SALMOS CONTRA LA PANDEMIA
Señor refugio mío y alcázar mío en quien confío. Tú me libras del lazo de los cazadores y de la peste perniciosa, encuentro refugio bajo tus alas. Seas para mí escudo y broquel. No temeré el espanto nocturno ni la saeta volando de día, ni la pestilencia que vaga en tinieblas, ni la mortandad que hace estragos en pleno día. Andaré sobre el áspid y la víbora, hollaré la cabeza del león. Tú me curarás y cuidarás y en longevidad acabarán mis días. Bendito siempre seas señor. Todos los que esperan en Ti no serán confundidos y se verán avergonzados los seguidores de la vanidad de este mundo (Ps. 90- 21 )
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