2022-01-05

ADSUM ACÉRCATE DIACONO

 ACERCATE DIACONO (iste confesor I)

 

No bien había concluido sus abluciones en aquella fuente de tres caños, gluglú sedante e infinito bebiendo a morro, tragos que confortan las entrañas, tantas veces abrevada pero la sed no se le acababa, fuente inextinguible –había una cruz de piedra sobre el brocal- y de que despachara con buenas palabras al padre Cantamañanas  que se volvió a la gloria el hombre con las inflexiones y ladeamiento de los palomos cojos, bastante penitencia llevaba pero el querido reverendo padre jesuita se salvó a trancas y a barrancas, el que soba no mata, a dar a los ángeles puericantores sus dulces charlas vio otra sombra como la de un obispo vestido de pontifical pero este obispo gastaba barbas y sus ropajes y su capa pluvial recamadas de oro evidenciaban la pompa del rito oriental. Pudiera ser san Vicente. Pudiera ser san Atanasio. Pudiera ser san Nicolás en persona o pudiera ser el propio patriarca Alejo el que le impuso las ordenes sagradas una mañana alegre de mayo en Londinum, cruzó las estola sobre sus hombros y le dio la facultad para portar la eucaristía y salir con ella a bendecir con el humeral y las hijuela tras la puerta de los dones. Atar y desatar. Supo, y desde aquella imposición de manos, lo tuvo bien aprendido que nadie se puede atribuir sin blasfemia la potestad de representar a Cristo en la tierra, que el tufillo de la clerigalla católica es hediondo, cruel y malvado y que muchos diablos pululan por el Vaticano vestidos de cleriman o de sotana y que en el cupo los había ñoños, pederastas, maltratadotes del alma y que los obispos, alimentados de tocinillo, practicantes de una moral hipócrita, se habían hecho secuaces de la impostura, y él, recién ungido de diacono, iba en pos de las banderas de la verdad, que en Roma en los últimos papas había habido uno Pablo VI que murió loco o acaso endemoniado, que a su sucesor que sólo pontificó 29 días lo envenenaron y subió a la cátedra de san Pedro un polaco con maneras de gauletier nazi que iba a sustituir la religión de la Salvación por la del Holocausto, el que puso la Iglesia a los pies de los caballos. Él siguió muy de cerca las vicisitudes de aquel pontificado plagado de megalomanías y de una soberbia eclesial que desconocía fronteras. A su muerte vendría un bávaro de origen judío que había militado en las Juventudes Hitlerianas. Hablaba con una voz amanerada y muchos de su corte papal murmuraban si no tendía Su Santidad un poco de ramalazo. Fue cuando estalló el escándalo de los curas amariconados, efebofílicos y de grandes abusadores. El estigma de la mentira católica saltaría a la luz porque no se pueden ocultar de tapadillo las inclinaciones perversas. Leva de curas maltratadotes, abusones, camándulas, malas personas y gente poco de fiar. Él ya estuvo en autos de lo que pasaba porque había leído AMDG de don Ramón Pérez de Ayala. Narrando las vilezas que se cometían con los educandos en aquel internado de Gijón. Nunca le comprendieron, lo maltrataron y cuando fue a pedir ayuda le cerraron la puerta. Pero Cristo cuya ternura y misericordia eran infinitas se había apiadado de él y le había permitido acercarse a aquella fuente que restañaba su sed de amor hacia el género humano, mientras sus compañeros eran enviados a parroquias de la sierra donde tenían aventuras con la mujer de algún carretero o le tocaban la pilila a la rajita a algun niño/a de la catequesis. Cuando se enteraba el obispo todos a tapar tierra al asunto y el interfecto era trasladado de parroquia o lo enviaban a misiones.

¿Había o no había Purgatorio? Claro que no pero aquellos sufragios habían sido la vida de la iglesia desde los siglos medios. En el negocio de la muerte se instalaban los vivos.  Y, si alguien protestaba, decían:

-Las Animas Benditas se lo pagarán.

Había llegado la hora de hacer balance y de ajustar cuentas. De echar al anticristo y a la impostura que ocupaban el trono de la Iglesia.

 Aquel anciano de voz dulce  al darle la diaconía le había hecho participar de esa visión del mundo nuevo, de ese concepto de servicio y de entrega, que era el sacerdocio y que él ahora arrastraba en sus malos pasos por lupanares, tascas, mercadillos y hospitales. Fuerza de la gracia del Espíritu Santo que a veces va por arriba y a veces es dinamismo que no se ve pues va por abajo. Muchos son los llamados pocos los escogidos pero él había sido elegido. Pertenecía al Cenáculo. Estuvo en la fracción y metió la mano en la llaga. Ah Jerusalén, lejana abroquelada en sus normas y sus principios atada de pies y manos a las filacterias. No había tabernas para echar un trago, ni bailongos y discotecas, sólo templos y soldados con metralleta.

 Todo aquella serie de normas legalistas fariseas, todas aquellas trampas saduceas, que ataban a los seres humanos de pies y manos eran de lo que vivían los levitas y la corbona de las monedas de la ofrenda. Creían andar por la libertad y vivían encadenados no sólo a sus pasiones y a sus vicios sino también a sus mentiras y cambalaches perfectamente legales y democráticos. Sí, se lavaban las manos hasta setenta veces al día pero las tenían manchadas de sangre; rezaban la Shemá pero aquellas palabras al desgaire no eran la verdadera Shemá de Israel. Abrid Señor mis labios para que cante todos tus salmos. Yahvé apenado y dolorido miraba para otra parte ante las reverencias e inclinaciones de aquellos adulteras. Eran los que apedrearon a la pecadora. A Él quieren despeñarlo desde el pináculo de su sinagoga y eso que eran paisanos y conocidos ¿qué harían con Él si fueren extraños?

 En tonos tan escogidos como el ferial y el mayestático cantaban los himnos procesionales. En el unda maris de aquellas letanías venía después el paso y era nuestro querido profesor de Lógica el querido don Chespi alias Chepillas  o don William pues era inglés y había nacido en el mismo pueblo que el Cisne de Avon, no había perdido su acento cockney hablaba lanzando muchos perdigones y escupitajos mientras explicaba a Aristóteles. A los de los bancos de delante los ponía hechos unos cristos con sus silogismos que llegaban de rebaba.

-Eh todo ese banco de ahí atrás, a la calle. Cuando estamos en clase no se habla.

Eran cinco los filósofos y con las mismas cogieron el banco de madera a rastras fuera del aula y luego volvieron a entrar  tan campantes. A don Chespi se le escapó una maldición en su idioma nativo:

-You bloody bastards...[1]

Uno de los alumnos, Monteguí, que era judío o catalán, converso eso sí, no lo recuerdo a punto fijo y que hablaba perfectamente la lengua de don Chespi tratando de seguir el mamoneo se atrevió a decir:

-Sir what do you mean[2].

- pues quiere decir lo que oís y en castellano con todas las letras: vuestras madres, unas santas pero vosotros unos perfectos mamones.

Y siguió explicando el tema de la semana con los ojos inyectados de ira soltando una mansalva de perdigones. Los de adelante tuvieron que aguantar una lluvia dorada en medio de los silogismos, los corolarios, las proposiciones y los nego minorem subsumptam. Los de detrás estaban que se descojonaban. Para acabar su clase el inglés tuvo que hacer de tripas corazón y administrar la proverbial  flema británica en grandes cantidades pensando para sus adentros quizás qué hago yo aquí, por que me vine a este pueblo, abandonando mi religión anglicana a mis padres y a Mary mi girlfriend, la cual hasta que se murió no cesó de llamarme papista y traidor en sus cartas. Desde luego soy un romántico y tuve la desgracia de enamorarme de España, puta España, castles in spain, castillos en el aire, un atajo de tarugos y de fanáticos católicos, sois peores que los irlandeses, pero me enamoré de esta jodida ciudad y me ordené de presbítero, hice oposiciones a cátedras y saqué un beneficio en el coro, voy a cantar a las tres en el coro, si me echo la siesta o llego tarde, el racionero Bernardino que tiene muy mala leche me pone falta y me quedo sin estipendio. William esta noche no cenas en esta tierra de herejes. Con lo bien que hubieras estado tú en tu isla, hubieras podido ganar una cátedra en Cambridgre, tal vez la mitra de York o Canterbury… te dio por leer a Chesterton… te enfrascaste en los sermones del cardenal de Newman y  volviste a la fe romana... has coqueteado con la gran puta… fuiste a Roma a ganar el jubileo y por la plaza de san Pedro viste merodear al diablo disfrazada de meretriz... te vendieron la burra mal capada. Te pagaron sus favores con indulgencia... eres un iluso y tozudo como buen inglés…”. Y vuelta la burra de sus remordimientos. Se decía:

- “Pero que hago yo aquí domando  potros entre estos cafres, explicando lecciones que no entiende ni su padre y además no sirven para nada pues va a venir el concilio y todos estos libros, todas estas tesis ser carne de la hoguera y se acabó lo que se daba… y pa cuando me muera no quiero que me sepulten aquí entre inquisidores I am free thinker… bloody hell[3]. Ay infelice que mala pata”.  Creía que sólo le escuchaba su alzacuellos de canónigo pero Monteguí que poseía la alacridad y desfachatez de los de su raza pensaba que Chespillas estaba pensando cosas raras y le miraba con ojos burlones como diciendo:

-What are you thinking about, brother[4] ?

Los ojos del otro se entornaban al tiempo que le lanzaban excomuniones y anatemas:

-You fucking jew[5]

Luego. Cuando se le pasaba don Chespi el Inglés era un bendito de dios. Daba la vida por los hermanos. Gran parte de sus annatas iban a parar a los más pobres del barrio de San Lorenzo de san Esteban. Le escupían, lo acanteaban y lo sacaban en procesión y él iba subido a la tarima como si nada, sin rechistar cual oveja camino del matadero,  el manteo arrebujado junto al vientre escaso, pues como buen inglés era frugal, comía poco y no se zampaba las comilonas de sus colegas de coro en el Bernardino o en la Tropical que buenos cochinillos se zampaban aquellos tonsurados de capa y muceta y, sentado en su cátedra como si fuera un trono, dejaba que la comitiva integrada por siete seminaristas le portaba a hombros  cantándole de rechiflas el iste confesor en fabardón el Iste Confessor. Un cruciferario abría carrera por todo el aula portando la cruz alzada.

 Tras el venía fumándose un puro  de los buenos don Fausto toda la sotana constelada de medallas por la pechera con las cruces que le impuso Franco por méritos de guerra pues el querido profesor de filósofos había chupado toda la guerra como pacer de la columna de Castejón y tenía, amen de un cuerpo taladrado de metralla  y un patriotismo a prueba de bomba, una brillante hoja de servicios, se le cansaron las manos de bendecir a los moribundos y se le hundieron los brazos de tanto sacramentar novios de la muerte en Badajoz, en Garabitas, la Universitaria, Cerro Muriano. En Belchite, en Brunete donde le arrearon cuando estaba celebrando misa sobre los relejes de una tanqueta, con sus pies fatigados por el polvo y por la pólvora de aquella fratricida en la cual él creyó defender la causa de España y de Dios. Había sido capellán de la Quinta Bandera ungido a los valientes con el crisma y los oleos cristianos preparándolos para la muerte, a la que ellos en un arranque de heroísmo llamaban “fiel compañera”. Ahora enseñaba Metafísica en el seminario un poco a regañadientes y eso en sí en latín porque para él hasta el ama que le servía tenía que estar práctica en la lengua de Horacio...

 Se fumaba buenos vegueros e iba a confesar a los presos y a decirles misa a las monjas de San Plácido. Se le ladeaba un poco la cabeza y ya no miraba un paso al frente sino de través. No estaba tan seguro al paso que iba al mundo de sus convicciones antiguas. ¿Para qué le había servido ganar la guerra si los rojos con el apoyo de las logias y de los judíos volvían a mandar otra vez y estaban infiltrados hasta en el Vaticano? Se le parlaban los pulsos pensando y le rilaban un poco los dedos por las pejigueras del Parkinson pero como era creyente no se desesperaba, tal vez sería la voluntad divina. Hagamos de tripa corazón y no hay mal que por bien no venga le había oído decir al Caudillo una vez que éste le invitó al Pardo a una cacería.

 Le llamaban el cura rico las malas lenguas y no era rico sino en ciencia y en libros porque tenía una gran biblioteca el antiguo soldado. Consideraba que la pluma y la espada han de ir juntas por eso tenía tantos amigos militares y a su casa venían a verle algunos poetas locales como Quintanilla, buen vate que publicaba sus versos en el Adelantado.

 Le ofrecieron una mitra pero él no quiso ser obispo. Había sido buen cazador y dicen que a cazar con él en los campos de Traspinedo vinieron a acompañarle los generales Yague, Varela, Buruaga y otros muchos.

 Su confesionario –era el penitenciario de la diócesis- estaba lleno a todas horas porque tenía fama de ser penitenciario de manga ancha de haber batido el record de desechar a toda una bandera de la legión a en veinticinco minutos. Absolvía en menos que se persigna un cura loco. No hacían preguntas escabrosas a sus disciplinados ni daba charlas, no se arrimaba, ni acariciaba a los niños como el pobre Mañanas. A él no se le podía ir con mariconadas. A los hombres de voz bronca y velada por el tabaco les preguntaba por las semenceras, las maseras y las cosechas y si habían llegado ya las cigüeñas a los campanarios. El era el encargado de decir la misa de cazadores cuando aun no había despuntado el alba sobre la sombra alargada de la catedral que era como un gran ciprés de piedra labrada velando el sueño y la vida provinciana de los corobinos.

-Dicas dicas in sermone latino... Dicas enim.

-¿Qué hay que hacer don Fausto para hablar tan buen latín como usted?

-Pues fijarse mucho y hacerse con la gramática de Goñi y el diccionario de Miguel.

 Miguel Delibes figuraba entre sus amigos predilectos. Los viejos mutilados de guerra, los veteranos del Tercio venían a visitarle a su casa que estaba detrás de la cárcel y al verlos el canónigo se llevaba un alegrón.

-        ¿Cómo estas muchacho?

-        Algo viejo y achacoso, mi querido pater coronel–

-        ¿Y en qué compañía?

-        La plana mayor de la quinta bandera.

-        Ah sí, ahora que dices tu cara me suena.

Franco le había ascendido a coronel por méritos al valor. Tuvo la laureada a la punta de los dedos pero prefirió que se le dieran al corneta de su sección.

  Decía don Fausto que estaba hecho un cohete con mucha metralla en los entresijos pero siete tiros en el cuerpo y avanzando.

-        Así me gusta.

-        Oye te acuerdas cuando nos coparon los rojos en Teruel. Hacía un frío del carajo veinte bajo cero exactamente pero defendimos el seminario como jabatos. Ostias pero eres tú.

 Y el capellán castrense, al reconocer al antiguo camarada que salvó el pellejo y salió indemne del infierno de Teruel dejaba de ser el canónigo  bien asotanado que hablaba bajo canturreaba ante los becerros catedralicios y con gran prestigio en el cabildo de la santa iglesia mayor para convertirse en un guripa de tantos hablando recio y expresarse en la jerga del lenguaje cuartelero poco cultivado y sin melindres. Joder, ostias de puta padre. Su cagamento favorito era cagarse en los huevos de Mahoma y por esa jodida tendencia tuvo sus más y menos con el capitán Ahmed que mandaba el tabor de refuerzo cuando los regulares les hicieron el relevo.

- No diga mal de Profeta. Eso está muy feo.

-Pero no ves que no miro para el cielo y si no se mira para arriba los cagamentos carecen de categoría blasfema. Se convierten en simples tacos.

-Ya pero esas palabras suenan a sacrilegio en las orejas de un musulmán.

- Si no blasfemo contra Alá pero es que esos putos rojos nos están trayendo por la calle de la amargura, nos han matado está tarde a tres muchachos. Además me sale el mozo de la ribera del Duero. No sabes como nos cagamos en todo lo divino y lo humano por aquellos pater.

-Ya pero nuestros imanes no blasfeman como vosotros. En eso los moros os aventajamos a los cristianos.

-Pues llevas razón. También es verdad.

 El pater pidió perdón y el sacerdote católico  y el fervoroso defensor de Mahoma  donde las dan las toman se reconciliaron en un abrazo de paz. Alá que todo lo mira y todo lo protege desde arriba debió de mirar aquel de reconciliación con beneplácito. Aquí no hay moros ni cristianos. Hay los que luchan contra Dios y los que le defendemos porque lo amamos.

El cura y el capitán de regulares sacaban su petaca y se intercambiaban tabaco formulando sus buenos deseos para que aquel infierno de Teruel se acabase pronto.

-Tú volverás a tu jaima con tus mujeres y yo a mi catedral con mi ama que está sorda como un tapión y tiene mala leche pero que te va a hacer un cuscus de puta madre pues su padre sirvió en  la intendencia de Larache que te vas a chupar los dedos, mustafá.

 Don Fausto no llevaba armas, sólo un cristo clavado a su correaje. Se movía como una ardilla entre las posiciones, saltaba las trincheras y cruzaba las alambradas y las calles de Teruel sin desenfilada jugándose el tipo allá donde perecieron tantos en la plaza del Torico.

-        Ese cura tiene un par de cojones. Son muy finos oye.

-         De Valladolid. De donde son los pijos pero anda anda que a valientes nadie les va a la mano.

 En alguna ocasión menospreciando su pellejo saltó a los blocaos enemigos para confesar a algún soldadito moribundo de los rojos. Que tambien son españoles, españoles equivocaos ostias pero tambien españoles y si podía lo llevaba a rastras echándose al herido al hombro  como el buen pastor con la oveja descarriada a las espaldas o a rastras y lo pasaportaba hasta las líneas nacionales. En los fregaos en los sectores rojos se escuchaban ayes maldiciones pero tambien un ay virgen santísima y había algún combatiente que, herido, pedía confesión. Un cura. Un cura.

-Alto el fuego que venga don Fausto.

-Ahora mismo-

-Poned el bozal a los cañones, parad las ametralladoras, cesad el combate. Os enviamos al cura y vosotros nos mandáis una de esas milicianas tan cojonudas que sirven a ese maldito. ¿Vale el canje?

-Vale. Pero como nos hagais una encerrona os vais a enteras.

El comisario daba la orden;

- parad el fuego muchachos.

 Y aquellas treguas de Dios se intercambiaban comida, mujeres y tabaco y noticias de sus respecticvos pues para bochorno de la historia sucedía que a un lado y a otro estaban un hermano en un bando y un hermano en otro, un padre y un hijo, dos de un mismo pueblo el uno luchando por la republica y el otro por Franco.

Don Fausto, cansado, pues había visto mucho, y no se asustaba de nada y menos de los pecados que algunos creían muy gordos y a él le parecían menudencias disparos de un 635,  la pistola  que tira tiros de señoritas, él que estaba avezada a escuchar la música tremebunda de los organillos de Stalin o los  cañonazos del “Abuelo” una batería de costa que tenían los rojos defendiendo las posiciones de la universitaria los milicianos y que lanzaba peladillas que dejaba unos embudos de veinte metros. Pum. Pum. El silbido de las balas y el rasgar del aire de los pacos no eran lo que se dice música celestial. Los pecados de sus penitentes sí. Las mismas monsergas, la misma canción guerrera. “¿Y que me dicen estos? Que se la machacan cuando se les pone gordas, que se quieren tirar a la maricarmen la mujer del vecino, o si les aprieta el deseo montan a su pollina en la cuadra, la que se tira pedos. Los cagamentos que cuando se dicen no se mira al cielo no ofenden a Dios. Y dicen que van al baile a restregarse y arrimar el material, que juran y blasfeman que no van a misa los domingos, que en unas vísperas estando borrachos pincharon a un bravonel que les quería quitar la novia o se jactaba pregonando que las mozas de su pueblo Escarabajosa de Abajo eran mejores que las de Escarabajosa de Abajo. Celos y procelas. Tormentas en una taza de té… Y que le birlaron a un tendero toda la caja, que por una parcela y un mojón le metieron en el culo toda una perdigonada cuestión de lindes y demás perendengues. Y así sucesivamente. ¿Bueno y qué? Siempre fue así, nunca cambiamos.

-Reza tres avemarias al acostarte, hijo, propón tu enmienda y ahora di el señor mío Jesucristo.

.Acércate diacono.

-¿Qué? Adsum. Presente.

- Que no te vayas de putas que a ti, baranda, te gustan las faldas más que la leche que te dio tu madre. Hombre hay que sujetarse. Y ya sabes haz lo que yo para vencer la tentación. Si la dejas quince días ella te dejara un mes y si la dejas un mes ella te dejará un año y si la dejas un año ella a lo mejor ella te deja toda la vida. Ya sabes que las mujeres son el aguijón del diablo, el ventalle de Aquilón que cuando nos sopla nos derriba.

 No había sacerdote más casto ni tampoco más cachondo en toda la diócesis ni hombre más sano en muchas leguas a la redonda.

 Para evitar habladurías le sirvieron toda su vida amas de llaves viejas y tuertas muy poco agraciadas por lo general. Tampoco soportaba a los que se entregaban al amor de los efebos. Al capellán castrense no se le podía ir con mariconadas porque te echaba a puntapiés de su presencia. Luego se arrepentía y subía a tu cuarto y te pedía perdón.

- Me he pasado tres pueblos, estuve un poco fuerte,

Contigo; perdóname chaval y al irse dejaba un cigarro puro sobre el pupitre que uno se fumaba a escondidas en la camarilla,  el filosofo al que le había dado su padre y permiso para fumas pues don Fausto exquisito en sus gustos y limpio de alma bebía vino sólo de la ribera y fumaba lo mejor de Vuelta Abajo[6].

En la tarde de confesiones,  se retrepaba en la balda y pensaba en los haces de sus campos de Transpinedo, en sus viñas y en sus parvas en sus conejos y en sus liebres en sus trojes y en sus viñedos de albillo que daban muchas cantaras de vino del bueno, vino de la ribera. No escuchaba mucho al penitente con una oreja al penitente y la otra en sus galgos. Cuando confesaba pensaba irremisiblemente que mañana tenía que ir de caza. Porque todo era lo mismo. Los escrupulosos no podían confesarse con don Fausto porque les cortaba en seco, trataba a batacazos a las mujeres. Aquí no estoy yo para escuchar rollos ni para guardar perros señora. Si te pega su marido no sea tan puta y si se emborracha todas las noches, llévale por buen camino, hazle que vaya a misa y al rosario, que confiese y comulgue por pascua florida y si no, pues aguantoformo. El cielo es camino de abrojos. Aquí estamos siempre de duelo.

No en vano y acaso justamente ya en aquellos tiempos se había ganado el lauro de machista ya en aquellos tiempos cuando aun en el mundo el feminismo no había asomado la oreja ni había hecho acto de aparición lo que llaman violencia de género. Hoy no se opera con cloroformo ni es muy popular el aguantoformo. No nos aguantamos a nosotros mismos y claro así está el patio.

-        Acércate diacono.

-        Plakón[7]

 El había venido el dulce Jesús a liberarnos de todas las ataduras. Lo que atéis en la tierra será atado en el cielo y al que tú bendigas será inscrito en la nómina de los santos y al que maldigas réprobo será por todos los siglos. Le habló en ruso:

       -Diakon, prestupiti. Acércate diacono

       - Ya sdiej,gospodi. Estoy aquí, señor. Adsum

       - ¿Cómo es que te lavas?

       - No estoy limpio, patriarca.

El agua seguía manando, chorro de linfa, produciendo un sonido acariciador de brisas mañaneras y murmurios de rosario. Allá adentro en el templo mariano sonaban las melodías de la Salve. Cantaban cuatro viejas corobinas que habían madrugado para el rosario de la aurora que se celebraba todos los miércoles. Misterios gloriosos. Se escuchaban las codas rezagadas pero tiernas del Amante Jesús mío y Sálvme Virgen María.

 La madre de la belleza los presidía desde su camarín estatua siempre en pie como un perenne Akathistos[8]. Recibiendo las suplicas y quejas. De nuevo el turco estaba a las puertas de Constantinopla. Todo el Oeste era una ciudad alegre y confiada y estaba a las puertas de Moscú. El patriarca cabe el brocal de la fuente de allá venía para salvar a la iglesia. Habrá un tercer milenio. Los días de Roma la gran putana la gran embaucadora están contados pero la iglesia se salvará volviendo a sus esencias, a sus raíces apostólicas. Entretanto. Los malos cristianos seguían comiendo bebiendo fornicando servidores del vientre y sus halagos y, adoradores del rey de abajo que el de arriba nada sabemos, se entregaban a la buena vida y hacerse putadas unos a otros. Comamos y bebamos que mañana viviremos. Estaban todos muy preocupados todos de sus respectivos esqueletos olvidando que la carne es para la tierra y que la vida verdadera yace en los confines del espíritu.

La tranquilidad del aire mecía los pámpanos pues ya era a finales de verano... Arriba sobre las rocas grajeras las chovas iniciaban sus laudes saludando a la alborada. Desde alto de aquellas peñas encaramadas los impíos que en esta vida nunca faltan habían defenestrado a la Despernada pero la dulce Raquel a la que el sanedrín de Corobias acusaba de adulterio pidió a la Señora que la salvara. Una judía siempre tiene que echar una mano a otra judía y no era solo judía era tambien mujer formada del barro de Adán. Sopló Dios sobre el lemo y surgieron los senos amamantadores, el cabello hermoso y tentador, las piernas deslumbrantes, el bello púbico centinela del vientre y cancela de la pasión. En su boca puso sonrisas arrobadoras y una lengua falaz, melodiosa voz de Circe y las sirenas desde aquel día se peinaban entre las rocas llamando a los incautos marineros a la sima y puso también en su lengua devoradora de hombre el aguijón del escorpión y la sinuosidad de la serpiente. Eva se parecía unas veces a la animadora rubia de bote que en el salón de baile los domingos cantaba desde el estrado canciones americanas imitando a Marylyn Monroe y otras veces era la viva imagen de una vestal caladas sus túnicas transparentes técnica de paños mojados que ponía a los soldados de un regimiento de caballería alcalino como una moto

-Échelos bromuro en el agua mi capitán a ver si bajamos la fiebre. Si no, no va a haber quien lo resista. Joder.

-Eso digo yo. Joder.

Todo en ella era transparente y a la vez oculto como todo aquel que fue creado para el engaño y la seducción. Circe quería ponerle los cuernos a Queronte que remaba en su barca sin enterarse y cuanto más largo era el remo más barría para casa, los navegantes se anegaban en la laguna Estigia y la moneda que llevaban entre los dientes para pagar al barquero no les servía de nada. Unos se ahogaban profiriendo vivas a la republica y otros cantando el carasol y diciendo vivas a España...

Los mortales se sumergían en la laguna Estigia y al nacer eran condenados al Tártaro. Esa es la fija. Miguel mientras tanto pesaba las almas. Le seducía aquella visión. Era completamente nueva y maravillosa. Venus, según la versión pagana no brotó del barro como una campanilla de los caminos que florece en las riberas tras la lluvia, había nacido de las aguas y el Señor le dijo pare y la mujer parió hijos, muchos hijos y preparaba la comida y  hacía la colada pero la mujer probó del fruto del árbol prohibido y vinieron las voces, los gritos, los desengaños, los miedos, los recelos, las enfermedades que anunciaban la muerte y el hombre y la mujer perdieron el estado de gracia. Palo y mala vida. Parirás entre dolores... Pues vaya. Nos echaron a todos del paraíso y desde entonces a silbar a la vía y nos pusimos a cantar a coro las benditas estrofas de la Salve que nos describe como desterrados hijos de Eva que gemimos y lloramos en este valle de lágrima pero los impíos, los que ordenaron despeñar a la pobre Raquel, querían enmendarle la plana a Yahvé. Nada de enfermedades, nada de trabajos y trajeron móviles, ordenatas y utensilios que servían para incrementar su comunicabilidad pero los hombres y las mujeres sobre los que pesaba la maldición del pecado original estaban más solos, más incomunicados cada vez, desconfiaban unos de otros, la tecnología aportó mucho ocio, mucho parado y orates en las plazas públicas bustos parlantes o se iban al gimnasio a contaminarse de microbios mientras hacían músculo. Las cadenas quedaron inundadas de bellas locutoras  que contaban historias horribles con sus caras perfectas. Eran tan guapas como diabólicas. Anunciaban al Anticristo. Los sanedrines controlaban los discos duros de los bancos, de las magistraturas, de los silos nucleares y el mundo se llenó de sonidos de cajas registradoras, del llanto de las viudas de los guardias civiles asesinados, y de los estertóreas blasfemias de Luzbel proclamando su rebelión contra el Altísimo. Se enfrió la caridad, cundió el miedo entre los justos desparramados por el mundo o escondidos en sus agujeros. El que más chifla capador y allí sólo tenían derecho a voz y a voto la magna caterva de los hijos de puta que estafaban, engañaban, otra vez aquí la raza de víboras y de los sepulcros blanqueados copando los pulpitos, subiéndose a los estrados, escribiendo paginas y paginas que solo eran refritos de NYT e impartiendo por los micrófonos las consignas al oído. Todos eran la voz de su amo. Estaban vendiendo a España por treinta monedas. Sintió pena y rabia a la vez.

       -Acércate diacono

       -Adsum

       -Hoy hacen falta diáconos como tú.

       -¿Quiere  Su Beatitud que entonemos el Evangelio en fa bardón?

       -Eso es para eso te llamo.

       -Os asiste el numen del Espíritu. Os defiende la espada de san Miguel.

Y así la formula –diakon prestupiti- se repitió hasta tres veces según la norma de la vieja liturgia greco-bizantina y el diacono pudo entrar por la cancela de la puerta de los dones portando el pan y el vino que lavaron la culpa. Se le encogieron un poco los ánimos pues magna era la misión que le encomendaba el obispo. Nada menos que proclamar la verdad a unas gentes que se alimentan de mentiras, lleno de peligros y de testigos falsos. Pero bebió del agua de vida, le vino bien aquel lavacro después de una noche insomne rodeado de magdalenas y de moritas que suspiraban por el regreso a su tierra de la cual les desarmaron los desalmados que habían resucitado las viejas costumbres medievales de ominoso tributo de las cien doncellas o de la usura. Los del City Bank cobraban una tasa de atraso de hasta el 30 por ciento.

       -Si yo soy Lorenzo. Aquí está tu diacono

       -¿Podrás beber del cáliz que yo he de beber?

Sintió que aquella voz poderosa le convocaba a altos destinos y  se sentía casi sin fuerzas. Pero dicen que la fortuna ayuda a los audaces. Y como el aposto Pedro, que fue a Roma al encuentro de su martirio él subía a Corobias para ser crucificado.

 Vio gatear hasta los escarpes del alcázar la sombra de Judas. Bien sabía él que era demonólogo que al diablo le privan los pináculos, anda siempre por las chimeneas y por aquellos lugares donde observe sin ser visto. Ojo que las paredes oyen.

       -Pedro llévame contigo yo tambien quiero ser crucificado y que me pongan boca abajo pues no soy digno por mis pecados y negaciones de recibir la corona de pie sino al revés.

Tomó el nazareno y ya atravesaba los puentes de desafiantes tajamares del Rasemir y del Eresma mientras los impíos celebraban parlamento en lo alto de una peña sobre el caso de la adultera. Unos decían que arrojarla desde la cumbre del desfiladero y otros que arrastrarla de la cola de una yegua pero el más viejo de aquel concilio de Anases y Caifases aseveró suspender la ejecución hasta el día siguiente.

       -Hoy es sábado, hermanos, y no es bueno que en sábado se vierta sangre. Lo dice la Ley.

En estas estaban cuando el marido que se encontraba en el tribunal pues fue juez y parte que por lo visto se lo había montado con un capellán optó por la salida más expedita. Fue aquel Jacobo el que empujó a la pobre muchacha al vacío. Raquel amante de su capellán se había hecho cristiana y rezó a la Virgen mientras su marido la insultaba como un poseso…. Puta…. Puta fornicadora... recibe el castigo. Entonces bajaron los Ángeles y tendieron sus alas de pluma como colchón de salvación y la Despernada salió indemne, superó la ordalía. Resulta que era inocente. Desde aquel día aquel paraje se llama el de Esther o María del Salto que es así como lo conocemos los corobinos muy devotos siempre de la Madre de Dios. Ella vele los pasos del pueblo judío y procure su salvación. Mientras tanto los ángeles del cielo entre las melodías de las chovas y el reír de los jilgueros acometían el canto del Querubín que es bálsamo de añoranza del cielo a los que lo escuchan:

       -Diacono, acércate.

       -Da. Sí, señor, aquí me tienes.

Y en esto diciendo ya estaba ante la plaza del seminario, temblándole el alma de añoranza y de piedad.

(Continuará)

 



[1] Asquerosos hijos de puta.

[2] Eh señor profesor ¿qué nos quiere decir?

[3] Soy una mente libre... puto infierno

[4] Hermano ¿qué cosas piensas qué es lo que tramas?

[5] Tú puto judío follador.

[6] Vuelta Abajo región de Cuba famoso por la hoja de sus tabacos

[7] Plakón una inclinación que se hace hasta la cintura según el rito ortodoxo

[8] Akarhistos oficio de la Virgen que se canta de pieACERCATE DIACONO (iste confesor I)

 

No bien había concluido sus abluciones en aquella fuente de tres caños, gluglú sedante e infinito bebiendo a morro, tragos que confortan las entrañas, tantas veces abrevada pero la sed no se le acababa, fuente inextinguible –había una cruz de piedra sobre el brocal- y de que despachara con buenas palabras al padre Cantamañanas  que se volvió a la gloria el hombre con las inflexiones y ladeamiento de los palomos cojos, bastante penitencia llevaba pero el querido reverendo padre jesuita se salvó a trancas y a barrancas, el que soba no mata, a dar a los ángeles puericantores sus dulces charlas vio otra sombra como la de un obispo vestido de pontifical pero este obispo gastaba barbas y sus ropajes y su capa pluvial recamadas de oro evidenciaban la pompa del rito oriental. Pudiera ser san Vicente. Pudiera ser san Atanasio. Pudiera ser san Nicolás en persona o pudiera ser el propio patriarca Alejo el que le impuso las ordenes sagradas una mañana alegre de mayo en Londinum, cruzó las estola sobre sus hombros y le dio la facultad para portar la eucaristía y salir con ella a bendecir con el humeral y las hijuela tras la puerta de los dones. Atar y desatar. Supo, y desde aquella imposición de manos, lo tuvo bien aprendido que nadie se puede atribuir sin blasfemia la potestad de representar a Cristo en la tierra, que el tufillo de la clerigalla católica es hediondo, cruel y malvado y que muchos diablos pululan por el Vaticano vestidos de cleriman o de sotana y que en el cupo los había ñoños, pederastas, maltratadotes del alma y que los obispos, alimentados de tocinillo, practicantes de una moral hipócrita, se habían hecho secuaces de la impostura, y él, recién ungido de diacono, iba en pos de las banderas de la verdad, que en Roma en los últimos papas había habido uno Pablo VI que murió loco o acaso endemoniado, que a su sucesor que sólo pontificó 29 días lo envenenaron y subió a la cátedra de san Pedro un polaco con maneras de gauletier nazi que iba a sustituir la religión de la Salvación por la del Holocausto, el que puso la Iglesia a los pies de los caballos. Él siguió muy de cerca las vicisitudes de aquel pontificado plagado de megalomanías y de una soberbia eclesial que desconocía fronteras. A su muerte vendría un bávaro de origen judío que había militado en las Juventudes Hitlerianas. Hablaba con una voz amanerada y muchos de su corte papal murmuraban si no tendía Su Santidad un poco de ramalazo. Fue cuando estalló el escándalo de los curas amariconados, efebofílicos y de grandes abusadores. El estigma de la mentira católica saltaría a la luz porque no se pueden ocultar de tapadillo las inclinaciones perversas. Leva de curas maltratadotes, abusones, camándulas, malas personas y gente poco de fiar. Él ya estuvo en autos de lo que pasaba porque había leído AMDG de don Ramón Pérez de Ayala. Narrando las vilezas que se cometían con los educandos en aquel internado de Gijón. Nunca le comprendieron, lo maltrataron y cuando fue a pedir ayuda le cerraron la puerta. Pero Cristo cuya ternura y misericordia eran infinitas se había apiadado de él y le había permitido acercarse a aquella fuente que restañaba su sed de amor hacia el género humano, mientras sus compañeros eran enviados a parroquias de la sierra donde tenían aventuras con la mujer de algún carretero o le tocaban la pilila a la rajita a algun niño/a de la catequesis. Cuando se enteraba el obispo todos a tapar tierra al asunto y el interfecto era trasladado de parroquia o lo enviaban a misiones.

¿Había o no había Purgatorio? Claro que no pero aquellos sufragios habían sido la vida de la iglesia desde los siglos medios. En el negocio de la muerte se instalaban los vivos.  Y, si alguien protestaba, decían:

-Las Animas Benditas se lo pagarán.

Había llegado la hora de hacer balance y de ajustar cuentas. De echar al anticristo y a la impostura que ocupaban el trono de la Iglesia.

 Aquel anciano de voz dulce  al darle la diaconía le había hecho participar de esa visión del mundo nuevo, de ese concepto de servicio y de entrega, que era el sacerdocio y que él ahora arrastraba en sus malos pasos por lupanares, tascas, mercadillos y hospitales. Fuerza de la gracia del Espíritu Santo que a veces va por arriba y a veces es dinamismo que no se ve pues va por abajo. Muchos son los llamados pocos los escogidos pero él había sido elegido. Pertenecía al Cenáculo. Estuvo en la fracción y metió la mano en la llaga. Ah Jerusalén, lejana abroquelada en sus normas y sus principios atada de pies y manos a las filacterias. No había tabernas para echar un trago, ni bailongos y discotecas, sólo templos y soldados con metralleta.

 Todo aquella serie de normas legalistas fariseas, todas aquellas trampas saduceas, que ataban a los seres humanos de pies y manos eran de lo que vivían los levitas y la corbona de las monedas de la ofrenda. Creían andar por la libertad y vivían encadenados no sólo a sus pasiones y a sus vicios sino también a sus mentiras y cambalaches perfectamente legales y democráticos. Sí, se lavaban las manos hasta setenta veces al día pero las tenían manchadas de sangre; rezaban la Shemá pero aquellas palabras al desgaire no eran la verdadera Shemá de Israel. Abrid Señor mis labios para que cante todos tus salmos. Yahvé apenado y dolorido miraba para otra parte ante las reverencias e inclinaciones de aquellos adulteras. Eran los que apedrearon a la pecadora. A Él quieren despeñarlo desde el pináculo de su sinagoga y eso que eran paisanos y conocidos ¿qué harían con Él si fueren extraños?

 En tonos tan escogidos como el ferial y el mayestático cantaban los himnos procesionales. En el unda maris de aquellas letanías venía después el paso y era nuestro querido profesor de Lógica el querido don Chespi alias Chepillas  o don William pues era inglés y había nacido en el mismo pueblo que el Cisne de Avon, no había perdido su acento cockney hablaba lanzando muchos perdigones y escupitajos mientras explicaba a Aristóteles. A los de los bancos de delante los ponía hechos unos cristos con sus silogismos que llegaban de rebaba.

-Eh todo ese banco de ahí atrás, a la calle. Cuando estamos en clase no se habla.

Eran cinco los filósofos y con las mismas cogieron el banco de madera a rastras fuera del aula y luego volvieron a entrar  tan campantes. A don Chespi se le escapó una maldición en su idioma nativo:

-You bloody bastards...[1]

Uno de los alumnos, Monteguí, que era judío o catalán, converso eso sí, no lo recuerdo a punto fijo y que hablaba perfectamente la lengua de don Chespi tratando de seguir el mamoneo se atrevió a decir:

-Sir what do you mean[2].

- pues quiere decir lo que oís y en castellano con todas las letras: vuestras madres, unas santas pero vosotros unos perfectos mamones.

Y siguió explicando el tema de la semana con los ojos inyectados de ira soltando una mansalva de perdigones. Los de adelante tuvieron que aguantar una lluvia dorada en medio de los silogismos, los corolarios, las proposiciones y los nego minorem subsumptam. Los de detrás estaban que se descojonaban. Para acabar su clase el inglés tuvo que hacer de tripas corazón y administrar la proverbial  flema británica en grandes cantidades pensando para sus adentros quizás qué hago yo aquí, por que me vine a este pueblo, abandonando mi religión anglicana a mis padres y a Mary mi girlfriend, la cual hasta que se murió no cesó de llamarme papista y traidor en sus cartas. Desde luego soy un romántico y tuve la desgracia de enamorarme de España, puta España, castles in spain, castillos en el aire, un atajo de tarugos y de fanáticos católicos, sois peores que los irlandeses, pero me enamoré de esta jodida ciudad y me ordené de presbítero, hice oposiciones a cátedras y saqué un beneficio en el coro, voy a cantar a las tres en el coro, si me echo la siesta o llego tarde, el racionero Bernardino que tiene muy mala leche me pone falta y me quedo sin estipendio. William esta noche no cenas en esta tierra de herejes. Con lo bien que hubieras estado tú en tu isla, hubieras podido ganar una cátedra en Cambridgre, tal vez la mitra de York o Canterbury… te dio por leer a Chesterton… te enfrascaste en los sermones del cardenal de Newman y  volviste a la fe romana... has coqueteado con la gran puta… fuiste a Roma a ganar el jubileo y por la plaza de san Pedro viste merodear al diablo disfrazada de meretriz... te vendieron la burra mal capada. Te pagaron sus favores con indulgencia... eres un iluso y tozudo como buen inglés…”. Y vuelta la burra de sus remordimientos. Se decía:

- “Pero que hago yo aquí domando  potros entre estos cafres, explicando lecciones que no entiende ni su padre y además no sirven para nada pues va a venir el concilio y todos estos libros, todas estas tesis ser carne de la hoguera y se acabó lo que se daba… y pa cuando me muera no quiero que me sepulten aquí entre inquisidores I am free thinker… bloody hell[3]. Ay infelice que mala pata”.  Creía que sólo le escuchaba su alzacuellos de canónigo pero Monteguí que poseía la alacridad y desfachatez de los de su raza pensaba que Chespillas estaba pensando cosas raras y le miraba con ojos burlones como diciendo:

-What are you thinking about, brother[4] ?

Los ojos del otro se entornaban al tiempo que le lanzaban excomuniones y anatemas:

-You fucking jew[5]

Luego. Cuando se le pasaba don Chespi el Inglés era un bendito de dios. Daba la vida por los hermanos. Gran parte de sus annatas iban a parar a los más pobres del barrio de San Lorenzo de san Esteban. Le escupían, lo acanteaban y lo sacaban en procesión y él iba subido a la tarima como si nada, sin rechistar cual oveja camino del matadero,  el manteo arrebujado junto al vientre escaso, pues como buen inglés era frugal, comía poco y no se zampaba las comilonas de sus colegas de coro en el Bernardino o en la Tropical que buenos cochinillos se zampaban aquellos tonsurados de capa y muceta y, sentado en su cátedra como si fuera un trono, dejaba que la comitiva integrada por siete seminaristas le portaba a hombros  cantándole de rechiflas el iste confesor en fabardón el Iste Confessor. Un cruciferario abría carrera por todo el aula portando la cruz alzada.

 Tras el venía fumándose un puro  de los buenos don Fausto toda la sotana constelada de medallas por la pechera con las cruces que le impuso Franco por méritos de guerra pues el querido profesor de filósofos había chupado toda la guerra como pacer de la columna de Castejón y tenía, amen de un cuerpo taladrado de metralla  y un patriotismo a prueba de bomba, una brillante hoja de servicios, se le cansaron las manos de bendecir a los moribundos y se le hundieron los brazos de tanto sacramentar novios de la muerte en Badajoz, en Garabitas, la Universitaria, Cerro Muriano. En Belchite, en Brunete donde le arrearon cuando estaba celebrando misa sobre los relejes de una tanqueta, con sus pies fatigados por el polvo y por la pólvora de aquella fratricida en la cual él creyó defender la causa de España y de Dios. Había sido capellán de la Quinta Bandera ungido a los valientes con el crisma y los oleos cristianos preparándolos para la muerte, a la que ellos en un arranque de heroísmo llamaban “fiel compañera”. Ahora enseñaba Metafísica en el seminario un poco a regañadientes y eso en sí en latín porque para él hasta el ama que le servía tenía que estar práctica en la lengua de Horacio...

 Se fumaba buenos vegueros e iba a confesar a los presos y a decirles misa a las monjas de San Plácido. Se le ladeaba un poco la cabeza y ya no miraba un paso al frente sino de través. No estaba tan seguro al paso que iba al mundo de sus convicciones antiguas. ¿Para qué le había servido ganar la guerra si los rojos con el apoyo de las logias y de los judíos volvían a mandar otra vez y estaban infiltrados hasta en el Vaticano? Se le parlaban los pulsos pensando y le rilaban un poco los dedos por las pejigueras del Parkinson pero como era creyente no se desesperaba, tal vez sería la voluntad divina. Hagamos de tripa corazón y no hay mal que por bien no venga le había oído decir al Caudillo una vez que éste le invitó al Pardo a una cacería.

 Le llamaban el cura rico las malas lenguas y no era rico sino en ciencia y en libros porque tenía una gran biblioteca el antiguo soldado. Consideraba que la pluma y la espada han de ir juntas por eso tenía tantos amigos militares y a su casa venían a verle algunos poetas locales como Quintanilla, buen vate que publicaba sus versos en el Adelantado.

 Le ofrecieron una mitra pero él no quiso ser obispo. Había sido buen cazador y dicen que a cazar con él en los campos de Traspinedo vinieron a acompañarle los generales Yague, Varela, Buruaga y otros muchos.

 Su confesionario –era el penitenciario de la diócesis- estaba lleno a todas horas porque tenía fama de ser penitenciario de manga ancha de haber batido el record de desechar a toda una bandera de la legión a en veinticinco minutos. Absolvía en menos que se persigna un cura loco. No hacían preguntas escabrosas a sus disciplinados ni daba charlas, no se arrimaba, ni acariciaba a los niños como el pobre Mañanas. A él no se le podía ir con mariconadas. A los hombres de voz bronca y velada por el tabaco les preguntaba por las semenceras, las maseras y las cosechas y si habían llegado ya las cigüeñas a los campanarios. El era el encargado de decir la misa de cazadores cuando aun no había despuntado el alba sobre la sombra alargada de la catedral que era como un gran ciprés de piedra labrada velando el sueño y la vida provinciana de los corobinos.

-Dicas dicas in sermone latino... Dicas enim.

-¿Qué hay que hacer don Fausto para hablar tan buen latín como usted?

-Pues fijarse mucho y hacerse con la gramática de Goñi y el diccionario de Miguel.

 Miguel Delibes figuraba entre sus amigos predilectos. Los viejos mutilados de guerra, los veteranos del Tercio venían a visitarle a su casa que estaba detrás de la cárcel y al verlos el canónigo se llevaba un alegrón.

-        ¿Cómo estas muchacho?

-        Algo viejo y achacoso, mi querido pater coronel–

-        ¿Y en qué compañía?

-        La plana mayor de la quinta bandera.

-        Ah sí, ahora que dices tu cara me suena.

Franco le había ascendido a coronel por méritos al valor. Tuvo la laureada a la punta de los dedos pero prefirió que se le dieran al corneta de su sección.

  Decía don Fausto que estaba hecho un cohete con mucha metralla en los entresijos pero siete tiros en el cuerpo y avanzando.

-        Así me gusta.

-        Oye te acuerdas cuando nos coparon los rojos en Teruel. Hacía un frío del carajo veinte bajo cero exactamente pero defendimos el seminario como jabatos. Ostias pero eres tú.

 Y el capellán castrense, al reconocer al antiguo camarada que salvó el pellejo y salió indemne del infierno de Teruel dejaba de ser el canónigo  bien asotanado que hablaba bajo canturreaba ante los becerros catedralicios y con gran prestigio en el cabildo de la santa iglesia mayor para convertirse en un guripa de tantos hablando recio y expresarse en la jerga del lenguaje cuartelero poco cultivado y sin melindres. Joder, ostias de puta padre. Su cagamento favorito era cagarse en los huevos de Mahoma y por esa jodida tendencia tuvo sus más y menos con el capitán Ahmed que mandaba el tabor de refuerzo cuando los regulares les hicieron el relevo.

- No diga mal de Profeta. Eso está muy feo.

-Pero no ves que no miro para el cielo y si no se mira para arriba los cagamentos carecen de categoría blasfema. Se convierten en simples tacos.

-Ya pero esas palabras suenan a sacrilegio en las orejas de un musulmán.

- Si no blasfemo contra Alá pero es que esos putos rojos nos están trayendo por la calle de la amargura, nos han matado está tarde a tres muchachos. Además me sale el mozo de la ribera del Duero. No sabes como nos cagamos en todo lo divino y lo humano por aquellos pater.

-Ya pero nuestros imanes no blasfeman como vosotros. En eso los moros os aventajamos a los cristianos.

-Pues llevas razón. También es verdad.

 El pater pidió perdón y el sacerdote católico  y el fervoroso defensor de Mahoma  donde las dan las toman se reconciliaron en un abrazo de paz. Alá que todo lo mira y todo lo protege desde arriba debió de mirar aquel de reconciliación con beneplácito. Aquí no hay moros ni cristianos. Hay los que luchan contra Dios y los que le defendemos porque lo amamos.

El cura y el capitán de regulares sacaban su petaca y se intercambiaban tabaco formulando sus buenos deseos para que aquel infierno de Teruel se acabase pronto.

-Tú volverás a tu jaima con tus mujeres y yo a mi catedral con mi ama que está sorda como un tapión y tiene mala leche pero que te va a hacer un cuscus de puta madre pues su padre sirvió en  la intendencia de Larache que te vas a chupar los dedos, mustafá.

 Don Fausto no llevaba armas, sólo un cristo clavado a su correaje. Se movía como una ardilla entre las posiciones, saltaba las trincheras y cruzaba las alambradas y las calles de Teruel sin desenfilada jugándose el tipo allá donde perecieron tantos en la plaza del Torico.

-        Ese cura tiene un par de cojones. Son muy finos oye.

-         De Valladolid. De donde son los pijos pero anda anda que a valientes nadie les va a la mano.

 En alguna ocasión menospreciando su pellejo saltó a los blocaos enemigos para confesar a algún soldadito moribundo de los rojos. Que tambien son españoles, españoles equivocaos ostias pero tambien españoles y si podía lo llevaba a rastras echándose al herido al hombro  como el buen pastor con la oveja descarriada a las espaldas o a rastras y lo pasaportaba hasta las líneas nacionales. En los fregaos en los sectores rojos se escuchaban ayes maldiciones pero tambien un ay virgen santísima y había algún combatiente que, herido, pedía confesión. Un cura. Un cura.

-Alto el fuego que venga don Fausto.

-Ahora mismo-

-Poned el bozal a los cañones, parad las ametralladoras, cesad el combate. Os enviamos al cura y vosotros nos mandáis una de esas milicianas tan cojonudas que sirven a ese maldito. ¿Vale el canje?

-Vale. Pero como nos hagais una encerrona os vais a enteras.

El comisario daba la orden;

- parad el fuego muchachos.

 Y aquellas treguas de Dios se intercambiaban comida, mujeres y tabaco y noticias de sus respecticvos pues para bochorno de la historia sucedía que a un lado y a otro estaban un hermano en un bando y un hermano en otro, un padre y un hijo, dos de un mismo pueblo el uno luchando por la republica y el otro por Franco.

Don Fausto, cansado, pues había visto mucho, y no se asustaba de nada y menos de los pecados que algunos creían muy gordos y a él le parecían menudencias disparos de un 635,  la pistola  que tira tiros de señoritas, él que estaba avezada a escuchar la música tremebunda de los organillos de Stalin o los  cañonazos del “Abuelo” una batería de costa que tenían los rojos defendiendo las posiciones de la universitaria los milicianos y que lanzaba peladillas que dejaba unos embudos de veinte metros. Pum. Pum. El silbido de las balas y el rasgar del aire de los pacos no eran lo que se dice música celestial. Los pecados de sus penitentes sí. Las mismas monsergas, la misma canción guerrera. “¿Y que me dicen estos? Que se la machacan cuando se les pone gordas, que se quieren tirar a la maricarmen la mujer del vecino, o si les aprieta el deseo montan a su pollina en la cuadra, la que se tira pedos. Los cagamentos que cuando se dicen no se mira al cielo no ofenden a Dios. Y dicen que van al baile a restregarse y arrimar el material, que juran y blasfeman que no van a misa los domingos, que en unas vísperas estando borrachos pincharon a un bravonel que les quería quitar la novia o se jactaba pregonando que las mozas de su pueblo Escarabajosa de Abajo eran mejores que las de Escarabajosa de Abajo. Celos y procelas. Tormentas en una taza de té… Y que le birlaron a un tendero toda la caja, que por una parcela y un mojón le metieron en el culo toda una perdigonada cuestión de lindes y demás perendengues. Y así sucesivamente. ¿Bueno y qué? Siempre fue así, nunca cambiamos.

-Reza tres avemarias al acostarte, hijo, propón tu enmienda y ahora di el señor mío Jesucristo.

.Acércate diacono.

-¿Qué? Adsum. Presente.

- Que no te vayas de putas que a ti, baranda, te gustan las faldas más que la leche que te dio tu madre. Hombre hay que sujetarse. Y ya sabes haz lo que yo para vencer la tentación. Si la dejas quince días ella te dejara un mes y si la dejas un mes ella te dejará un año y si la dejas un año ella a lo mejor ella te deja toda la vida. Ya sabes que las mujeres son el aguijón del diablo, el ventalle de Aquilón que cuando nos sopla nos derriba.

 No había sacerdote más casto ni tampoco más cachondo en toda la diócesis ni hombre más sano en muchas leguas a la redonda.

 Para evitar habladurías le sirvieron toda su vida amas de llaves viejas y tuertas muy poco agraciadas por lo general. Tampoco soportaba a los que se entregaban al amor de los efebos. Al capellán castrense no se le podía ir con mariconadas porque te echaba a puntapiés de su presencia. Luego se arrepentía y subía a tu cuarto y te pedía perdón.

- Me he pasado tres pueblos, estuve un poco fuerte,

Contigo; perdóname chaval y al irse dejaba un cigarro puro sobre el pupitre que uno se fumaba a escondidas en la camarilla,  el filosofo al que le había dado su padre y permiso para fumas pues don Fausto exquisito en sus gustos y limpio de alma bebía vino sólo de la ribera y fumaba lo mejor de Vuelta Abajo[6].

En la tarde de confesiones,  se retrepaba en la balda y pensaba en los haces de sus campos de Transpinedo, en sus viñas y en sus parvas en sus conejos y en sus liebres en sus trojes y en sus viñedos de albillo que daban muchas cantaras de vino del bueno, vino de la ribera. No escuchaba mucho al penitente con una oreja al penitente y la otra en sus galgos. Cuando confesaba pensaba irremisiblemente que mañana tenía que ir de caza. Porque todo era lo mismo. Los escrupulosos no podían confesarse con don Fausto porque les cortaba en seco, trataba a batacazos a las mujeres. Aquí no estoy yo para escuchar rollos ni para guardar perros señora. Si te pega su marido no sea tan puta y si se emborracha todas las noches, llévale por buen camino, hazle que vaya a misa y al rosario, que confiese y comulgue por pascua florida y si no, pues aguantoformo. El cielo es camino de abrojos. Aquí estamos siempre de duelo.

No en vano y acaso justamente ya en aquellos tiempos se había ganado el lauro de machista ya en aquellos tiempos cuando aun en el mundo el feminismo no había asomado la oreja ni había hecho acto de aparición lo que llaman violencia de género. Hoy no se opera con cloroformo ni es muy popular el aguantoformo. No nos aguantamos a nosotros mismos y claro así está el patio.

-        Acércate diacono.

-        Plakón[7]

 El había venido el dulce Jesús a liberarnos de todas las ataduras. Lo que atéis en la tierra será atado en el cielo y al que tú bendigas será inscrito en la nómina de los santos y al que maldigas réprobo será por todos los siglos. Le habló en ruso:

       -Diakon, prestupiti. Acércate diacono

       - Ya sdiej,gospodi. Estoy aquí, señor. Adsum

       - ¿Cómo es que te lavas?

       - No estoy limpio, patriarca.

El agua seguía manando, chorro de linfa, produciendo un sonido acariciador de brisas mañaneras y murmurios de rosario. Allá adentro en el templo mariano sonaban las melodías de la Salve. Cantaban cuatro viejas corobinas que habían madrugado para el rosario de la aurora que se celebraba todos los miércoles. Misterios gloriosos. Se escuchaban las codas rezagadas pero tiernas del Amante Jesús mío y Sálvme Virgen María.

 La madre de la belleza los presidía desde su camarín estatua siempre en pie como un perenne Akathistos[8]. Recibiendo las suplicas y quejas. De nuevo el turco estaba a las puertas de Constantinopla. Todo el Oeste era una ciudad alegre y confiada y estaba a las puertas de Moscú. El patriarca cabe el brocal de la fuente de allá venía para salvar a la iglesia. Habrá un tercer milenio. Los días de Roma la gran putana la gran embaucadora están contados pero la iglesia se salvará volviendo a sus esencias, a sus raíces apostólicas. Entretanto. Los malos cristianos seguían comiendo bebiendo fornicando servidores del vientre y sus halagos y, adoradores del rey de abajo que el de arriba nada sabemos, se entregaban a la buena vida y hacerse putadas unos a otros. Comamos y bebamos que mañana viviremos. Estaban todos muy preocupados todos de sus respectivos esqueletos olvidando que la carne es para la tierra y que la vida verdadera yace en los confines del espíritu.

La tranquilidad del aire mecía los pámpanos pues ya era a finales de verano... Arriba sobre las rocas grajeras las chovas iniciaban sus laudes saludando a la alborada. Desde alto de aquellas peñas encaramadas los impíos que en esta vida nunca faltan habían defenestrado a la Despernada pero la dulce Raquel a la que el sanedrín de Corobias acusaba de adulterio pidió a la Señora que la salvara. Una judía siempre tiene que echar una mano a otra judía y no era solo judía era tambien mujer formada del barro de Adán. Sopló Dios sobre el lemo y surgieron los senos amamantadores, el cabello hermoso y tentador, las piernas deslumbrantes, el bello púbico centinela del vientre y cancela de la pasión. En su boca puso sonrisas arrobadoras y una lengua falaz, melodiosa voz de Circe y las sirenas desde aquel día se peinaban entre las rocas llamando a los incautos marineros a la sima y puso también en su lengua devoradora de hombre el aguijón del escorpión y la sinuosidad de la serpiente. Eva se parecía unas veces a la animadora rubia de bote que en el salón de baile los domingos cantaba desde el estrado canciones americanas imitando a Marylyn Monroe y otras veces era la viva imagen de una vestal caladas sus túnicas transparentes técnica de paños mojados que ponía a los soldados de un regimiento de caballería alcalino como una moto

-Échelos bromuro en el agua mi capitán a ver si bajamos la fiebre. Si no, no va a haber quien lo resista. Joder.

-Eso digo yo. Joder.

Todo en ella era transparente y a la vez oculto como todo aquel que fue creado para el engaño y la seducción. Circe quería ponerle los cuernos a Queronte que remaba en su barca sin enterarse y cuanto más largo era el remo más barría para casa, los navegantes se anegaban en la laguna Estigia y la moneda que llevaban entre los dientes para pagar al barquero no les servía de nada. Unos se ahogaban profiriendo vivas a la republica y otros cantando el carasol y diciendo vivas a España...

Los mortales se sumergían en la laguna Estigia y al nacer eran condenados al Tártaro. Esa es la fija. Miguel mientras tanto pesaba las almas. Le seducía aquella visión. Era completamente nueva y maravillosa. Venus, según la versión pagana no brotó del barro como una campanilla de los caminos que florece en las riberas tras la lluvia, había nacido de las aguas y el Señor le dijo pare y la mujer parió hijos, muchos hijos y preparaba la comida y  hacía la colada pero la mujer probó del fruto del árbol prohibido y vinieron las voces, los gritos, los desengaños, los miedos, los recelos, las enfermedades que anunciaban la muerte y el hombre y la mujer perdieron el estado de gracia. Palo y mala vida. Parirás entre dolores... Pues vaya. Nos echaron a todos del paraíso y desde entonces a silbar a la vía y nos pusimos a cantar a coro las benditas estrofas de la Salve que nos describe como desterrados hijos de Eva que gemimos y lloramos en este valle de lágrima pero los impíos, los que ordenaron despeñar a la pobre Raquel, querían enmendarle la plana a Yahvé. Nada de enfermedades, nada de trabajos y trajeron móviles, ordenatas y utensilios que servían para incrementar su comunicabilidad pero los hombres y las mujeres sobre los que pesaba la maldición del pecado original estaban más solos, más incomunicados cada vez, desconfiaban unos de otros, la tecnología aportó mucho ocio, mucho parado y orates en las plazas públicas bustos parlantes o se iban al gimnasio a contaminarse de microbios mientras hacían músculo. Las cadenas quedaron inundadas de bellas locutoras  que contaban historias horribles con sus caras perfectas. Eran tan guapas como diabólicas. Anunciaban al Anticristo. Los sanedrines controlaban los discos duros de los bancos, de las magistraturas, de los silos nucleares y el mundo se llenó de sonidos de cajas registradoras, del llanto de las viudas de los guardias civiles asesinados, y de los estertóreas blasfemias de Luzbel proclamando su rebelión contra el Altísimo. Se enfrió la caridad, cundió el miedo entre los justos desparramados por el mundo o escondidos en sus agujeros. El que más chifla capador y allí sólo tenían derecho a voz y a voto la magna caterva de los hijos de puta que estafaban, engañaban, otra vez aquí la raza de víboras y de los sepulcros blanqueados copando los pulpitos, subiéndose a los estrados, escribiendo paginas y paginas que solo eran refritos de NYT e impartiendo por los micrófonos las consignas al oído. Todos eran la voz de su amo. Estaban vendiendo a España por treinta monedas. Sintió pena y rabia a la vez.

       -Acércate diacono

       -Adsum

       -Hoy hacen falta diáconos como tú.

       -¿Quiere  Su Beatitud que entonemos el Evangelio en fa bardón?

       -Eso es para eso te llamo.

       -Os asiste el numen del Espíritu. Os defiende la espada de san Miguel.

Y así la formula –diakon prestupiti- se repitió hasta tres veces según la norma de la vieja liturgia greco-bizantina y el diacono pudo entrar por la cancela de la puerta de los dones portando el pan y el vino que lavaron la culpa. Se le encogieron un poco los ánimos pues magna era la misión que le encomendaba el obispo. Nada menos que proclamar la verdad a unas gentes que se alimentan de mentiras, lleno de peligros y de testigos falsos. Pero bebió del agua de vida, le vino bien aquel lavacro después de una noche insomne rodeado de magdalenas y de moritas que suspiraban por el regreso a su tierra de la cual les desarmaron los desalmados que habían resucitado las viejas costumbres medievales de ominoso tributo de las cien doncellas o de la usura. Los del City Bank cobraban una tasa de atraso de hasta el 30 por ciento.

       -Si yo soy Lorenzo. Aquí está tu diacono

       -¿Podrás beber del cáliz que yo he de beber?

Sintió que aquella voz poderosa le convocaba a altos destinos y  se sentía casi sin fuerzas. Pero dicen que la fortuna ayuda a los audaces. Y como el aposto Pedro, que fue a Roma al encuentro de su martirio él subía a Corobias para ser crucificado.

 Vio gatear hasta los escarpes del alcázar la sombra de Judas. Bien sabía él que era demonólogo que al diablo le privan los pináculos, anda siempre por las chimeneas y por aquellos lugares donde observe sin ser visto. Ojo que las paredes oyen.

       -Pedro llévame contigo yo tambien quiero ser crucificado y que me pongan boca abajo pues no soy digno por mis pecados y negaciones de recibir la corona de pie sino al revés.

Tomó el nazareno y ya atravesaba los puentes de desafiantes tajamares del Rasemir y del Eresma mientras los impíos celebraban parlamento en lo alto de una peña sobre el caso de la adultera. Unos decían que arrojarla desde la cumbre del desfiladero y otros que arrastrarla de la cola de una yegua pero el más viejo de aquel concilio de Anases y Caifases aseveró suspender la ejecución hasta el día siguiente.

       -Hoy es sábado, hermanos, y no es bueno que en sábado se vierta sangre. Lo dice la Ley.

En estas estaban cuando el marido que se encontraba en el tribunal pues fue juez y parte que por lo visto se lo había montado con un capellán optó por la salida más expedita. Fue aquel Jacobo el que empujó a la pobre muchacha al vacío. Raquel amante de su capellán se había hecho cristiana y rezó a la Virgen mientras su marido la insultaba como un poseso…. Puta…. Puta fornicadora... recibe el castigo. Entonces bajaron los Ángeles y tendieron sus alas de pluma como colchón de salvación y la Despernada salió indemne, superó la ordalía. Resulta que era inocente. Desde aquel día aquel paraje se llama el de Esther o María del Salto que es así como lo conocemos los corobinos muy devotos siempre de la Madre de Dios. Ella vele los pasos del pueblo judío y procure su salvación. Mientras tanto los ángeles del cielo entre las melodías de las chovas y el reír de los jilgueros acometían el canto del Querubín que es bálsamo de añoranza del cielo a los que lo escuchan:

       -Diacono, acércate.

       -Da. Sí, señor, aquí me tienes.

Y en esto diciendo ya estaba ante la plaza del seminario, temblándole el alma de añoranza y de piedad.

(Continuará)

 



[1] Asquerosos hijos de puta.

[2] Eh señor profesor ¿qué nos quiere decir?

[3] Soy una mente libre... puto infierno

[4] Hermano ¿qué cosas piensas qué es lo que tramas?

[5] Tú puto judío follador.

[6] Vuelta Abajo región de Cuba famoso por la hoja de sus tabacos

[7] Plakón una inclinación que se hace hasta la cintura según el rito ortodoxo

[8] Akarhistos oficio de la Virgen que se canta de pie

 A FAVOR DEL MANIFIESTO EN PRO DEL CASTELLANO EN ESPAÑA CON ALGUNA RESERVA.

 

Antonio Parra Galindo

El profesor don Fernando Savater es una de las inteligencias vivas con que aún contamos en el país. La sensatez y la congruencia de un vasco universal. Un buen filósofo y un gran novelista. Con la vellera – bueno no es viejo Fernando- se le está `poniendo cara de pera como a Gil Robles pero no pasa nada otros crecemos a lo ancho y no somos el talle de espiga de nuestra mocedad. Desciende el golpe ocular, se desalmenan los dientes, echamos barriga no tenemos el poderío y la verga de cuando la metíamos en cualquier agujero (cosa muy natural y que hay que aceptar sin remedio, que pidan árnica y viagra una de calamares, marchando, todavía con alguna manipulación…) pero se nos ha afilado la imaginación y nuestra percepción posee una mayor acuidad que cuando jóvenes. Por eso el manifiesto a favor del castellano es uno de los acontecimientos más congruentes que hemos presenciado en los últimos meses.

 España es diferente y sucede que en ciertas partes de este maravillosa nación la nación de naciones la más vieja del continente europea a los niños de las escuelas se les nigue la educación en la lengua común que es la nuestra la de Quevedo y Cervantes. Adonde vamos a ir a parar.

La derecha echa culpa de esta desgracia o mejor dicho sinrazón desalmada a ZP pero lo cierto es que esta merma es el resultado de un desfalco a nuestros intereses nacionales un borrón del escriba poco perspicuo de los que escribieron la constitución. Y esa ley ha de ser enmendada velis nolis. Lo de las ikastolas y las señeras coloradas ha empezado a rendir su fruto. Café para todos. El objetivo era desespañolizar España por exigencias del guión que escribía don Enrique Kissinger el del abrazo de la muerte. Bueno nuestro bello idioma parece que ahora se enfrente a otro besos y a otro abrazo de la muerte y suspiros en inglés. Nos vendieron la burra mal capada pero yo bien que lo dije.

 Politizar el asunto no viene al caso. Cela me dijo en una entrevista  una vez que las lenguas no se imponen mediante decreto del Boletín Oficial del Estado. Y aquí se pretende legislar sobre algo tan humano espontáneo y personal como es la jerga que tiene utilizar el personal; eso ocurre sólo entre los totalitarios y fascistas y a juzgar por lo que dicen hay bastantes pedisecuos de don Adolfo Hitler en Cataluña y en Vascongadas. Ya decía yo que el botijero Pujol me recordaba un poco a un Goebbels con tortículis con el cuello de medio lado y el Arzallus esa mala bestia aprendió oratoria y jesuitismo en la Alemania del Reich.

 Si están vivas seguirán vivitas y coleando. El error el craso error de aquellos padres de la patria de cuyo nombre no me acuerdo o no quiero acordarme (Cisneros, Peces Barba y otros ínclitos tribunos de la plebe, impresentables) es considerar que el castellano era una herencia del franquismo. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Mira que llamarnos fascistas a los 400 millones que nos expresamos en la maravillosa locución de Lope, de tirso o de Cervantes o estaban bobos aquellos patres consripti o dormidos en la higuera.

 Claro que obedecían ordenes de los desde el principio quisieron balcanizar España y desmontar la unidad nacional obrando al dictado del bueno de Henry Kissinger y de esa furia hispanófoba que nos hemos encontrado vagando por el mundo. A los españoles nos odian y nos persiguen tanto como persiguieron a los judíos y a lo mejor es que muchos de nosotros tenemos algo de judíos. Pero en fin  nos hicieron “malfetría”. Y ahí está.

 Este capitulo de la constitución es una mala pasada una judiada para que nos entendamos. Yo habito esta lengua que forma parte de mi refugio interior. Nos podrá arrebatar todo pero no serán capaces de quitarnos la palabra. Desde luego suscribo el manifiesto pero con algunas chavetas. Hago reserva Vg.:

         1.- el inglés compulsivo desde los kindergarten en la Comunidad de Madrid, tal y como pide doña Esperanza Aguirre.

 

         2.-Que nos devuelvan las editoriales y los periódicos que nos quitaron.

         3.-Que el cine que vemos y que la televisión que masticamos hasta el aburrimiento no sean seriales norteamericanos o malas traducciones de peores novelas de autores ingleses.

         4.-Que se devuelva a los jóvenes universitarios la fe y la ilusión con la cultura española. Algunos no saben que nuestra literatura es una de las más antiguas y mejor perfiladas del mundo pero ellos los pobres tienen que comulgar con ruedas de molino.

         5.-Que nuestros poetas, novelistas y cineastas puedan publicar y rodar en su propia lengua. Y que se vaya a un convento de cartujos Vargas Llosa. Me jarta ese fulano el perulero del que bueno que viniste ché. Él es juez y parte del enredo y no nos va a enseñar este trasandino a escribir en nuestro idioma. Debe de ser porque don Mario cree en la venganza de los indios y eso que no fuma tabaco.

         6.-Que se acabe el papanatismo del guirigay de nuestras malas radios comerciales. Que se descrispe un poco el país.

         7.-Y que Casillas don Iker es el mejor portero del mundo y que merece una calle en Mostotes de donde se hizo el bando aquél contra los franceses y viva la madre que le parió a nuestro guardameta de la selección.

         8.- Y que nuestros contertulios, nuestros políticos y nuestros periodistas del rollo en la pomada lean un poco más a Quevedo. Ganarán perspectiva, no dirán tantas burradas y se desasnarán un poco.

Me formé cuando estudiaba románicas con catalanes. Don Sebastián Mariné Bigorra un español de la tarraconense me enseñó el latin y a don Martin Riquer le debo ese entusiasmo por el medievalismo que fue la plenitud de mi vida. Conozco la obra de Raimundio Lulio y el Corominas fue mi diccionario herramienta pero el catalán últimamente se me ha atragantado. Me parece una lengua sosa, poco evolucionada y sin un respaldo literario que le haga fuerte para afrontar el futuro. El gallego de los BNG es un chapurreado lleno de mezcolanzas indigestas. Vale para hablar con la burra y ponerse ciego de orujo debajo del cabazo cuando no te ve nadie. Ese vasco aldeano y reivindicativo no me dice nada. Nada tiene que ver con los zortikos que cantaba don Pío por lo bajini Es un fósil. Tampoco se ha resucitado el bable o al menos el bable que yo conocía el que sabía Alarcos y que me sale cuando me he tomado unos cuantos culines en el chigre.

 En fin que esto de las lenguas regionales o los viejos Coros y Danzas  es una receta para el desastre. Parece que la constitución nos la escribieron los enemigos. Habría que reformarla. Ahí tiene razón el profesor Savater. Con su ponderación y congruencia conjura a los imbeciles a los que con ganas siempre de enredar confunden la velocidad con el tocino. Y los culos no son las temporas, señores míos. 

cara asnal sanchez drago en japonés DIME DE LO QUE PRESUMES Y TE DIRE DE LO QUE CARECES se acaba de divorciar de una hermosa mujer nipona para casarse con una autoctona que dice que está muy buena

 完全なフェミニストの発泡性で2つの現実のために男に行きなさいサンチェスドラゴはクソコンドームをつけないことを誇っています。このロバの顔をしたソリアーノの残虐行為の作家よりもはるかに価値のある、甘くて繊細な日本の女の子である彼の妻を気の毒に思います

 DONDRAGÓNSANCHEZDRAGÓ


 


彼らは彼が二度上がることは決してないというスフレについて言います、しかしフェルナンド・サンチェス・ドラゴンは二度と三度以上上がりますそして間違いを犯すすべての人は、彼が山師であるために政治と政権の浮き沈みのリズムに変わりますそれが哲学者であっても怠惰なロープで。ジャケットには、著名なジャーナリスト、コミュニケーター、俳優がいて、彼のクローゼットの中には、あらゆる好み、あらゆる政治的変化のために、作家、演技性パーソナリティよりもはるかに優れています。彼は文学的マンダリンであり、しわの寄ったレーズンの顔(鉄筋コンクリートでできた顔)が、花瓶に直立したバラを付けてテレマドリッドに毎晩現れるわずかなお尻と馬の顔の空気で、ドーニャエスペドーナツを作っています。彼はいつも彼がそうであったものです:ペロティジェロ、賢い人、そして彼らは魅惑的な何かを言いますが、すでにバイアグラにはまっています。現在、彼は約400ページの鉛の本を出版しており、スペインについてひどく話す人がいる場合、その人はスペイン語でなければならないと私たちに伝えています。ええと、一つ。それはすでに知られていました。ドン・ドラゴンは、彼がすでに70代になっている地中海やドン・フリオレラの角を発見していません。そして、彼は2番目のZP期間に耐えることができないだろうと言います。そうです。大統領は私に害を及ぼしませんでしたが、フランキスモ、トロツキズム、神秘主義、LSD、アズナーとフェリペと一緒に、私たちの文学とジャーナリズムのオブザーバーとキュレーターになり、今ではエスペランサ・アギレの喉が渇いた人々が私を腹立たせています少し。私が容認しないのはもっとテレマドリードであり、エスペが大統領に就任した場合、女性は大統領に電話すると喜んで走ります。それから電源を切って行きましょう。私はロンドンに2度目の亡命をします。私はかつてカフェヒホンでの口論の目撃者でした。ソリアの高貴な母親がこの男に嘘をついたが、この男は立ち上がって叔父を追いかける代わりに、有名なレコレトスの施設の回転するドアを通って口論で逃げた。セットに非常に長くて毒のある舌を持っているように見えるドン・フェルナンドは、彼が居酒屋で勇気のパラゴンであるということではありません。だから私は犠牲者からの応答を得なかったその犠牲者の言葉を残されています:


         -あなたのお母さん、聖人ですが、あなたは雌犬の息子の7つの兆候を持っています。


その日の午後のヒホンカフェの鏡は、激しいドラゴンの狙撃兵がフォーラムから出て行くのを見たとき、笑い声で死にかけていました。

vaya un tio por dos reales en plena efervescencia feminista Sanchez Dragó se jacta de joder a pelo. Lo siento por su mujer esa japonesita dulce y delicada que vale mucho más que este cara asnal de burro soriano escritor de barbaridades

 DON DRAGÓN SANCHEZ DRAGÓ

 

Dicen del suflé que nunca sube dos veces, pero Fernando Sánchez Dragón sí  que sube dos veces y más de tres y todas las que hagan faltas, a compás de los vaivenes de la política y de los cambios de régimen pues es un saltimbanqui en la cuerda floja aunque se las dé de filosofo. Chaquetas tiene el ínclito periodista, comunicador y actor, mucho mejor que escritor, histriónico, para todos los gustos, para todos los cambios políticos, en su ropero. Es un mandarín literario con su arrugada cara de pasa –un rostro de cemento armado- el aire de faz ligeramente asnal y caballuno que aparece todas las noches en Tele Madrid con una rosa en erección sobre un florero, haciéndole la rosca a doña Espe. Es lo que fue siempre: pelotillero, listo el tío y dicen que algo seductor, pero ya adicto al Viagra. Ahora ha publicado un libro plúmbeo de cerca de cuatrocientas páginas para decirnos que si hay alguien que habla mal de España el fulano tiene a la fuerza que ser español. Pues vaya una cosa. Eso ya se sabía. Don Dragón no ha descubierto el Mediterráneo ni los cuernos de don Friolera que él va ya para setentón. Y dice que no podrá soportar una segunda legislatura de ZP. Yo sí. No me hizo ningún daño el presidente pero personajes tan funestos y que se han constituido en veedores y comisarios de nuestra literatura y de nuestro periodismo que coquetearon con el franquismo, el trotskismo,  el misticismo, el LSD, con Aznar y con Felipe y ahora son turiferarios de la Esperanza Aguirre me estomagan un poco. Yo lo que no toleraré sería más Tele-Madrid y si la Espe llega a presidenta – se corre de gusto la señora cuando la llaman presidenta- pues apaga y vámonos. Me iré al exilio de Londres por segunda vez. Una vez fui testigo presencial de un altercado en el Café Gijón. Un exaltado le mentó la madre soriana a este señor pero éste, en lugar de echarse palante e ir a por el tío, huyó por las puertas revolvedoras del famoso establecimiento de Recoletos hecho una aduja. Don Fernando que tiene al parecer la lengua muy larga y viperina sobre un plató no es que sea un dechado de valentía en una taberna donde a veces es preciso demostrar redaños y sacar la hombría. Así que me quedo con las palabras de aquel interfecto que no obtuvieron respuesta en el agredido:

         -Tu madre, una santa pero tú llevas las siete señas del hijo puta.

Los espejos del café Gijón aquella tarde se morían de risa al ver al fiero dragón a la agachadiza haciendo mutis por el foro.

 


la voladura de la cruz de cuelga muros

 20 N.

 

Quieren volar la cruz y yo me pregunto que la cruz qué mal les habrá hecho y respuestas no encuentro más que la inquina y la revancha, malos consejeros de la verdad. Es tan airosa y solemne la cruz del Valle que se divisa cuando voy camino del norte casi tan alta como la montaña que le da nombre Cuelgamuros y rezo la oración de San Andrés:

        -O bona cruz salvum me fac

Y sigo mi camino. ¿Por qué les molesta? Sólo hay un precedente: el de la voladura de una estatua gigante de Buda que existía en las montañas de Afganistán hace unos años. Un acto criminal fundamentalista de los talibanes que odian la representación de las figuras antropomórficas en la creencia de que con ello se da culto a los ídolos. Lo dicen ellos que creen en los siete cielos del profeta y en el paraíso de huries, pero la cruz es símbolo de la libertad y del progreso. Pueden dinamitarla pero no podrán erradicar la promesa del que murió en ella:

        -Estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos.

Me asusta el silencio del Vaticano, el mutismo de Rouco, la falta de agallas en los herederos de Franco y de José Antonio para defender los restos de estos dos grandes prohombres de la historia de España porque eran unitarios y aunadotes, apaciguadores y cuyo recuerdo y memoria causa tanto odio entre los disgregadores, los oportunistas. Sin embargo, un diacono siempre tendrá que defender la cruz cueste lo que cueste. Si lo que se tendría que volar fuera el Candelabro de los Siete Brazos pero aquí hay una legión de mudos y ya lo dice el refran “quien calla otorga”. Silencio de Raztinger, silencio de Rouco, tantos silencios dios mío. ¿Es que hemos cambiado de religión? ¿Es que el Vaticano ya no cree en la religión sólo en en sí mismo y en la púrpura? He ahí la madre del codero, ahí está el intríngulis.

        -Oremus et pro nosotros pastores.

        -Sí recemos por esta iglesia nuestra que va sin timón ni gobernalle y hace dejación pública de sus funciones y esconde la cara ante el enemigo.

        -La animadversación del Zapatero patatero ahogado en su retórica llena de contradicciones no me subleva. Más me preocupa la aquiescencia del bueno de Benedicto incapaz de cuadrarse ante los poderes seculares para evitar el desahucio de sus monjes que oran y viven en una de las abadías mejores de la cristiandad por respetos humanos. Me encocora el que los Franco sólo estén para que Maricarmen la nietisima se presente en los programas del perineo y la entrepierna para parlar de sus coitos con gente importante y el que los Primo de Ribera anden perdidos allá por Jerez.

        -Dios mio que infamia. Oremus et pro perfidia Judeorum.

        -Oremos sí que en España es Viernes Santo.

Un viernes santo que dura para mí desde aquella noche en Londres en que mi jefe Paco Martos Robles me telefoneó para darnos la noticia desde Madrid.

        -Ya

Sólo dijo ya pero aquel adverbio de tiempo pero ese ya dura 35 años y yo sabía lo que iba a ocurrir: el regreso de los impíos. A mí por defender a España me pusieron en lsus listas negras pero contra la verdad no hay fuerza aunque todos los días sea viernes Santo. Pese a todo me atrevo con una profecía:

        -La cruz vencerá

YA... AQUELLA LLAMADA TELEFONICA DE MADRID QUE RECIBÍ EN MI PISO DE LONDRES AQUEL 20 N DE 1975

 20N 2015 recordando al General

 

Remigio el hombre se levantó en aquella mañana espléndida de un Madrid otoñal calma en las barriadas por enésima vez sin logarlo había hecho propósito de dejar el tabaco. Pensó que a lo mejor no era aconsejable y más en una fecha de tanto bombardeo informativo, tantas idas y venidas, reconvenciones y explicaciones (los de la tele estaban mareando la perdiz, los del Mundo inmundo escribían sesudos editoriales, pobrecillos no saben escribir, les sobra mala leche y les falta oficio) por la masacre de París. Cesaron de verter mierda los imbornales catalanes, Rajoy seguía haciendo la bombilla.

Evidentemente, se trataba de un 20N muy distinto porque había moros en la costa. Mucho miedo en el alma ¡tantos baticores y que poquísima vergüenza¡ los medios embadurnaban cada mañana el mundo de mentiras y el planeta se transformaba en una gran pintada, que caray, habían abierto la puerta al islam barra libre entrada a discreción y el caballo de Troya empezó a pegar respingos sacando de su panza a los nuevos aqueos, todo cuanto llevaba dentro furor de la ira contenida el alfanje y el dogal de  muchos siglos.

Aquiles el de los pies ligeros iba hacia ellos. Pero ahora las guerras modernas se ven tranquilamente desde un sofá delante del televisor como si se tratase de una apasionante sitcom donde los corresponsales destacados al lugar de los hechos inflan el perro y se repitan más que la cebolla.

 Es bueno esto para el efecto llamada y el síndrome de acojone. Cierra, hombre de dios, esa bisagra, tranca la puerta con el alamud pero no hay barra trasversal de cierre que valga. Se cuelan en oleadas. Los trae el mismo gobierno. Esto sí que es un doublé talk doble semántica orwelliana para tener al personal agarrado por los mismísimos cojones. Remigio bermejo dijo:

—Hoy lloremos al General. Hace cuarenta años yo estaba en Londres

Y bajó al esconce donde se apilaban sus libros pidiendo lectura, rientes de su ociosidad jubilar. Remigio Bermejo quería ser villano en su rincón pero el gusanillo de la profesión le hacía cosquillas en los cojones y no podía por menos de sentarse ante el ordenador como aquella madrugada de hacía 40 años se bajó al teletipo a transmitir una crónica apresurada de reacciones, larga y oceánica, en la cilla donde estaba el ghost y algunas botellas de Madeira añada de 1898 que lindamente en honra del general se bebió a sorbitos siguiendo la tradición irlandesa de “mojar” al difunto en el velorio.

—Nada de preocuparse ahora mismo os echo un galgo. Quietitos.

En el fondo a él le agradaba este silencio del camposanto de su biblioteca. Allí montaban una guardia de estrellas y sueños en fila sus amigos los que nunca le engañaban y le hablaban mudos en su elocuente quietud de las veinticuatro redondas blancas.

Se descolgó con un kadish o salmo responsorial que inundó el patio de vecindad. Los primeros currantes encendían las luces de la cocina y calentaban el té para marchar al trabajo y no se asustaron al oír su voz descangallada. Por lo menos no era un tiro. Habían sonado hacía tres cuartos de siglo muchos disparos en aquella barriada que era entonces un olivar. El General, tras pasar el mando a Varela, ganó aquella batalla a los Internacionales y los moros invocando a Alá y pensando en las huríes habían corrido a gorrazos a los gubernamentales.

 Miaja la Dolores y el Campesino se dieron de baja, volvieron grupas hasta la Casa Campo que perdían el culo, pero a los españoles con las glorias se nos fueron las memorias y no perdonaron a aquel general gallego bajito con mando en plaza en Tenerife que pasó el Estrecho con sus legionarios. Los vencedores se transformaron en vencidos al correr de las décadas.

Un modorro de León todo Cejas Circunflejas  se puso a correr el hectómetro velocista de fondo de la inanidad y la mentira.  Era un cuentanubes que no paraba de referirse a hechos puntuales y hechos evidentes sembrando su discurso de tautologías sin parar.

La travelo y las góticas le reían a su puñetero padre las gracias. Ji, ji, ji. Puso él las cejas y otros los cojones. Parió la agüela la memoria histórica.

—¿No estaba todo perdonado? Le dijo Bermejo al conquense que por aquellas fechas andaba por Regent Street embutido en su chupa de cuero de aviador republicano fardando de melenas y de pantalones campana más despistado que un burro en un garaje.

El nuevo idiotipo había cambiado la contraseña. Recordaba aquella fría madrugada londinense. Le llamó desde Madrid Paco Martos su redactor jefe y su ángel de la guarda. Pronunció una sola palabra. Dijo:

—Ya

Y colgó el teléfono. La larga agonía del general estaba consumada. Se sentó ante el teletipo de la bodega donde moraba en su madriguera el fantasma del conde Kelly y ametralló una crónica apesadumbrada. La historia de España abría una nueva página. Se acababa de casar en segundas nupcias. Su mujer que no se encontraba en aquel Londres crápula y finisecular bien del todo, acostumbrada al buen vivir de Oviedo y a las praderas asturianas dormía plácidamente y no quiso despertarla.  En el sotabanco de South Kensigton  la daban miedo los fantasmas. Pensó mejor no despertarla, mejor que sueñe en montañas nevadas.

A las nueve se abrieran las puertas de la embajada a medio batiente en señal de luto. Se izó la bandera de crespón negro. En el oratorio vertió algunas lágrimas. Gracias al general había conseguido un trabajo y le mandaron de corresponsal a Gran Bretaña. Fue obra de la casualidad. ¿O un milagro? Era el designio de los dioses. Ya. Paco Martos su ángel de la guarda le había reconciliado con la ardua profesión del periodismo. Fue un personaje clave en el diseño de su trayectoria vital de igual manera que aquel inspector de policía en Asturias, que había sido su compañero de terna en el seminario, el amigo Llorente, que lo liberó del orco inmundo donde trató de meterle un cura progre. No era un simple estomago agradecido. Es que lo mismo que el General amaba a España y el nombre y el amor de su patria vibraba entre los puntos de su pluma por más que se supiera  incomprendido.

La persecución el oprobio y las cadenas no llegarían de repente sino poco a poco en un suave que me estás matando pero era la nueva táctica de la serpiente que había mudado la camisa y cambió su estrategia.

Nada de fusilamientos ni actos espectaculares sino a la chita callando. Y tapándoles a los insatisfechos la boca con dineros y sobornos. Sencillamente, los quye mentaban a Franco eran condicionantes de la no existían. Se les adjudicó la categoría de “no person”. Dejaron de existir siguiendo las recomendaciones del Talmud que no considera pertenecientes a la raza humana a los no ungidos por la circuncisión del mohel (el sacristán jifero que retaja a los recién nacidos ) rabínico

Había que marchar en adelante a la agachadiza casi pidiendo perdón pero parapetado con un coselete antibalas. Sólo la pluma sería su único ajuar de combate cuando sonó al otro lado del teléfono cruzando el océano aquel “ya” fatídico denso profundo y trágico como la misma España. Fue a misa a los servitas encomendó el alma de Franco y luego se dirigió a estampar su firma en el libro de duelo jornada de puertas abiertas en Belgravia Square. A los pocos días una mano negra estuvo a punto de quemar aquella embajada horas después de que fuese reducida a cenizas nuestra legación en Portugal. Seguramente que empezaría el hule.