De: antonio parra galindo <bibliopolis@outlook.es>
Enviado: domingo, 3 de octubre de 2021 0:03
Para: antonio parra galindo <hull66@outlook.es>
Asunto: LIMISTE
EL SIGNO DE LOS TIEMPOS
Al paño de Segovia lo
llamaban limiste archifino. Son gente muy avezada con pinta de paletos, algo
taimada y un poco sabuesos con un olfato agudísimo para oler la tostada, para
percibir el signo de los tiempos en perpetua mudanza. Apodaban los romanos a
tal fenómeno signa temporum. Los germanos zeitgeisty;
Soloviev “znamenia bremia”. el de la paz gracias a la denominación
universal de poderes ocultos que ocasionarán las aleyas o movimientos
migratorios masivos
Entre los teólogos que
estudian los cambios de la Iglesia antes del Apocalipsis habrá tres tiempos.
El del Padre (Antiguo
Testamento) el del Hijo (Evangelio hasta el siglo XVIII) y el del Espíritu el
de la industria pesada, los nuevos inventos automóvil, teléfono, tecnología,
adelantos que hacen la vida del hombre más llevadera. En él estamos.
Para los entendidos en
cristología hay un Cristo que fue el cordero vivo de las Catacumbas y de las
persecuciones, un Cristo arquitecto constructor — el que se refiere al de las
catedrales románicas, góticas del medievo— otro músico el de la polifonía;
armónica de la liturgia gloriosa; otro médico que cura las enfermedades:
Fleming, Koch, Pasteur. Habría un cristo mecánico viajes apertura de la
navegación a otros continentes de la tierra fuera de los límites ecuménicos,
con la colonización americana y Africa negra.
El último sería el de
la gran reconciliación que los rusos denominan “bolshoi primirenia” o
gran reconciliación. Sería el “Xto ciberneticus” el de la comunicación
instantánea, la Red, el descubrimiento de nuevos planetas en el sistema solar,
Armstrong pisó la luna.
Es un cristo convulso en
pugna con el anticristo, que llora tras la música estridente del rock y del
rap. Ello supone, con todo y eso, una demostración de que el Hijo del Hombre
está vivo e instalado en la historia, como en lo alto de una mandorla mística
del pantocrator bendiciendo compadecido a una humanidad dolorida sujeta al
pecado y las debilidades de la naturaleza y al imperio de los sentidos, lo cual
abona la tesis de que Jesús vencerá al diablo. Los que siguen sus enseñanzas
serán bendecidos, predestinados.
Los que rechacen su mensaje
irán al fuego eterno, serán malditos, préditos.
Nadie para percibir estos
cambios como el pueblo judío que tienen un oído y un olfato muy fino como los
paños de Segovia y en parte sus profetas y sus sabios serían los agentes de
tales cambios.
Parece haber sido así:
Einstein, Freud, Marx. Sus clarividencias nos abocaron a un mundo nuevo y
difícil en que nos tocó vivir. Por lo demás, no olvidemos que pese a nuestras
mermas y desgracias, Dios está arriba, incluso desde el ojo mágico de Internet
nos vigila. Por mucho que para algunos de nosotros tales mutaciones hayan
supuesto motivo de escándalo y desesperación a gentes de mi generación.
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