Turguenev diario de un cazador
A Turguenev lo leí en París el
verano del 64 estando en Paris campo de trabajo años de hambre y pasión por la
literatura lo que ganaba arrastrando cajas lo invertía en libros de bolsillo. Diario
de un cazador y Adolescencia impresionaron mi sensibilidad por la delicadeza y
veneración de este autor ruso el mas europeizante por la naturaleza. Turguenev
fue como un primer amor en letras cirílicas. En sus libros se plasmaba una melancolía
hecha hombre. Un artista puro reencarnación de Hamlet. En su Petersburgo natal
se vivía la facción entre zapadnieki y vostokniki. El este y el oeste. Aquel barín
se siente europeo y se dedica a viajar por Alemania. En Paris conoció a una
española Paulina Rubio de la que se enamora pero es un amor imposible. Entonces
regresa a la patria imbuido del pesimismo de Schopenhauer y escribe el último
de sus libros “Humo”. Todo se desvanece. Sopla el viento y las hojas de los árboles
se vuelven para el otro lado. El mito del eterno retorno ni más ni menos.
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