Angel de mi guarda,
dulce compañía,
no me dejes solo
ni de noche ni de día
2016-02-27
2016-02-26
Por el estero voy de la playa de los recuerdos sorbiendo mis pensamientos hoy casé a una hija los terrenos están bañados por la marea ondas infinitas flujos y reflujos arrepentimiento que no cesa aquel puñetazo. Soy un subalterno del odio y de las fichas numeradas, hombre sensible y poco practico metido en el infierno de los libros prohibidos un jubilado del cuerpo de archiveros y bibliotecarios que fue fundado en 1858 el mismo año que la Benemérita. En la Biblioteca Nacional está enterrada nuestra riqueza, yo creía pero los hechos me obligan a desdecirme de mis pensamientos. Nuestra cultura pisoteada por los vencedores no vale para nada. he practicado la esgrima de la erudición y del floreo, un deporte poco practico que no deja dividendos. Transijo y me aguanto mis humores en viendo mis lares profanados y mi casa desolada. Catálogos, repertorios, rotaprintsw, multicopistas. Durante la barbarie roja los milicianos usaron viejos códices e incunables como parapetos de defensa. La cultura no es más que una trinchera. Por eso al cruzar ek umbral y delante del imafronte clasico, al dejar atras la verja de hierro con los garitones en forma de lanzas siempre me santiguo. Genio y figura de España. No soy más que un pobre bibliotecareio. GRABADOS, LITOGRAFÍAS CODICILOS. Aquí se plasma mi fe de vida inmersa en la tristeza y sabiduría de los mesetones de las salas de lectura donde pasa un ángel cada media hora como en la Piscina Probática
2016-02-25
AMBIGÜEDADES TOPONÍMICAS
Entre pinto y Valdemoro
Llaman a la provincia Madrid la
bella desconocida porque hay pueblos que guardan secretos jardines. Dejando atrás
los montes del Pardo y los berrocales graníticos de Galapagar orillas de
Manzanares la tierra de Madrid se amansa y se hace otras. El Jarama Aulencia
Guadarrama, y Manzanares abordan otros modos y tierras calizas. La calera
sustituye a la cantera. Los llanos de Getafe avisan de aires manchegos en el
horizonte. A Pinto así le llamaban por un vino tintorro de fuerte graduación y
Valdemoro a menos de media legua por esconderse entre un valle y una cumbre el
cerro de su iglesia de traza tan castellana y que albergó enterramientos. En Pinto
había buenas posadas y en Valdemoro buenos figones para dar besos al jarro y
beberse toda la sangre del cordero pascual tan generosa.
Pegas un brinco y ya estás en
Pinto. Por eso se dice cuando hay una situación ambigua, ▬cosa frecuente por
estos tesos▬, andar entre Pinto y Valdemoro esto es que de remate aun no cuajó
la cosa.
¿Estoy en Pinto? ¿Estoy en
Valdemoro? Y un beodo una tarde de Jueves Santo que no hizo otra cosa que visitar al
Santísimo y recorrer las siete estaciones de otros tantos “monumentos” al final
del recorrido no sabía dónde se hallaba.
Estaba caminando sobre el filo de
la navaja. Voy a Valdemoro con frecuencia. Tiene el alma de guardia civil por
ser la patria del Duque de Ahumada y una iglesia renacentista de buenas
hechuras donde hasta hace poco voleaban la melena de una campana enorme.
En el presbiterio un cuadro de
Goya la comunión de san Felipe y otras muchas cosas importantes que ahora no me
da la gana descubrir por ser materia reservada. Desde la torre me hace señas heliográficas
el sol rutilante en la vaguada y paseo sus campos apoyados en un roten que me
legó mi padre que el pobre era muy andarín cuando iba de correría o marchaba
por campamentos y descampados a la búsqueda de malhechores y maquis.
Mi padre en el frente vio caer a
su lado a muchos camaradas y parece ser que a él las balas en los blocaos lo
respetaban.
Por eso estoy yo por aquí que
heredé su cachava. Anduvimos entre Pinto y Valdemoro pero, al final, gracias a
Dios, se aclaró la cosa.
VERSOS A MI HIJA A LA QUE ACABO DE CONOCER Y A MI EX
NUEVO LIBRO DE VERSOS A MI EX Y A
YORK LA VIEJA EBORACUM
Publicar un libro es como parir
un hijo y en tal caso la recuperación del pasado infinito merced a la gracia valorativa
de la escritura. Puedes estar en dos lugares. Y yo me traslado en alma que no
en cuerpo a aquella aldehuela de Wilberfoss en el camino de la pista hasta
Pocklington y Beverly.
Es un homenaje a la rosa, la
dulce rosa inglesa como en el Romance la Rose, versos caballerescos que dicen
que ya no se lleva porque han dicho las Fem y otras institutrices del odio
interactivo que eso del amor es un cuento chino padre de la violencia de
genero.
Creen haber descubierto el andao pa adelante estas señoras
fricativas del Libardo pues la tortillería en estado puro tiénese a mucha
honra. Sin embargo, yo pienso que mientras exista el hombre y la mujer siempre
habrá amor que es Roma y vida y creo que catolicismo porque Dios es católico y
español aunque en el Vaticano ya no lo sean. Este sucinto libro que no llega a
cien páginas registra la emoción del encuentro con el cristianismo a la inglesa,
feudatario de la colonización romana.
Eboracum la ciudad del marfil era
la última estación del itinerario de Antonino que surcaba desde Cádiz y la
Lusitania hasta la frontera escocesa y la muralla de Adriano.
Un camino trillado a golpe de
calces por los legionarios de la VII Legio Gemina y que yo recorrí muchas veces
en mi mini cooper 850 color guinda. Unos mil quinientos kilómetros desde Madrid
a través de la Galia y cruzando el Canal de las Galernas hasta avistar las
torres del gótico perpendicular de York.
Este libro se lo dedico a mi hija
Helen a la cual volvía a ver estas navidades que fueron necedades al cabo de 43
años. ¿Demasiado tarde tal vez?
Bueno eso que se lo pregunten a
los abogados de los derechos humanos. Reclamaciones al maestro armero y los
experimentos con gaseosa. Si algún lector de este blog quiere leer mi libro yo
se lo mando gratis a su dirección postal en cualquier parte del mundo.
Hágannoslo saber con un comentario a este blog
Salutem plurimam.
2016-01-26
PEPE MAYORAL LIBRO MANÍFICO. SE MARCHA A VIVIR A TEMBLEQUE
JOSÉ MAYORAL: ASALTO A
LA DESTILERÍA
Pepe Mayoral la primera
vez que topé con él en los veladores del Café Gijón, que, ya, por desgracia, no
son lo que se dice un Helicón de las Nueve Musas sino varadero de eruditos de
aluvión, literatos de acarreo, y alguna que otra niña pija heredera de aquellas
chicas “topolino” que yo conocí (¡qué viejos nos hacemos, pardiez!) me
impresionó por su porte digno, esa honradez y modestia del intelectual nada
vociferante, que siente su compromiso con la verdad y lo asume, y una mirada
penetrante, casi de berbiquí, propias de los que catalogan la realidad. Los
ojos azules de este rubiales humanista son un parapeto de la inteligencia. Es
la mirada de todos los pintores. Como Picasso, como Gauguin, como Cezanne.
Mayoral, más que ojos, lo que despliega son dos taladros. De ahí que todos sus
libros sean tan “visuales”. En ellas la palabra adquiere un perfil
plástico de colores rompedores, que capta cuanto rodea al autor. Cincela y
pincela el entorno. Por eso, los mejores novelistas son aquellos que han
conseguido imprimir a sus creaciones un tempo cinematográfico. Este
extraño “Asalto a la Destilería” es un grito del genio en el que se contiene lo
“dejá vu” en narrativa:(Joyce,
Beckett, Kafka, Dostoievski, Faulkner) con algo que es completamente nuevo.
Mayoral aquí, al escribir este relato mayor, en el cual los paladeadores de la
buena literatura pueden advertir retumbos del eco de Baroja, Valle Inclán, al
que supera por lo esperpéntico de algunas imágenes, Gómez de la Serna, al que
deja atrás al ir devanando sobre la novela escalofriantes greguerías, sólo
puede ser igual a sí mismo.
Se trata de lo que llamaría Andrés Gide una sotie o farsa cómica con
arreglo al gusto de los hocipoci o malabaristas medievales, bayaderas y
prestidigitadores
medievales al estilo
Chaucer, y ,si se quiere, un danza de la muerte con ingredientes del género
urbano, o de la novela negra.
Ante los ojos perplejos
del lector se cruzan agentes del FBI con las vueltas del cuello de la gabardina
subidas, el naranjero oculto bajo la chaqueta, pero que, incapaces de matar una
lombriz, se nos muestran completamente
inocuos. El asalto a la factoría no se resuelve en resultado de muerte. Es un
desiderátum en la novela que nunca se consuma. Nunca tomaremos el objetivo.
Seguiremos bebiendo hasta reventar. No somos más que una inmensa cañería.
A lo puro, los disparos
de metralleta todo lo más que consiguen es hacerle un agujero a la duela de la
barrica de roble de la enigmática destilería o ser la causa de úlcera de
estomago de alguno de los personajes, de tanto empinar el codo. Nos encontramos
otra vez, como en los mejores textos de Felipe Roth, con la parábola del “santo
bebedor”. Mana, en lugar de sangre, alcohol, del alma y del cuerpo de los
hombres pero dicen que el vino es sangre de Cristo. Por eso, el libro tiene un
no sé qué de eucarístico, de reconciliación con la vida y con el perdón, que
puede constituir el mejor conjuro contra este tiempos de augurios
apocalípticos, de amenazas y de revanchismos en el que estamos inmersos.
Sorprende la agilidad
del dialogo, y el grado de interacción, merced al cual los planos de la
realidad espacio/tiempo quedan superados y sobreseídos. En un párrafo nos
encontramos en el Shepeherd Bush londinense y al siguiente corretea nuestra
imaginación por los desmontes de la Dehesa de la Villa. O sentimos añoranza de
Tembleque, donde se sitúa el punto de fuga o de huida.
El estilo está
salpimentado de codas en inglés, un idioma que posee el autor, y en otras
lenguas. Esta capacidad de adaptación a un castellano que se está transformando
a causa del avance imparable del monstruo lingüístico que nos acerca a la
realidad de Babel materializada en ese “spanglish” ovante en nuestra
conversación cotidiana de unos años a esta parte y que los de la generación del
68 fueron los primeros en captarla, es el sello de un habla viva que se acerca.
La novela está escrita
en tono de elegía. Es un treno por una lengua que desaparece y un país que se
deslíe en la propaganda consumista de “by
lines” como morralla fina que pasan a nuestro idioma y lo contaminan de un
virus de muerte.
Para sintonizar esa
lengua que nos invade ya tiene Mayoral oído fino, fuera de la común. En todo
gran escritor hay un buen profeta, un zahorí y un anestesista.
A veces, podríamos
llegar a creer que carga la suerte, y que el autor, rebosante de genio, parece
víctima de su propio éxito imaginativo. Pero el tempo no decae en medio del
marasmo caótico de imágenes como lava incandescente que se superponen y se
suceden vertiginosamente para desembocar en una especie de delta de piedad
cervantina donde afluye el gran río de los flujos de conciencia visionaria de este
hombre bueno y silencioso al que, cuando uno lo ve acodado en la “burladero” de
ese coso taurino, más que café, donde hay tantos que embisten ( Mayoral sólo
dialoga) nunca se pudiera llegar a pensar que estuviese penetrado por una
imaginación tan volcánica.
“Asalto a la destilería”, aparte de una composición que supera las
lindes de la novela, es un exorcismo, en el que su autor conjura a todos esos
madrigados miuras, que atropan por norma, y que primero disparan y luego hacen
preguntas, a que entren al trapo de la razón, y no vayan al bulto del argumento
ad hominem. Ya es lástima que hoy, disfrazados de demócratas, pululen y ululen
tantos Hijos de Adolfo. Las viragos, que
no vírgenes, de cuerpos gloriosos y de almas en pena (su presencia nos hace
pensar en aquel debate medieval sobre si en realidad existe un alma femenina de
la misma manera que puede existir un arma canina, caballuna, o felina) con
mucho sexo y poco seso, y a lo mejor ninguna de las dos cosas, porque hay
demasiado escaparate e impostura, mucho pose, están ahí, haciendo pasarela.
Rocíito se ha metido a puta. Todas quieren salir en la prensa rosa. Mira que os
lo advertí. ¿qué luego os las mata a golpes alguno de los extremeños celosos?
¿Y qué esperabais, ilusos? El que siembra viento recoge tempestades. Esto de la
violencia conyugal forma parte de vuestra demagogia, de vuestro proyecto de
dominación universal. Habéis acabado con la palabra. Ahora queréis suprimir el
amor.
Quizás sea esta la hora
de la bestia. La serpiente transformista que ya no quiere ser artista, ay mamá,
sino que se nos alobó en el feminismo
Mucho sexo en
apariencia y poco seso. Por eso, hoy los del 68, que nos considerábamos unos
tipos bastante inteligentes, no nos comemos una rosca, y es que la verdad ni
nos seduce ni nos apetece. Se ha perdido todo interés. Han echado bromuro en el
vaso de Cocacola. El cabrón de la muerte
ha intentado ante nuestras propias barbas asesinar nuestros sueños y matar la
vida. A las novias que amábamos las ligaron las trompas de Fellopio. Si nos
quitaseis de ahí en eso esas esculturales jacas a la hora de comer, si la
Campos, menos globos, no se plantase tanto en jarras guarras, y nos dieseis a
las modistillas y plantadoras o a las queridas pupilas de la vieja Echegaray o
de Ballesta, volvería a nosotros el ahínco del deseo. Quizás sea esta la causa
de nuestra baja cota de natalidad. La española cuando besa ya no besa de
verdad. Se ha vuelto machorra. Las parideras del redil patrio están vacías. No
queremos traer, hijos al mundo. ¿Por qué? Dar a luz nos resulta un tanto machista, ¿guapo? Ya sé adónde queréis ir a
parar, hijas de mi vida: al conde que todo lo enseña y nada esconde. Eso es.
Era necesario que haya voces disconformes con
el “España va bien” y oigan en berlina a los organizadores del pase de modelos;
les ha quedado un país como muy coquetón pero sin medula, y no es eso, no es
eso.
La vida literaria,
reflejo de nuestra anémica vida política, dominado por algunos cuantos
caudillos del Palacio de los Leones y de la Media Luna Cibernética -todos se
están haciendo a estas horas una gallarda y se masturban irremisiblemente como
se masturbaban los del 98, inane ejercicio el de la masturbación como es el de
la demagogia- recuerda a esa catasta donde los romanos exponían a sus esclavos. Viene la Noemí Campiello
moviendo el caderamen, rumbosa e imperturbable cariátide y nosotros nos
amagamos en un rincón ante el empuje de esas otras hijas mías de mi vida,
porque el tronío y la crija de esa inglesa de ébano no hay quien lo aguante,
pero no la podemos llamar tía buena sin ser calificados de machistas. Los
rumbosos taconazos de las modelos y la cara de acusica de las rubias
bustoparlantes que recitan en un tono de voz homologado de plañideras de la
información, asomadas a las lúgubres ventanas de los telediarios, que se
repiten más que el ajo, y son siempre iguales a sí mismos, son como golpes en
la pared que nos avisan de lo que se avecina. Su gesto imperturbable nos
recuerda al de los “gauleiter” y al de las valquirias nazis. El ocaso de
occidente sólo nos puede llevar y de qué manera a una nueve noche de Walpurgis.
Para evitar esa
sinrazón de tanta trampa y de tanto cartón piedra, de literatos de relumbrón, y
de periodistas de acarreo, ahí están con esa dignidad de entrega total a la
literatura escritores como José Mayoral. El dictamen o casillero en el que son
calificados hombres honrados- su rostro recuerda al del Justo de Israel - no
les exime de seguir en la brecha, siendo la sal de la tierra, y el antídoto
contra la ramplonería y mediocridad ambiente.
No es más que una
jugada del sistema, que los prefiere pastueños, mansos, acomodaticios, con poca
conciencia y, a ser posible, lerdos; en esta sociedad un inteligente nunca
medra. Aquí no hay que pasar de listillo. La cara asnal del amigo Vargas Llosa,
un Nobel con mucha trampa y adobo a diferencia de Cela que se lo ganó, es una
especie de radiografía de este tiempo de desvergüenza.
Sucede que escritores
de una sola pieza como Mayoral tienen dificultades para encontrar editor,
mientras que el burro de Balaán sigue viviendo de las rentas, de la paja que
arrebató en pesebre ajeno, y a un chisgarabís, con tal que se llame Terencio,
se adorne la calva con un bisoñé, se lo jalea y rubrica con contratos
millonarios.
Pero la verdad no
solamente os hará eternamente libres sino que la encontrareis en la luz que
acampa bajo el celemín.
Conozco ese deambular
peripatético, que se refleja en la novela del autor novel, y negativas de
guante blanco que llenan el alma de desespero y de conciencia de fracaso. Nos
consuela que los herederos de los que nos dan con la puerta en las narices ya
aserraron a Jeremías, sacaron los ojos a Amós, dilapidaron a Isaías y a Cristo
lo clavaron de un madero. La incomprensión forma parte de la lista de los gajes
del oficio en un escritor. Estamos ya
curados de espanto; supimos apencar con las consecuencias de la ordalía. El
fuego de los inquisidores ya no nos afecta, hemos conseguido cruzar la parva en
ascuas a pie enjuto. Nuestro compromiso con la literatura es una perpetua Noche
de San Juan, transitada de viejas canciones, porque la música es un manso ruido
escuchado a flor de agua. Nuestros pies desnudos huellan las brasas. Y no sólo
eso, sino que también somos capaces de cargar con un compañero a cuestas. Uno
que escribe siempre ha de sentir ese aldabonazo de conciencia mesiánica. Todos
tenemos un poco la vocación de San Cristobalón. Queremos salvar el mundo o
justificarlo, desentrañarlos, sin saber cómo.
Un milagro permite que
nos lavemos en un charco la cara y que veamos nuestro rostro reflejado en las
aguas puras de la Fuente Castalia.
Si Baroja dijo que ya
ha pasado el tiempo de los milagros, a mí me parece que al bueno de Don Pío se
le fue un poco la mano; los milagros existen. Uno de ellos pudiera ser que
Mayoral y otros escritores de raza no se hayan rendido. No han quemado las
naves, no rasgaron las filacterias ni se resignan a entregar la cuchara. Al fin
y a la postre, el Covenant bíblico
es un poco el compromiso de Dios con los desheredados de la fortuna, con los
que sufren y son víctimas de la injusticia.
Un día seremos todos
rehabilitados. Así lo anuncia señaladamente el canto del “Magníficat”, algunos
de cuyos ecos tiene resonancia en este texto, donde los personajes largan
parrafadas constreñidas a un rigor de imágenes ardientes como en Carros de
Fuego, como si ya Elías estuviese de vuelta entre nosotros. Otra vez se escucha
el verso de “et exaltavit húmiles”.
Ojo, que en este asalto
a la destilería, hay mucho mensajes en clave. Para descifrarlos, lo mejor es
leer este fabuloso caudal de vidas que se entrelazan. Hay veces que una
palabra, sobre todo si está transida de aliento profético, puede hacer más daño
que el fuego a discreción de la boca de cañón de una metralleta.
¿Qué más? Mayoral, como
su mansedumbre ensimismada lo dice, y su apariencia de inquilino recién
desembarcado del portal del falansterio de la renta antigua lo corrobora, no
haciendo de otro alarde que el de su inteligencia, no tiene esa nuez de Adán
tan estragada de esos nuevos D´Artagnan de nuestras letras, con espadachines y
mosqueteros saliéndose por los forros y las guardas de su libros, pero ha
demostrado que sabe llevar una novela de acción, acción interior, y conducirla
a lo largo del relato. No es tampoco maricón, que hoy es lo que más lleva, ni
era de los que le arrimaba las putas a Emilio Romero cuando era joven. No;
nunca se ha supeditado Pepe a los serviles oficios de mamporrero, ni se ha
colocado una” yamulka” en el occipucio el bueno de Mayoral, él que tan judío es
- y no hagamos juegos de palabras porque aquí hay algunos muy dados a confundir
la velocidad con el tocino, y a judíos con jodíos- carne de dolor, sangre de
Israel. Pepe es un tipo normal, con esa normalidad que suele ser albergue del genio,
y un genio bueno y civil debe descansar en las recamaras de su imaginación para
haberse sabido mantener limpio entre tanta podre. Se gana la vida haciendo
transportes con una furgoneta y, de noche, se pone a escribir.
Y es ese ángel bueno
que le anima a escribir a Mayoral es el que nos dice a todo que ya basta, que
lo que necesitamos es perdón, más alternancia y menos revancha, y, hartos de
crispación lo que menos necesitamos son menos insensatos que ahuecan o impostan
la voz cuando se dirigen, altisonantes, como esos poetas ripiosos a los que
colman de premios cervantes, hacia nosotros. Pero nos tendrán que cortar la
mano, si quieren que dejemos de escribir
Seguiremos bebiendo
vino - joder el chato se ha puesto a 250 pesetas- y “gijoneando” que viene a ser una forma del hay que joderse
madrileño, porque ser cliente de ese club requiere sus buenas dosis de
masoquismo, haciendo la vista gorda cuando el camarero creyendo que estamos ya
trompas nos sisa, mentira de monedas en
un plato con el vuelto de la cuenta, y escuchando los zeugmas, metaplasmos,
metátesis y otras figuras de dicción con que nos dispensa el Cerillero, quien
presta el dinero por otra parte sin comisión. Hay que aguantar mecha y padecer
los agiotajes de la usura y los sablazos, o las intemperancias del falso amigo
que nos pasa la mano por el lomo y luego el canalla nos insulta, pero no va a
ser cosa de que por un provocador cualquiera, Adolfo, Adolfo, vayamos a sacar
el Mágnum. Prefiero un baño de whisky a un baño de sangre. Pero estamos
acostumbrados a sufrir. Somos carne de escritura y carne de dolor y toda esa
carne dolorida se cura con vino y con sopilla.
Siempre será mucho más
incruento el asalto a una cervecería que a un convento. Al atacar una
destilería-ese es el verdadero mensaje de esta novela- lo que se trata de
evitar es que lo que en realidad pase, por esa transposición de términos entre
cuento y razón, que vuelvan los energúmenos a pegar fuego, pongamos por caso, a
una sinagoga. Es lo que verdaderamente puede suceder si no andamos listos. Un
escritor de talento como es Mayoral aquí lo que hace es un conjuro contra el “arson” inicuo de los que ya traen la tea
en la mano, los apóstoles del odio sistemáticos, los retoños de Adolfo, inútil
total y para colmo sifilítico, a los añafileros de Moloch, con puestos
relevantes en la Administración, que fichan en algún periódico sacamantecas o
salen todos los días a la palestra en la televisión.
Este “Asalto a la
destilería”, novela mayor de José Mayoral, que ha publicado ya otros tres
libros, porque una novela es como una abrigo de pieles que se compra a la
querida, es una purga contra la pedantería, al tiempo que avisa de forma clara
a todos los mareantes. ¡Oído al parche! El alcázar no se rinde. Si pensáis que
vamos a dejar de escribir, porque a vosotros se os antoje, lo lleváis claro.
2016-01-25
2016-01-19
GABRIEL MIRÓ
GABRIEL MIRÓ GRANDES PROSAS
GABRIEL MIRÓ NUESTRO PADRE SAN DANIEL
Para hispanistas y filólogos y todos los que amamos las viejas palabras la prosa de Gabriel Miró nos lleva al mundo de los paraísos perdidos.
Ya sé que algún modorro que nos lea se quejará de que autores como él pidan el esfuerzo de tener que abrir el diccionario y que el de la RAE en esta involución que nos aflige haya dado de mano la vieja lexicología como antiguallas inservibles y fenecidas voces del idioma popular; éste se reduce y se limita a la jerga urbana quedando circunscrita a ese lenguaje urbano mímico y semi-coprológico, un verdadero signo apocalíptico. El castellano está siendo vapuleado por un inglés macabro y macarrónico.
Toda esa gacería de baja estofa del Bronx que penetra a través de los sitcoms y el lenguaje gangster vía Jolivú. Con ello el alma del mundo se empobrece a marchas forzadas. De la racionalidad volvemos a la irracionalidad.
El mensaje que lanzan epígonos semicientíficos como Eduardo Punsete ese malos pelos que habla y entrevista en la 2 no se cansa de repetir el mensaje de que el hombre viene del mono.
Por eso es todo un hallazgo volver a las novelas de Miró (El Obispo Leproso, Años y Leguas, las Cerezas del Cementerio etc.)
In principio erat Verbum. Dios creó primero la palabra. Después llenó el universo de cosas y vio que el mundo estaba bien hecho. Y a continuación formó al hombre del barro y a Eva de su costilla según el Génesis. Gabriel Miró resucita este vocabulario que resultan presentellas o exvotos testimoniales de una sociedad que se fue pero el habla rica de los campesinos españoles de Levante.
Nuestro padre san Daniel es un retablo de las maravillas en prosa preciosista que pinta la vida de una ciudad episcopal Orihuela (Oleza) a comienzos del pasado siglo. En frases que parecen hechas para ser esculpidas en sojas o en tiras de mármol. Su pluma no está hecha de cañadura de ave. Es de hierro como un cincel. Puede que recargue un poco y que a fuerza de este prístino afán intente Miró ponerle los paños al púlpito como hacían los predicadores de campanillas antiguamente. Es un escritor litúrgico. El lector encuentra ornamentos del viejo culto eclesiástico que venían del rito visigótico.
Fueron suprimidas por el concilio Vaticano II (hacheros, navetas, gremiales, gorjales, tunicelas, crismeras, casullas, píxides, epactas, corporales, viriles, hijuelas, brinquiños, sartales, antipendios, frontales que adornaban el paramento del tabernáculo, las cáligas o zapatillas de seda laborada y el cenojil azul que sujeta las medias de los obispos) el cristianismo proviene de los misterios órficos y no es tan sólo letra muerta sino la búsqueda y procura de un ideal
Vida tranquila y provincial a la sombra del campanario cuando todo poseía un principio y un fin es cuanto refleja este libro. Las onomásticas de los apóstoles, los mártires, confesores y doctores o las doce fiestas del calendario cristiano medían el tiempo. “Oleza criaba capellanes como Altea marinos y Altea turroneros”. Prosa serena que contempla el circular de las estaciones y el nacer, morir y vivir de los personajes que describe con la pasmosa elegancia en que giran los azudes y azahares de una noria.
Es un mirar levantino hacia el paisaje de una zona que en lucha contra los piratas berberiscos (Cartagena, cabo de Palos, Malva Rosa valenciana o Peñíscola) defendió a la catolicidad. Los prelados entraban en posesión de su diócesis a lomos de una mula blanca. Saltan a la palestra clérigos de misa y olla, jesuitas místicos como el Padre Bellod, don Magín, y don Jeromillo (cura pobre y cura rico). Se escucha en toda la novela el toque de Ánimas junto con el frufrú de las sotanas y sobrepellices, la campanilla del Viático, surtidores de patio claustral donde rezan el breviario los seminaristas ordenados in sacris deambulando por el claustro. Se escucha el bisbiseo de las viejas en las catedrales oscuras donde la piedra rezuma el vaho de los siglos, o la voz baja de particulares que pedían audiencia al señor obispo, escribanos testamentarias que recogían las mandas de los moribundos en donaciones pro ánima que han servido de baluarte económico de la iglesia. Se percibe- todo sensual, muy gráfico, llamando a las cosas por su nombre- el tiemblo de los dijes al pasar las cuentas del rosario de plata de las devotas. Crujen los agremanes, blondas y azabaches de raso o deslumbran los estrados de damasco y el brillo de anillos de oro y pectorales todo de perlas. Un estilo majestuoso, solemne y episcopal.
A Gabriel Miró hay que leerlo despacio y no sólo con los ojos sino con el oído, el gusto, el olfato, el tacto. Hay que poner los cinco sentidos para captar sus descripciones de una sensualidad fruente que se goza en el hallazgo de la palabra exacta. Esta zona en que se desarrolla la trama era un viejo reducto carlista que leía a Aparisi Guijarro y lanzaba vivas a cristo rey y a Carlos sétimo.
Esta es la España de los curas trabucaires. La guerra de la Independencia abrió una sima en el seno de la Iglesia entre curas liberales o serviles y absolutistas. La mayor parte de los curas hicieronse carlistas.
El obispo lució sobre su cabeza la barretina catalana hoy símbolo de la independencia de aquella región tan española y que fue un símbolo de los alzados contra el liberalismo jansenista. Sin embargo era un hombre triste que vivía en un palacio inmenso con una huerta rodeada de viales de naranjos y de magnolios en medio de una gran soledad.
Otro de los personajes Caracortada que vive arruinado, pues dio todo sus caudales para la Causa. Se ha convertido en pobre de pedir desde que fue herido por un sargento pesetero cuando su compañía mandada por el general Cabrera el Tigre del Maestrazgo fue atacada por soldados isabelinos. Dentro de este mundo idílico sin embargo no todo es lo que aparece. La sobrehaz de esta armonía de la ciudad episcopal son las pasiones, las envidias y enconos.
El odio que siente el mutilado carlista hacia el cacique don Álvaro alcanza proporciones homéricas. En una de sus magnificas descripciones las de las vísperas de San Pedro el autor hace contrastar la magnificencia del presbiterio claustral con la pobreza de la feligresía unas cuantas viejas y unos mesegueros que se duermen durante la ceremonia.
El boato de los ornamentos contrasta con los harapos con que se cubre el pueblo llano. El padre Bellod sube al arrabal de san Ginés una montaña donde la población carece de viviendas, los niños van desnudos y los moradores entre aguas reciales, bardomeras y pringues malviven, se alimentan de los higos chumbos que brindan los nopales o van a robar fruta al huerto de unos frailes o al cerca del cura Jeromillo. Pudiera decirse que uno de los personajes es el hambre aunque Miró no es un escritor social.
Simplemente se preocupa por esa dicotomía entre el ideal inalcanzable que propone la iglesia que busca en su gestión la utopía y la penuria de las gentes irredentas a las que predica y sestean duran el sermón. El escritor se hace cargo de este fracaso. Lo agrio, lo feo, lo sórdido de la existencia contrasta con la hermosura y la contemplación estética. A los pobres siempre les tendréis con vosotros. Axioma bíblico.
Es el mayor ecologista de nuestra literatura. Hasta el siglo xix nuestros literatos se habían despreocupado del campo. No hay paisaje por ejemplo en nuestra novela picaresca.
Él se constituye en el mejor paisajista y soberbiamente describe la mies que orea en las hazas de terreno y cabecean movidas por el viento cuando huele a junio. O las clases de frutas que da esta región del maestrazgo: albérchigos, sabrosísimas cermeñas o pera rabona, bergamotos, zamboas, dátiles, naranjas, pomelos, cerezas, nopales que trajeron los moros y los españoles llevamos a Méjico, o el vino fondillón o rancio de Alicante, vino de consagrar el que llevan en las vinajeras los niños misarios. Uno se convierte a medida que avanza la lectura en acólito de esa gran eucaristía mística que brinda la naturaleza abundante y feraz.
El ambiente curial y levítico en el que se desenvuelve recuerda un poco a la Regenta de Leopoldo Alas pero a Miró escultor de retablos –Figuras de la Pasión-le falta vis dramática.
La acción es lenta y la urdimbre, débil en medio de una prosa triunfal y selecta, tan sensual que el lector parece oler a búcaros de licinias o contempla la magnificencia de los oficios religiosos en la catedral de Orihuela con aquellos chantres y el precentor que sube a cantar el evangelio detrás de la cruz alzada flanqueado por dos lampisteros o turiferarios.
Miró los embaula en un argadillo de lexicografía selecta. Una sonrisa abacial y un obispo que bendice tocado con una mitra con forma de boca de pez. Los jardines de los monasterios, dice, han enriquecido las vocaciones y el lenguaje castellano. Un clérigo fumador habla en la sacristía con voz gruesa entre vellones de humo. Se ven argollas en las puertas de nogal que delimitaban antiguamente la jurisdicción de la tierra de asilo y en los sillares de las pilastras catedralicias aun se percibe la herida de la gubia del picapedrero que las labró, operarios anónimos, de los que nada se dice, nada se sabe. Se escucha en la mañana el chacoloteo de las madreñas de las lecheras que suben la cuesta con sus herradas hacia la ciudad. Estas descripciones cuajan la mirada sobre un tiempo que se fue para no volver nunca más.
Leer a este levantino es como calmar la sed estética en un pilón de agua bendita, halla la palabra exacta. Estamos en una tierra requeté donde los mozos facciosos se unían a la partida con un escapulario bajo la camisa cuya leyenda decía: detente enemigo que el corazón de Jesús está conmigo. Era el detentebala. Pese a este amuleto la magnífica defensa fallaba y algunos no sobrevivían y los que regresaban de la partida volvían mutilados o epilépticos y el ambiente mezquino de Oleza les consumía acabando en la cárcel o en el patíbulo donde los reos antes de morir cantaban el Salve Regina. No es posible la utopía. Quisieron construir la ciudad de Dios pero esto es un valle de lágrimas. Gabriel Miró murió joven de un ataque de apendicitis en su casa madrileña del Paseo del Prado. Siempre que bajo a los Libreros me acuerdo de él. Como muchos escritores de España tuvo una vida difícil y errabunda. Combinó su obra creativa con el oficio de amanuense en un archivo del obispado de Barcelona. También fue periodista
españa saldrá adelante. Sube la afluencia turísitca a Canarias
Los periodistas no paramos de hablar de la crisis, pero España no se derrumba, pese a las grescas de sus políticos. Hoy el diario alem,an "Die Welt" reporta que ha aumentado la demanda de los turistas alemanes que quieren dirigirse a España para pasar sus vacaciones sobre todo a Canarias. El yihadismo, la guerra de Siria, las turbulencias en el Magreb y la paz que gozamos los españoles aunque tengamos que comer el pan de trastrigo de los escandalos políticos, colocan a España en lugar de preferencias. A pesar de las reivindicaciones de los moros sobre Ceuta y Melilla los españoles y los árabes nos conocemos bien y esta puede ser una de las causas de esta bonanza, pero no hay que bajar la guardia. De momento la paz españoa es un hecho y el rey Felipe VI que se la coge con papel de fumar está demostrando una gran cintura de avezado driblador en medio del stalemate o statu quo en que quedaron las elecciones parlamentarias de diciembre. No conviene cargar las tintas. Abramos puertas a la esperanza
2016-01-18
2016-01-17
HOY SAN ANTON LA GALLINA PON
Hata san Antón pascuas son. La ortodoxia celebra la fiesta del bautismo de Cristo y nosotros llevamos a nuestros animalitos a que el cura nos los bendiga. Yo tengo un burro que es tan elocuente como la burra de Balaam. se entrega a sus filaterías programadas, parece que le dan cuerda y se llama "Catalán". Es dócil pero testarudos, mira derecho y sus coces son implacables, se escucha su rebuzno implacable cuando huele a la hembra a cinco kilometros. Es de buena casta y en el pueblo de Tejares donde habito dice un capador que es el mejor garañón de toda la comarca, sería un crimen emascular al animal aunque ya es viejo, monta a las potras y a las asnas con facilidad, pero ya es algo viejo este pollino que ha padreado a centenares de muleto por todo el concejo. Debe de gozar de las bendiciones de san Anton. Hoy las gallinas tambien empiezan a cacarear los dias son más largos y las gelidas lunas de enero lucen firmamentos de plata. ¡Viva san Antón! Matemos el cochinillo que nos dará buenas tajadas y podremos comer bocatas de morcilla embutidas en pan bendito. Madrid tiene como una cara nueva un rostro virgen esta madrugada. Me voy para las Escuelas Pías
2016-01-15
GLORIOSO MIGUEL DE CERVANTES CAUTIVO DEL ISLAM E INCOMPRENDIDO POR SUS COMPATRIOTAS
CERVANTES CAUTIVO DE LOS MOROS
este es el año de Cervantes el inmortal ingenio cuyo arte rezuma sabia melancolía. Ingenio español incomprendido en su tiempo, veterano de la marina y herido en Lepanto, cautivo en Argel y en Constantinopla. Regresó a la patria por Cartagena despues de haber pagado su rescate un fraile mercedario de Arevalo, alfaqueque anónimo que lo sustituyó en la cadena. Alma de España quijotesca y aventurera, siempre a golpes con su idealismo y en pugna perpetua con los molinos de viento. EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE TODO ESPAÑOL BIEN NACIDO FESTEJARÁ SU MEMORIA
este es el año de Cervantes el inmortal ingenio cuyo arte rezuma sabia melancolía. Ingenio español incomprendido en su tiempo, veterano de la marina y herido en Lepanto, cautivo en Argel y en Constantinopla. Regresó a la patria por Cartagena despues de haber pagado su rescate un fraile mercedario de Arevalo, alfaqueque anónimo que lo sustituyó en la cadena. Alma de España quijotesca y aventurera, siempre a golpes con su idealismo y en pugna perpetua con los molinos de viento. EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE TODO ESPAÑOL BIEN NACIDO FESTEJARÁ SU MEMORIA
2016-01-14
VERSOS A MI EX
PUBLICO UN LIBRO DE POEMAS DEDICADO A MI HIJA HELEN
Estas navidades recibí por unas horas la visita de mi hija Helen que vive en Londres. Feliz reencuentro. No la había visto desde 1972 cuando me separé de su madre que estaba enferma de cáncer (creo que por la intercesión divina que no desoyó mis súplicas Suzanne Parra recuperó la salud)
Por todos los medios intenté ver a mi bebé pero Helen fue declarada "ward of court" (bajo la protección de la jurisdicción ordinaria) y se me negaba el acceso a la pequeña basándose el dictamen contra mí en abandono de hogar, lo que no era cierto.
He sufrido mucho por esta causa, en estos versos de amor y esperanza, alienta el deseo de un reencuentro que se ha producido al cabo de 43 años al cabo de muchas oportunidades e ilusiones perdidas.
El libro ha sido publicado por la editorial Circulo Rojo con gran pericia profesional y estará pronto en librerías. Si lo desean los lectores de este blog yo puedo remitirselos a su casa. Son poemas escritos hace casi medio siglos en los que se refleja el pasmo que obró en mí la Inglaterra mágica, la de Merlin y los encantamientos, cruzados y caballeros andantes, la de las catedrales y la de los Beatles que cantaban por entonces el himno de la Noche de aquel día. Fue un tiempo dorado y puedo decir que sin caer en la anglofilia pazguata de algunos españoles England made me.
Estas navidades recibí por unas horas la visita de mi hija Helen que vive en Londres. Feliz reencuentro. No la había visto desde 1972 cuando me separé de su madre que estaba enferma de cáncer (creo que por la intercesión divina que no desoyó mis súplicas Suzanne Parra recuperó la salud)
Por todos los medios intenté ver a mi bebé pero Helen fue declarada "ward of court" (bajo la protección de la jurisdicción ordinaria) y se me negaba el acceso a la pequeña basándose el dictamen contra mí en abandono de hogar, lo que no era cierto.
He sufrido mucho por esta causa, en estos versos de amor y esperanza, alienta el deseo de un reencuentro que se ha producido al cabo de 43 años al cabo de muchas oportunidades e ilusiones perdidas.
El libro ha sido publicado por la editorial Circulo Rojo con gran pericia profesional y estará pronto en librerías. Si lo desean los lectores de este blog yo puedo remitirselos a su casa. Son poemas escritos hace casi medio siglos en los que se refleja el pasmo que obró en mí la Inglaterra mágica, la de Merlin y los encantamientos, cruzados y caballeros andantes, la de las catedrales y la de los Beatles que cantaban por entonces el himno de la Noche de aquel día. Fue un tiempo dorado y puedo decir que sin caer en la anglofilia pazguata de algunos españoles England made me.
2016-01-13
¡UN CIRCO!
Lo de esta mañana en la Carrera
de San Jéronimo parecía mucho más un circo que un parlamento. Al fin los
pijoflautas, los advenedizos los hijos de aquellas madres a las que tanto amé
no podían ocultar su regocijo por pisar alfombra que aquí es de lo que se trata
pegando voces y cagándose en la puta España. Nuestro sino es el esperpento. Ya no
necesitan preparar oposiciones. La política ahora es un chollo.
Me pareció ver en la duermevela
del mañanero que en vez de señores diputados que venían a cobrar la nómina y a
coger sitio lo que entraba era el caballo del general Pavía a galope en el hemiciclo
pegando brincos.
¡Dios que espectáculo! una madre
de la Patria daba de mamar a su bebé en el escaño, sin necesidad de ama seca,
porque al parecer estaba bien dotada de buenas ubres. El infante tiraba con
avidez de la teta mientras sus compañeros de bancada decían riéndole las
gracias y los pedetes al rorro:
▬¡Qué rico es! ¿Cuánto tiempo
tiene?
▬Seis meses
▬¡Salud y república!
▬Tan chiquitín, y ya me lo metéis
en estas vainas▬ murmuró entre dientes un miembro de la leal oposición
Mientras uno de los jóvenes diputados
de Podemos que tiene una cabeza difícil y aspecto de sietemesino levantaba el
puño en alto. Salud y república, compañeros. Mister Churches el Coletas se
despachaba con otros gritos amenazantes. Algo vale que el descamisado lucía una
camisa azul proletaria que a mí me hacía recordar viejos tiempos. Don Rajadizo
el Mirifico quiero decir don Mariano Rajoy alias don Tancredo hacía puñetas en
un rincón y hablaba de enjuagues y de consensos.
El nuevo presidente de la Cámara
estaba encantado de haberse conocido. Pedro Sánchez pese a su nombre tan
unamuniano no puede evitar su aspecto de niño litri algo tarugo.
Y la “Mini woman” a la que llaman
la vice buscaba a alguien entre los corrillos.
Doña Celia Villalobos no podía
disimular que es una inútil metiéndose por todos los sitios. Ella es de las
funcionarias de toda la vida que pasan sin llamar.
Hoy me acordé de un cuento de
Clarín en el que lloraban los dos leones que montan guardia ante el estilóbato del
palacio de las Cortes. Uno se llamaba Benavides y viene de las montañas de León
y el otro menos berroqueño pero con la garra firme y muy tieso fue esculpido
con el bronce de las balas de las guerras del Rif. Las dos estatuas no podían
disimular el enojo y la tristeza. El parlamento hoy era un circo lleno hasta
los topes de demagogos sin elocuencia que no saben hacer la o con el canuto. Sus
señorías ya están aquí porque han venido. La vera efigie de la estupidez sin
señorío.
El país al que yo amo no se
merece esto. Son unos trepas. Bien puede liarse la gorda y esto lo digo sin dármelas
de profeta. Ya anuncié en su momento que esto puede acabar como el rosario de
la aurora… The rain in spain falls mainly
in the plains. (La lluvia en España vierte sobre la llanura, según un
adagio que los escolares ingleses aprenden en las clases de fonética). Esto es
un trabalenguas
2016-01-12
BUSCONES Y BUSCONAS
EL BUSCÓN ENTRA EN MADRID
Don Pablos cobrada la herencia
que le dejara su difunto padre el barbero (afeitaba barbas rapaba bolsas) y
habiendo hecho un corte de manga a su tío el verdugo del que se fue sin
despedirse al cabo de una comilona antropófaga cosas del hambre pero en este
capítulo se narra cómo se mete de adobo al que hicieron cuartos hubieron de
meterse los comensales una cántara de vino para que pasaran bien los
pastelillos de carne dudosa él no lo prueba y observa cómo los que comensales
de la merendola acaban andando a gatas de la zorra que cogen. Pues lo dicho se
presenta en Madrid sin coger el busvao y entra por las Rozas donde en una
posada traba conocimiento con un hidalgo de gotera de los que que se
espolvorean la barba con migas de pan salen a la calle y van paseando muy
dignos haciendo ver a sus semejantes que comieron… llegó a aquella insigne villa gomia de tantas sabandijas que como una
dellas le recibió y amparó en sus muros” después de referirse a la hospitalidad del
rompeaolas de las Españas que a todo el mundo acoge cuenta el autor que su
personaje entra en la capital por las rozas subido en el carro de un arriero.
Catalina y Aldonza se llaman las mozas del mesón. Vestían mantellinas de
Segovia basquiñas y otras galas de fregatriz. Vienen de todas partes en busca
de fortuna los famosos paseantes en corte que rellenan páginas y más paginas
capitulos y más capitulos de la literatura española. Quevedo los llama
pretensores. Ellos son preservativos del buen ánimo (lo de preservativo es una
palabra degradada en sus tiempos tenía un sentrido místico) acudían a la sopa
boba de los conventos y por el enverano bajaban a la pradera de San Isidro a bñarse ellos en cueros y ver bañarse con el
mismo traje a las hijas de Eva a bailar la capona y a comer las rosquillas del
santo. Por atavío ropones de veintisodseno calzas y ropillas capa terciada una
sotanilla de paño segoviano estudiantes y clérigos. Algunos se van a vivir a
los mesones de la calle Majadericos como la Niña de los Embustes otros buscan albergue en la
posada del Peine. Por la calle pasan aguadores y letrados buhoneros freanceses
vendiendo acericos y alfileres dueñas con la cesta camino del mercado de la Cebada muy atalajadas. Ya
llegaron las mozas de partido irlandesas y las amas secas gallegas y asturianas,
un fraile arrea su mula por la costanilla y acaba de llegar a
la corte un arzobispo nada menos que el nuncio de Su santidad con una reata de
coches y palafrenes entre grandes reverencias de lacayos idas y venidas de la
guardia noble. Unos vienen y otros van. Algunos hacen la jera para siempre. En
San Ginés hay lutos y ropones. Se celebra el funeral por una dama principal
pero hay un bautizo en san Sebastian y por la puerta de san Martin sale una
boda. Vivan los novios. Llegada la tarde los amantes acudan a la reja de sus
adoradas para dar Martelo y palique. Viene la ronda y un farolero a voz en
cuello grita a voz en cuello lo de las doce y serena. Un poco más allá subiendo
Montera y a favor de las sombras dos caballeros embozados se baten en duelo por
una mujer. Uno de ellos es traspasado por el florete del rival y al caer pide
confesión. Se escucha en San José unas lúgubres campanadas. Es el toque de
ánimos. Unos hacen la jera otros aparecen unos vienen y otros van. La rueda de
la fortuna se mueve sin parar. Movimiento perpetuo. Risas y llantos. A unos les
va bien a otros mal. Y de los escarmentados se hacen los arteros. Quevedo en
esta gran novela picaresca pìnta las costumbres a la tremenda pero todos los
pasajes todos los capitulos esconden intención moralizante. Describe las mañas
de la tercería refleja el doble rasero
de curas hipocritas monjes vagabundos afluyendo a su prosa “ujn diluvio
de razones y una tempestad de señas”. El arte conceptista de don Francisco de
Quevedo y Villegas exhibe borchazos tremendistas que dan lugar a un cuadro del
siglo XVII en negro trescientos años antes de aparecer Goya. Lo goyesco lo
quevedesco lo esperpentiuco son colación razonable. Un escritor se revela por
su lenguaje la particularidad de su estilo la manera de acopiar datos y por el
“palabrero”. Ahí la pluma de este madrileño alcanza cotas inalcanzables.
Demuestra cómo el castellano bien manejado puede ser un gozo estético. En la
estructura del relato corto y punzante hay parataxis. El cuento se proyecta
hacia un objetivo concreto sin disgresiones de una forma punzante. Es como si
el autor manejase garfios o azotase con los gatos de la caricatura y de la risa
tanto al lector como a los personajes. Lo que resulta es un trozo de viva.
Páginas inmortales. Quevedo nos presenta lo que en España no muere nunca
historias mejor o peor hilvanadas algunas cogidas por los pelos otras cohesivas pero inmortales. El Buscón es la
crestomatía ambiental de la mentalidad de una época sin talante trágico sino humorístico
con una gran sinalectica o prosa descriptiva bien calzada con botas de siete
leguas parrafos en los que se pone el caballero de las espuelas de oro las
cachondas que así se llamaban entonces los pantalones sobre los que iban las
botas de montar. La razón de ser el leitmotiv del Buscón es el hambre. El sexo
se sobrentiende o hay que echarlo de comer aparte… “que nunca nos enamoramos sino pane lucrando; las damas melindrosas por
lindas que sean entre nosotros están de más y así siempre andamos en recuedta
de una bodegonera por la comida, con la huéspeda por la posada, con la que abre
los cuellos por el que trae el hombre nos almidona nos plancha y nos lava… pues
comiendo tan poco y bebiendo tan mal no se puede cumplir con todfas”. Si te
abres de rodillas se verá el ventanaje y aquí conviene disimular. Entre burla y
juego empedré la faltriquera de mendrugos-
EN EL NOMBRE DE ESPAÑA
SAGUNTO
Huyendo de la realidad que me
circuye vuelo a Sagunto en las alas del pájaro de la imaginación que me
transporta hacia los paisajes de mi infancia vía de las páginas gastadas de mis
enciclopedias escolares hoy arrinconadas
por los nuevos esbirros de una cultura que profanan cementerios
cristianos y tronzan cruces y tumbas en Jerusalén. Esos criminales que lo
perpetran están sedientos de sangre y desconocen la historia. Sagunto nombre de
heroicidades y de holocaustos. Un pueblo entero en armas que prefirió arrojarse
a las llamas antes que rendirse al invasor.
Primero contra Roma después
contra Cartago. Aquí quedan las ruinas testimoniales y la piedra donde Amilcar
Barca pronunció el juramento de odio eterno al invasor foráneo. Sagunto, capital
de la Edetania, es símbolo de la furia española. Luego han borrado su nombre de
los libros. Otro holocausto, holocausto de la memoria, que no es prudente
citar, pero vamos a ver lo que pasa. El año 216 Sagunto fue sometida a cerco
por Aníbal.
Mil veces sitiada y hostigada con
catapultas, helepolis, arietes y otras máquinas de asalto, mostró su rostro
indomeñable. El cartaginés tenía prIsa por pasar los Alpes para ir a hostigar a
Roma pero esta pequeña ciudad del imperio se le interpuso en el camino. La ciudad
cercada no capituló y sus moradores se inmolaron en una hoguera antes que
claudicar. En la inmensa pira sucumbieron hombres, mujeres, ancianos y niños. Un
holocausto. Prefirieron la muerte a la esclavitud. Todo un paradigma para las
tribus diversas y conversas que relinchan, gorgoritean y regüeldan de comodidad
y pasividad en la España citerior y ulterior. No quieren saber nada de la
llegada de los bárbaros. A estos las guerras púnicas les quedan muy lejos pero
la pella se viene. Se entregan a los placeres de la mesa y el vino, se
desparraman indolentes ante la caja tonta para ver los morros siliconados de la
Belén Esteban mientras escuchan el griterío de las vecindonas mediáticas. Depravación
y puterío de sietemesinos con coleta y de ese alcalde de la heroica Gerona que
es hijo de un carnicero y larga sus gargajos contra la España. De la Pili de
Rahola mejor no hablar. Pronto se van a cagar de miedo cuando vean al carnero
de la legión por las Ramblas. El honorable Pujol, un ladrón más con sus
compinches desde luego, irá a la cárcel. Sagunto es un nombre inefable que no
conviene olvidar. Aníbal lo tuvo crudo. Sucumbió, tras vencer en Trasimeno, con sus elefantes en la
batalla de Zama, y Roma quedó indemne para siempre del furor cartaginés y su odio
africano, gracias a Escipión un genio de la guerra del ejercito imperial. Fue Anibal, el hijo de Amilcar Barca, un yihadista para que nos entendamos a la antigua. Conviene recordárselo
a los desmemoriados.
2016-01-11
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