D. H LAWRENCE EL AMANTE DE LADY CHATTERLEY
El sexo carece de sentimientos no tiene piedad
es una mecánica en la cual se impone el proceso de selección natural. Mucho
gimieron los poetas exaltando la belleza de cristal de sus amadas amor cortés
contra amor carnal estamos hechos del barro. En la amargura o la casualidad
fuimos concebidos, y en medio de cierta asquerosidad del coito menstural , y
entre esterores venimos y entre estertores nos vamos. Sujetos a la maldición
biblica parirás los hijos con dolor que pesa sobre nosotros. Cierta amargura se
siente cuando un escritor de categoría descubre la cruda verdad de esos "facts
and figures" del caracter inglés, tan pragmático.
Sin embargo la explicación biblica acaso no
sea suficiente. Se rompe el botijo hagamos cacharritos y a eso de los nueve
meses... Eros y Tanatos van de la mano. Es una píldora dificil de tragar un
hecho que deja sin palabras a los jueces a los moralistas a los sociologos. Se
rompe el hiemen sin consideración alguna obedeciendo a los imperativos del
instinto. Las religiones trataron de sublimar este hecho pero ya digo no es
suficiente.
Impervida ante los sentimientos humanos la
madre naturaleza no sabe ni contesta ante el llanto de los amantes despechados
y la cosa acaba en los desastres que a diario presenciamos en los telediarios
el crimen pasional.
El feminismo reduccionista puro y duro trata,
asimismo, de obviar el axioma de que la hembra está hecha para concebir y parir
aunque sea el sexo fuerte y se relegue al varón el papel de zangano de la
colmena. ¡Pobre señor!
El Islam al abominar de la pornografía posee,
dicen unos, una respuesta más contundente que el cristianismo frente a este
hecho inelutable y aterrador a mi juicio el papel de madre y educadora y el
puesto que ha de tener la mujer en el harén.
La destrucción de este equilibrio biológico
mediante una liberación del erotismo incide en la depravación de costumbres y
la degenaración de un país.
Un poco dura es dicha sentencia, pero todos
estamos aquí a causa de un momento de pasión entre un hombre y una mujer. Tanto
la anticoncepción como la represión del deseo- un verdadero derecho - o la
manipulación exclusiva de la sexualidad como un instrumento de placer va contra
natura. Sin embargo, no se le puede poner puertas al campo.
El amante de Lady Chatterly (auténtico
novelón) fue un libro prohibido en Inglaterra desde su publicacón en los años
20 hasta 1961 cuando un jurado popular lo sacó del entredicho. Su autor estuvo
acusado del delito de obscenidad.
D.H Lawrence tuvo que emigrar del país, se
asentó en Nuevo Mexico. Casado con una alemana recibió todos los palos del
Establishment. Le acusaron de nihilista, de bolchevique e incluso de fascista y
de nazi.
Está por ver si tuvo alguna relación con los facciosos de Morley o con Lord Haw-Haw,
el locutor de Radio Berlín, que muriera en el palo por colaboracionista. ¿Fue
un camisa negra? En realidad y cualquiera que sea la respuesta le cupo como
destino la persecución que aguarda a los genios.
Su prosa alcanza alturas en el idioma inglés
sólo superado por Shakespeare y es una deliciosa oferta de los sentidos por la
acuidad y solercia con que maneja la lengua, al describir actos escabrosos,
tanto en el habla clásica como en la dialectal porque la sociedad británica ha
estado siempre dividida en clases sociales (arriba y abajo) y la prosodia de
que le hace el individuo al expresarse le asigna un lugar en la sociedad.
Es por lo que no prosperaron allí a diferencia
de entre nosotros los españoles donde se está tratando de dar vida a formas de
hablar ya fenecidas como el bable el gallego, la fabla cataloaragonesa o el
castúo.
Todo vale en ese intento revolucionario y oscurantista
que trata de poner patas arriba un idioma tan bello y tan noble como el de
Cervantes.
Para los británicos, en contraposición, lo
vernácula es un signo de desprestigio social. "You have to speak proper
English".
"Lady Chatterley Lovers´s" narra los
amores de una condesa, Constanza (Connie), con el guardés, Oliver Mellors, de
la finca de su marido, Clifford Chatterley, un acaudalado industrial
propietario de minas en la región de los Midlands que regenta una mansión en
Wragby Hall en el norte de Inglaterra.
Connie y Clifford contraen matrimonio en agosto de 1917. El novio es llamado a
filas. Parte a la guerra de Flandes y es herido por una granada que le deja
paralizado de cintura para abajo.
En las coordenadas del drama se conjugan el
amor carnal y el espiritual. La impotencia convierte al protagonista Clifford
en un tipo peculiar. Se desarrolla la parte anímica mientras queda anquilosado
por la impotencia la parte carnal. Triunfa Lord Chatterley en las finanzas.
Mientras su esposa, Connie, bella y elegante, se aburre en la jaula de oro.
Con tales prolegómenos ya tenemos cocinado el
pisto de este plato fuerte y provocador servido en forma de fábula pero muy
amarrado al presente; es evidente que todo aboca al adulterio. Encuentra la
lady el amor con un miembro de la servidumbre al que va a visitar en su cabaña
y vive intensos momentos de delirio
maravillosamente descritos por la solerte prosa de Lawrence. Epos y Pathos
manos a la obra. Sin embargo Ethos o la fuerza moral se inhibe. Los Cielos muestran
su rostro inescrutable ante las pasiones. No dictaminan una sentencia, no dicen
si esa acción está bien o está mal. La naturaleza marcha de espaldas a la
ética. Los predicadores desde sus púlpitos de mármol pondrán el grito en el
cielo. E inútilmente se desgañitan. Bramarán los puritanos. Tendrá solución la
cosa? Me parece que no. El ser humano no cambia mientras avanza el progreso y
se dispara la carrera de adelantos tecnológicos.
El estudio de los personajes es perfecto lo que acendra el interés de la acción
(cuando tomas el amante de Lady Chatterly entre las manos no puedes dejarlo
hasta llegar al punto final y yo he vuelto a releer esta obra al cabo de
cuarenta años y he visto plasmado en el libro episodios de mi vida e incluso de
la sociedad en medio de la cual vivo donde el sexo de alto voltaje es una
fuerza, la fuerza de la Red) de este texto profético que anuncia la llegada de
un tiempo nuevo, la caída del imperio británico - Mellors sirvió en la India en
regimiento de lanceros como teniente del ejército colonial - la irrupción de
las masas embrutecidas que piden ser dominadas y sometidas a la férula de pan y
circo y, sexo , por supuesto.
Por primera vez en la lengua inglesa se
describe con todo detalle, sin caer en el barrancal de la pornografía, la mecánica
funcional del coito, los lugares recónditos, el sexto ojo del cuerpo humano que
no es lo que se dice muy estético, la exuberancia de falo.
Es esta obra un homenaje a Príapo en un
intento por resucitar el sincretismo de las deidades mitológica. El autor nos
revierte a los cultos ancestrales paganos y escribe sin rubor las palabras
prohibidas en inglés pero que están a toda hora en el lenguaje de la calle en
los chistes verdes o en los gags de los cómicos caricatos: fuck, prig, cunt,
de forma triunfal, sin dar de lado a lo violento y sucio de los olores, las
diferentes posturas que despiertan el sector oscuro y ninfomaníaco de la
protagonista; la pasión viene de la mano de la curiosidad, ese morbo por
conocer y experimentar. Eros y Tanatos son dos hermanos gemelos. Al caer en las
redes de Cupido nos hacemos novios de la muerte.
Es un clásico, pero a este adalid de la
literatura inglesa sus paisanos le negaron el pan y la sal.
La Iglesia de Inglaterra puso los libros de
Lawrence en el Índice. Fue procesado por el tribunal Supremo bajo la acusación
de atentar contra la moral y las buenas costumbres.
Parece ser que resulta un pecado para los
cursis y eso de remar contra corriente de la ramplonería y el convencionalismo
imperante descubrir la cruda realidad.
Si bien es cierto que Old Vailey levantó el
interdicto hoy las obras de este tremendo escritor, nefasto para algunos,
siguen en la alacena de las novelas raras y curiosas. El nombre de D.H Lawrence
para los ingleses no ha podido resarcirse de los baldones y sambenitos que
pesaron sobre él.
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