2022-11-06

 LIZ TRUSS UN LINGOTE DE HIERRO DERRETIDO



Me siento en los quiciales del puente de Valdevilla que es el puente de la memoria y me pregunto quié habrá pagado la alfada de mi redención. Doy gracias a dios por haber sobrevivido. Yo fui un enamorado de Gran Bretaña donde conocí el amor y llevo conmigo una canción de portante que recito cuando  estoy afligido y me vienen ganas de arrojarme por el puente romano de Valdevilla:

Segovia my venture

England my adventure

Russia my palestra

Spain my grave in parte dextra

Una señora de boca torcida y dificil a la cual Lavrov le puso a caldo perejilero ha sido elegida para mandar el gobierno de los ingleses. Hago un repaso  de los inquilinos de Downing Street que sonaron a lo largo de mi existencia. A Attlee no lo conocí. Era un niño. Pero asistí a los funerales de Winston Churchil len 1965. Toda Inglaterra se echá a la calle blandiendo banderas de la Union Jack El patriotismo inglés es como una tenaza. They never give up. Se parece al ruso aunque el ruso sea menos delirante. Harold Mac Millan inauguró una nueva era triunfal la de los Betles y la música pop. “We never had it so good” nunca lo tuvimos mejor. Su nombre viene asociado a las tazas de té que ingerí, a los cigarrillos baratos que fumé Woodbine y Number Six, las botellas de leche en el alfeizar con una canción de juventud No milk today my love is far away y las pintas de cerveza que degusté en aquellos paradisiacos pub de los Old Merry England. Hasta los prados y los robles me hablaban de Shakespeare y yo me preparaba a vivir la experiencia de una estrofa de los Canterbury Tales. Su recuerdo viene asociado Al de los labios de las mujeres que besé. Y sólo hubo grande hermosa grande y libre. El amor sólo pasa una vez en la vida por nuestra puerta y no lo comprendí medio de mí. Los ojos de Suzanne me acompañan hasta el sepulcro recriminándome mi alocamiento y desventura. ¿Qué hiciste de tu vida, Ton? Luego vendría sir Alec Douglas Hume al que tuve el honor de entrevistar pero los dos primeros ministros de mi época fueron Harold Wilson que me enseñó a fumar en pipa, a ser honesto, austero y vivir una vida laborista no frills. Callagahan con su gesto avuncular me insinuó modos de vida y a ser un lector impenitente de las ediciones baratos de la Penguin. Los sesenta y stetan fueron años felices y preeminentes. Aquel mundo feliz acabó con la Dama de Hierro. Se cerraron as minas, los obreros al paro. El triunfo del gran capitalismo. Inglaterra sacó pecho, algo que siempre da un poco miedo cuando vives allí, sobre las Malvinas. A la siguiente la señora May de aristocrática nariz apenas la conocí y Boris Johnson el  de los cabellos alborotados con aspecto de haber recién metidos los dedos en el enchufe  me parece que es lituano.  Gran Bretaña volvió por sonde solía: a la balanza de poderes y se hizo bronca y aguerrida. No entiendo su rusofobia. Creo que Inglaterra y Rusia se parecen y ostentan idénticos signos zodiacales. Desde luego yo aprendí periodismo en Fleet street y una de las normas era la objetividad narrar una historia con sus altos y bajos sus intercadencias pero ahora la prensa inglesa cuando se refiere a los rusos se calza el coturno de la agresividad y el berrinche. Han apostado por Ucrania y Zelensky es un jamelgo perdedor o al menos eso me parece a mí que soy rusófilo y anglófilo simultáneamente sin merma de mi amor por España. No quisiera que los misiles rusos alcancen a ninguna ciudad de la pérfida Albión. Porque allí viven personas que llevan mi sangre 

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