PUBLICO “CARTAS A HELEN MI HIJA INGLESA” A QUIEN APENAS CONOCÍ
En la esitrorial
sevillana Puntorojo sale a la luz mi duodécimo libro. Son 241 paginas en hueso
y un álbum con fotos de una vida al final.
Traté de construir una
novela interior y me ha salido una satira. Se centra en una mujer que fue la
razón de mi existir, pero en lo angélico se oculta lo satánico y la tragedia: una
enfermedad del tiroides de Suzanne que me causó un mental break down (una
depresión de caballo),
Acto seguido, monté en
mi mini con unos cuantos libros y una guitarra y me volvía para España
abandonando mi casa en Edenthorpe y el empleo de profesor en un colegio del Yorkshire,
busqué trabajo en España, hice reportajes a todo lo que se movía y como
resultado a mi tesón conseguí el sueño de mi carrera ser corresponsal en
Londres.
Suzanne había mejorado milagrosamente de su cáncer
tiroideo y eso me animó a visitarla en Essex,
no me recibieron y con razón. Se lo pedí a la Virgen en medio de mi
desesperación y creo que Ella la curó. Llegué incluso en Lisieux, uno de los
santuarios que visité,ofreciendo mi vida a cambio de su curación del cáncer.
Este libro
son unos trenos convulsos de misereres y arrepentimientos, un esquema de
la locura, y un agradecimiento a la providencia que me salvó de tantos
peligros, pecador de mí. Flota sobre sus páginas el dolor de atrición. Contrito
estoy por haber sido un canalla.
De paso. Hago una crítica implacable al
feminismo torcaz que impide a los padres ver a sus hijos, siendo esto el origen
de muchísimas querellas e incluso de asesinatos. El matrimonio con Suzanne se disolvió
por la iglesia y ella obtuvo una orden de alejamiento.
La niña Helen fue
declarada bajo la protección del tribunal de menores. Ello significaba que no
se me permitiría verla pero mi ex renunció a la alimonia o gastos de
manutención. Porque yo era muy pobre.
Creo que una de las
razones del fracaso de mi matrimonio fue mi pobreza. Ella pertenecía a la high
class londinense y yo era un piernas, un pobre estudiante enamorado hasta la
patas. Creo que lo sigo estando. Pues el amor vence a la muerte.
Hechos calamitosos me llevaron
a contraer nupcias de nuevo por la iglesia en España. Ingresé, con ese
casamiento, en un infierno portátil, cámara de los horrores, suplicios,
desconsideraciones, desprecios e incluso cuernos, pero aquí estoy añorando
aquel amor inglés, que me hizo soñar, que me impulsó a escribir.
Helen hoy es una guapa puericultora que
trabaja en la mejor maternidad de la ciudad del Támesis y Suzanne un bellísima septuagenaria
con el pelo cano y su sonrisa arborescente.
God bless them both
Este último libro es
la cresta de un iceberg voluminoso de papeles inéditos. Llevo dándole a las
teclas más de sesenta años y aferrado a ellas moriré. Viva el amor, golpearé
con furia las veinticuatro redondas blancas que se llevarán mi postrer aliento.
miércoles, 03 de enero de 2024
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