05/11/12
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DOSTOYEVSKI ES OTRA HISTORIA
para entender a Dostoievski debe
el lector lanzarse a las profundidades del alma humana. Es diferente a los
demás. Párrafo largo que se cine al venero interior, a los flujos de
conciencia. Contradicciones y repeticiones, pero, sobre todo, un gran poder de
observación. Los hermanos Karamazov constituyen un homenaje a la Psique
de los griegos. Hasta el siglo XIX no hay paisaje en la novela. Pues bien, el
poderoso escritor ruso es un paisajista del mundo interior y al mismo tiempo un
tratadista de la patología del ser humano sumido en las pasiones, atraído por
el bien, pero seducido al mismo tiempo por el mal. Su arte universal es
valedero para el hombre de todos los tiempos y habitante de los más diversos
países. Círculos que se cierran, caminos que se abren, sonidos, imágenes, sus
personajes se someten subyugados a la fuerza del hado. Derrumbamientos, celos,
asesinatos, envidias, la muerte, el asesinato, los complejos mal explicados y
las manías del cerebro... todo eso es Dostoievski que zambulle su pluma en la
vida irremediable restregándola en una eclosión de metáforas. Es frío y afilado
como un tempano. Toda su obra se escribe a orillas del Neva donde en primavera
con la rasputitsa[1]
bajan por el embancamiento de la avenida Nevski bloques de hielo, fantasmas
helados. El ritmo es frenético u exige en el lector un esfuerzo de
concentración. Leyendo Crimen y Castigo yo he perdido muchas veces el huelgo
pero tanto me atrajo su lectura que pasé noches enteras con el libro. Noches
blancas. ¿por qué mataría Kolecnikov a la vieja? Hace buena novela negra pero
Sherlock Holmes o el inspector POIROT son entes superficiales que se abstienen
de profundizar en todo el bagaje psicológico de antecedentes penales y de
traumas que le conducen a un malhechos a perpetrar la acción. En este escritor
hay un mago de la palabra que la esgrime a la vez como aliento del diablo y
susurro del cristo. Lázaro sal fuera. Redímete. Su `pensamiento profético está
relacionado con la gran liturgia bizantina. Cuando rasguea su pluma sobre el
papel se percibe como la salmodia de un monje que invoca al creador e impetra
misericordia por la humanidad castigada. Resucita hombre del tiempo. Mira a lo
alto. En muchos capítulos se lanza un responso penitencial y el texto discurre
por vericuetos que recuerdan a los banquetes funerarios o convites feriales de
la antigüedad eslava cuando se comían hojuelas y luego se esparcían sobre la
tumba del muerto. Un rito de fecundidad desde la creencia de que todo lo que
muere resucitará. Al grito de Getsemaní le seguirá un canto de resurrección. En
los grandes maestros rusos parece aletear la luz de la lamparilla votiva que
alumbra los iconos.
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