José
María Díaz Fernández Deán de la catedral de Santiago de
Compostela,
Cabildo metropolitano,
Plaza de las Platerías
s/n
15704 Santiago de
Compostela
MADRID
22 de marzo 2012
Querido
señor Deán:
¡Qué ojos más limpios
tiene usted y qué pluma tan preclara para describir la estatuaria
del Pórtico de la Gloria y la sonrisa de Daniel! Sus versos poseen
el aliento, la serenidad y la grandeza de Fray Luis de León.
No
sabía que fuese tan ilustre poeta pero es lo que nos enseñaron en
el seminario, a adoctrinarnos en la palabra a buscar la belleza, esa
filocalía que es patrimonio de la SRI. Yo recuerdo que don José
Pedro Carrero nos leía sus composiciones en un libro de muchas hojas
escrito a máquina que había encuadernado durante las clases de
Retórica. Gracias. Tengo muchas ganas de conocer su obra, mandeme
los textos contra reembolso a la dirección de Madrid por favor,
pues yo sé de los azares de un escritor y lo que cuesta escribir un
libro. Se los pagaré con mucho gusto.
De
esta lección magistral Ante
la restauración del Pórtico de la Gloria
haré una glosa en mi bitácora antonioparragalindo.blogspot.com,
con su anuencia. A través de estas páginas parece que estoy viendo
y explicándoseme todos esos instrumentos musicales del medioevo
perdidos u olvidados, como las partituras musicales mozárabes, y que
han podido ser resucitados mirando trabajar el buril del maestro
Mateo. Joaquín Díaz el gran musicólogo –su homónimo- hizo una
reproducción de los mismos e hizo sonar las cítaras y rabeles, la
cíbola y el laúd antiguo. Reconstruyéndolas.
El Pórtico de la Gloria
arropando a la mandorla del pantocrátor es a mi juicio la conjunción
perfecta de la arquitectura, la escultura, la música, la astronomía
y la matemática. Todas las artes liberales en grado excelso las
introdujo por obra de magia el Maestro Mateo.
Creo que usted, don José
María, es un elegido de Dios por haber alcanzado la dignidad del
decanato de Compostela, basílica mayor de la cristiandad, en lo que
nos honramos los que le conocemos y fuimos sus discípulos, y poder
pasar todos los días bajo esta puerta de los dones, cantar el oficio
divino y rezar y celebrar en este segundo templo de la catolicidad.
Si nos quitaran a los cristianos Roma y Jerusalén todavía nos
quedaría Compostela y tal vez la Laura de Kiev.
Gracias
infinitas por la merced que me hace de haber comprado mi libro. Dios
se lo pague con creces. Perdone si me he tomado demasiadas licencias
pero no encontré otro camino. Te gastas cinco mil euros y las cajas
de la edición muertas de risa y tu mujer que te increpa. Creo que
usted que es escritor sabe de lo difícil que es abrirse paso en este
terreno de las letras sujeto a tantas intercadencias y a muchísimos
imponderables.
La obra es una
provocación y pido perdón si he soltado alguna herejía o herido
alguna susceptibilidad.
Quise
hacer un canto a aquella Iglesia que se fue. Me duele verla sujeta a
merced de sus enemigos. Pero es una exageración. La idea teológica
que quise manejar es que la Resurrección de la Carne y la vida
perdurable no pueden ser sustituidas por ninguna otra teología ni la
de la liberación y la del Holocausto que anule toda la soteriología
eclesial que han predicado nuestros pastores durante siglos.
En
toda obra humana pudo haber imperfecciones provenientes de las
pasiones. Un falso misticismo. Esa obsesión sexual de ahora mismo
que los hipócritas y lujuriosos piden a la Iglesia siendo ellos
sepulcros blanqueados. La iglesia en cuanto tal no tiene pecado, los
cristianos sí. Esa es la fija.
Otro
punto que traté de pergeñar a lo mejor sin conseguirlo es la
importancia del culto y de la acción social sin que tengamos que
convertirnos en una ONG porque la filantropía ha de someterse a los
fueros de la caridad cristiana.
Una limosna es la que ha
dado usted a este pobre pecador al adquirir mi libro. La iglesia
católica ha sido la médula de España. Sin catolicidad no hay
España. Y esperemos alcanzar algún día la gran perdonanza.
Los dos últimos cuartos
de siglo fueron traumáticos. Mucho jaleo. Todo parece vuelto del
revés. Quizá el Señor esté escribiendo recto con reglones
oblicuos.
Y
de ahí esa cólera de Zeus, pero también ternura, piedad y perdón.
Ya digo: quise provocar como lo hacía don Miguel de Unamuno,
salvando las distancias. Carezco- Dios me libre de compararme- de la
sabiduría y el arte del maestro bilbaíno pero él con sus boutades
animó un poco el cotarro.
Ex
discussione claritas.
No podemos vivir adormilados ni encoger las enagüillas ante los
charcos que se vienen encima. Suplico perdón por mis yerros y algún
día, si Dios quiere, peregrinaré a Compostela y le rogaré a usted,
Sr. Deán, que sea mi penitenciario. Que me absuelva de mis muchos
pecados.
Una
cosa que no he traicionado es mi fe en la Iglesia. Tampoco traicioné
a mi bandera. Persisto en la creencia de que le Caudillo- ¡qué buen
gallego y que gran caballero era!- hizo mucho bien a los españoles y
en mi opinión- sólo una humilde opinión- a la Iglesia. Habría que
restaurar un poco el esplendor de la liturgia que oremos en común y
a ser posible en latín, que se vuelva a rezar el rosario, que se
restituyan las Vísperas pero cómo llegar a tal si los seminarios
están vacíos y los pobres curas están que pierden el bofe
asistiendo hasta ocho pueblos como don Antonio el de Soto de Luiña,
que es mi amigo. Después que cada uno haga de su capa un sayo. No
seremos múridos de sacristía ni místicos con el cuello vuelto de
medio lado, sino gente que trata de preservar la fe, vivir según
las prescripciones del evangelio sin perder de vista las flaquezas de
la carne. No, el catolicismo no es un problema de bragueta. Claro que
esto lo digo cuando estoy un poco de vuelta de todo. Al cabo de dos
matrimonios y cinco hijos.
Yo
tengo mujer e hijos todos colocados. Mi mujer es funcionaria y se
valdría por sí misma. Yo a mis 67 años si el obispo me llamara
diría Adsum.
¡Qué tonto soy, sueño despierto! Nosotros aportaríamos un bagaje
de comprensión y de humanidad a la Iglesia. Ya sé que esto es
imposible pero el reto está ahí y yo a riesgo de ser calificado de
piedra de escándalo, indagaría sobre la viabilidad de la propuesta.
Algo se mueve, sin embargo. Por ejemplo la campaña del episcopado
ofertar a los parados un puesto fijo y un trabajo impresionante como
es la cura de almas ha caído bien. Espero que muchos mozos se lo
estén pensando.
También a través de
Internet hice campaña para que la Passio se cantase en latín al
modo antiguo y alguien ha desplegado la antena en el Vaticano porque
en la liturgia de Viernes Santo han vuelto a sonar los maravillosos
motetes de Palestrina y del padre Vitoria y los tres diáconos
recitaban los versículos del sublime relato de San Juan.
Yo pecador sí. Yo,
pecador, lleno de contradicciones y altibajos. Quise ser escritor y
periodista y lo fui y lo sigue siendo pero a partir de 1975 se
produjo una nueva desamortización en España y nuestros periódicos,
revistas y editoriales pasaron a gente extraña que vive muy lejos
tal vez en un rascacielos y desde allí aprieta un botón. Es poder
oculto que no enseña la patita. Los medios de comunicación se han
convertido en medios de provocación y de intoxicación.
A
pesar de todo, tengo esperanza y soy optimista porque el Señor no
nos dejará de su mano aunque a ratos parece que se aleje, que oculte
su rostro. Ni España ni la SRI podrán ser destruidos.
A grandes rasgos y
perdóneme si me extiendo le diré: he vivido casi diez años en
Inglaterra y en USA cuatro.
Al regresar a España me
hice archivero. Seguí escribiendo porque es para lo único que valgo
pero yo no soy un Delibes ni un Cela. Todos mis textos están en la
gaveta hasta que me decidí a dar a la estampa por mí mismo mis
hijos intelectuales o mis excrecencias imaginativas. Me encontré con
la sorpresa de que muchas librerías no te admiten un libro sin que
lo presente un distribuidor y yo no puedo tener distribuidor porque
siempre fui políticamente incorrecto. Así que para mi sorpresa
navegamos poco.
De
la gaveta pasaron a la oscuridad de las cajas embaladas. La excusa
que te dan los editores es que si no escribes marranerías o torpezas
como el Código D´Vinci, eres de la acera de enfrente, insultas a
España, a la memoria de Franco o a la Iglesia, no entras en el cupo.
Pero yo no me rindo, don
Josemari. Me gustaría tener dinero para montar una editorial o una
emisora de radio para sacar a luz muchas obras maestras que andan por
ahí escondidas de mis amigos y escritores como Vd., ¿Estará hoy la
luz bajo el celemín o es que no la acertamos a distinguir? Que la
gente lea, que no se embrutezca, que aspire no sólo a los bienes
materiales sino también a los del espiritu. Y en esa demanda
quijotesca sigo.
Y muchas gracias por su
carta autógrafa.
Para
mí volver a encontrarle ha sido un milagro o una merced concedida
gracias a la intercesión de Nuestra Señora a la cual ustedes buenos
sacerdotes nos enseñaron a amar y a mirar para el cielo en las
adversidades. Se me quedan muchas cosas en el tintero pero ya le iré
relatándolas en otras cartas más despacio. Le he visto muy bien en
los últimos reportajes por la tele. Usted siempre fue un cura
elegante y si me perdone guapo. Rubio con aquel pelo de mazorca.
Ignoraba que proceda de Coaña el hermoso concejo – Cudillero, el
Franco, Valdés y luego Coaña- donde está el monasterio de Corias,
y el de Cartavelo o las piedras sagradas del castro prerromano.
Tenemos mucha historia y mucha poesía corriendo por nuestras venas.
Tengo yo una casa en una aldea que llaman el Rellayo al lado de la
A6, con un prao, un lauredal donde canta la curuxia o lechuza por las
noches. Estamos al pie del monte de Santa Ana de Montarés que habrá
oído nombrar y cuya ermita se alza señera sobre un cerro y a la
cual veneran los pescadores pixuetus.
Yo me retiro a este
rincón de paz a escribir, a meditar y a rezar a veces. Me gusta el
oficio divino en latín, sobre todo los himnos de un viejo breviario
que me legó un tío cura. Cuanto me gustaría que usted viniera a
nuestra casa, señor deán; aquí las señas:
Antonio Parra el
“Periodista”,
Villa Elena
El Rellayo,
San Juan de Piñera,
33159 (Cudillero)
Como
estoy jubilado, me escapo quince días allá, cuando vaga. Mi mujer
no pues aun trabaja de funcionaria de la Seguridad Social y le quedan
aun dos años, pero allí soy feliz. Y le doy muchas gracias a Dios
por poder aun segar la hierba, por poder leer. Tengo más de seis mil
libros. No sé a quien se lo voy a dejar cuando me muera. Bueno no
pensemos en la que no perdonará a nadie. Jesús bendito que tanto me
ayudó en vida y me sacó de tantos precipicios me ayudará en
muerte.
Valete,
care magíster,
et
salutem plurimam.
Usted
don José María junto con don Pedro Recio y don Julián García
Hernándo fueron personas muy importantes en mi vida. Me marcaron
camino; entonces no nos dábamos cuenta inconscientes jovenzuelos de
que sus amonestaciones o consejos eran por nuestro bien. Si me torcí,
que Dios me perdone.
PS
En
mi blog haré un estudio largo sobre el hermoso folleto que me envía.
Explicaré a mis lectores – cuento con cincuenta mil visitas y a
veces hasta cien diarias- en una exégesis sobre este aporte que hace
a la cultura gallega y española y que realiza muy
circunstanciadamente con noticias desconocidas como que el Pórtico
fue restaurado por los ingleses, o que su antecesor, don Epifanio, lo
llevaron preso a Mahón. El estudio sobre el enigma del Maestro
Mateo, magistral. De todas, todas.
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