Es el espíritu de caridad el que está en el origen de estos vinos, en la medida en que los monjes se dieron cuenta de las dificultades que tenían los viticultores de la región; y movidos por un espíritu de caridad, en el sentido del ‘ágape’ evangélico, acudieron en ayuda de los viticultores”, explicó el director de Desarrollo de Via Caritatis, Gabriel Teissier, en una entrevista concedida a Omnes.

La historia se remonta a 1309, cuando el Papa Clemente V decidió plantar el primer viñedo papal, en la abadía benedictina de Groseau, en las laderas del Mont Ventoux. Los monjes ceden su abadía al Papa y se establecen en la vecina abadía de Sainte Madeleine, relata Teissier.

En 1970, más de 600 años después, los monjes benedictinos regresaron a la región y reconstruyeron una abadía de Saint Madeleine en Barroux, muy cerca de la antigua abadía.

Dom Gérard, el fundador de la abadía de Barroux ―alguien, por cierto, muy cercano a Marcel Lefebvre hasta que éste consagrara a cuatro obispos sin permiso de Roma en 1988―, quería que los monjes tuvieran una vida arraigada en el trabajo de la tierra, explica Teissier.

Por eso compraron tierras agrícolas alrededor de la nueva abadía y comenzaron a cultivarlas. Los principales cultivos de la región son la vid y el olivo, los monjes se convirtieron en viticultores pero también cultivaron aceitunas e hicieron un molino para hacer aceite, cuenta el director de Desarrollo. “Muchos amantes del vino les piden que aumenten su producción y desarrollen su distribución”, asegura.

Los religiosos se dieron cuenta de las grandes dificultades de los viticultores de la zona y les sugirieron unirse para hacer grandes vinos juntos, “bajo la dirección de Philippe Cambie, nombrado mejor enólogo del mundo en 2010 por Robert Parker. Esto son los vinos Via Caritatis”. Parker es uno de los críticos de vino más influyentes del mundo.

¿Por qué eligieron el nombre de Via Caritatis? “Es el espíritu de caridad el que está en el origen de estos vinos, en la medida en que los monjes, como decimos, se dieron cuenta de las dificultades que padecían los viticultores de la región”, dice Teissier a Omnes. “El mensaje de la Caridad es también el símbolo mismo del vino. De hecho, Dios eligió el vino como signo de su amor por los hombres”, añade.

Teissier confiesa que la actividad de Via Caritatis se ha visto particularmente afectada por la pandemia y por ello han lanzado una “operación de venta especial”, con el fin de compensar todas las ventas que no se pudieron realizar por las restricciones provocadas por el virus.

Los vinos elaborados por los monjes y sus vecinos viticultores son típicos del valle del Ródano, “con mucha fruta crujiente y golosa, y variedades de uva típicas del valle del Ródano Sur como Grenache, Syrah o Cardigan para los tintos o Clairette y La Rousanne en blanc, pero también tiene mucha frescura debido a la altitud de nuestro viñedo”, señala. “Esta frescura es realmente característica de nuestro terruño a pesar de que estamos a pocos kilómetros de Gigondas y Châteauneuf-du-Pape”, añade Teissier.

El director de Desarrollo del proyecto Via Caritatis asegura que exportan vinos a todos los continentes, pero especialmente en la propia Europa, Estados Unidos y también en Asia. Sin embargo, dice a Omnes, en España y Sudamérica están escasamente representados. “¡Buscamos buenos importadores en estas regiones para promover los vinos de la caridad!”, exclama.

Si alguien desea adquirir vinos de los monjes de Le Barroux puede hacerlo aquí.

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