Benedicto XVI Silvester Abend. MANTUVO LA MISA EN LATIN Y DESCUBRIÓ QUE NO HAY PURGATORIO

 

EL GRAN PAPA Benedicto XVI ha muerto en el Señor en un día tan transeúnte para los alemanes como es la tarde de San Silvestre, aquel papa alemán que subió al solio pontificio coincidiendo con el terror del milenario. A lo largo de mi obra escribí largo y tendido sobre el suceso.

Al atardecer del año 1000 todas las iglesias de Alemania estaban llenas de fieles cantando su arrepentimiento, era el terror del milenario, el fin del mundo, pero el mundo no se acabó. El sol siguió saliendo, la luna alumbrando y la tierra dando vueltas al perihelio. Joseph Ratzinger se marcha en medio de dudas y estremecimientos, un halo profético de bondad rodeó su figura.

Los judíos le odiaban por alemán y alegaron que siendo adolescente había pertenecido a las juventudes hitlerianas. Posteriormente, en una conferencia que dio en Ratisbona los islamitas crearon una campaña contra su persona por sostener que el islam es la religión de la espada. Era la idea que sostenía Lutero cuando Alemania estuvo a punto de caer en manos de los turcos tras la rendición de Viena. Yo muchas mañanas me levantaba temprano y conectaba la radio de onda corta y sintonizaba la misa en latín de Radio Vaticano. Muchos días la decía el cardenal Ratzinger yo lo notaba por su fuerte acento alemán y ahí tengo yo las cintas de todas esas grabaciones.

Su elección supuso para mí un tiempo de esperanza. Era un teólogo que sucedió a un político, el polaco Wojtyla. Pero Ratzinger al parecer desplacía a las fuerzas oscuras. Entonces en el Vaticano se dio un verdadero golpe de Estado y trajeron al peronista Bergoglio, que en su juventud oscura había sido guardaespaldas y portero de una discoteca. Un desastre. De todos los papas, el más deleznable.  El peor. Por el contrario, Ratzinger era manso y humilde de corazón, todo lo contrario que el bonaerense que entró en la curia como un elefante en una cacharrería. 

Aparte de sus misas radiales (hoy están suprimidas en la onda vaticana) hizo lo posible para que no desapareciera la misa de san Pío V que muchos seguimos celebrando a diario y guiado por Lutero, suprimió la teología del purgatorio, incentivo a las indulgencias, a tantas simonías en el seno de la iglesia. Teológicamente, Ratzinger dentro de la ortodoxia fue un revolucionario, intentó un acercamiento a las iglesias orientales y reconducir la deriva teológica del Concilio Vaticano II aborto, secularización de los curas, pederastia y todo eso. Era en realidad un hombre de curia, pero que no había renunciado a su estilo de Pfarrer (párroco) bávaro con un gran bagaje intelectual. Sufrió mucho, pero en medio de las más recias tribulaciones no perdió la sonrisa